miércoles, 31 de octubre de 2012

VOY A ENTABLAR UN PROCESO CONTRA USTEDES...


Jeremias. 2: 9-13
9- '' POR ESO, YO, EL SEÑOR, LO AFIRMO:
VOY A ENTABLAR UN PROCESO CONTRA USTEDES Y SUS NIETOS.
10- VAYAN A LAS ISLAS DE OCCIDENTE Y OBSERVEN; ENVIEN A ALGUIEN A QUEDAR PARA QUE SE FIJE BIEN, A VER SI SE HA DADO EL CASO 11- DE QUE UNA NACION PAGANA HAYA CAMBIADO A SUS dioses. ¡Y ESO QUE SON dioses FALSOS!
PERO MI PUEBLO ME HA DEJADO A MI, QUE SOY SU GLORIA, POR IDOLOS QUE NO SIRVEN PARA NADA.
12- ¡ ESPANTATE, CIELO, ANTE ESTO! ¡PONTE A TEMBLAR DE HORROR!
YO, EL SEÑOR LO AFIRMO.
13 -  '' MI PUEBLO HA COMETIDO UN DOBLE PECADO: ME ABANDONARON A MI, FUENTE DE AGUA VIVA, Y SE HICIERON SUS PROPIAS CISTERNAS, POZOS ROTOS QUE NO CONSERVAN EL AGUA.

Palabra de Dios. Gloria a ti Señor Jesus.
(Biblia Dios Habla Hoy, Version Catolica)

ORACION Y REFLEXION DE LOS FIELES.

Amado Dios Eterno y Padre de Jesucristo, te rogamos nos llenes del Espiritu Santo y que nos provea de la luz que irradia tu Amor, tu caridad perfecta y que la Sangre de Jesucristo derramada en la cruz por todos nosotros nos sane y nos cure nuestras almas, Cuando escuchamos tu Palabra en esta reflexcion que hoy nos ocupa, nos demos de cuenta que tu enojo es justo: Nos hemos apartado de ti y hemos seguido a dioses falsos.  Nuestra dureza de corazon es prueba de que andamos por el camino errado. Nos falta la sinceridad de nuestro sentir, Nuestros corazones estan llenos de idolatria sinembargo solo tu puedes cambiar esos corazones de piedra por corazones  de carne que latan al unisono del vuestro. Por ello hoy te imploramos que por la intercesion de la Santisima Virgen Maria, San Jose, y todos los santos nos lleves siempre tomados de la mano tras las sangrientas pisadas de tu Hijo Jesucristo Nuestro Señor. Te pedimos por todos y cada uno de los hermanos que hoy reciben esta Promesa para que ellos tambien con sus familias reciban la sanacion del cuerpo, de la mente, del alma y del espiritu. Te rogamos por nuestro Santo Papa Benedicto XVI y todos los sacerdotes, pastores, religiosos y religiosas. No nos  abandones antes bien cubrenos con el manto de La SANTISIMA TRINIDAD Y NOS CONSAGRAMOS A LA PRECIOSISIMA SANGRE DE JESUCRISTO Y A LOS CORAZONES UNIDOS DE JESUS Y DE MARIA AMEN.


 
EVANGELIO DE HOY     
 Miércoles 31 de Octubre de 2012
 
Santoral
·     San Quintín

·     Primera Lectura: Efesios 6, 1-9

"No como quien sirve a hombres, sino como esclavos de Cristo"   Hijos, obedeced a vuestros padres como el Señor quiere, porque eso es justo. "Honra a tu padre y a tu madre" es el primer mandamiento al que se añade una promesa: "Te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra." Padres, vosotros no exasperéis a vuestros hijos; criadlos educándolos y corrigiéndolos como haría el Señor. Esclavos, obedeced a vuestros amos según la carne con temor y temblor, de todo corazón, como a Cristo. No por las apariencias, para quedar bien, sino como esclavos de Cristo que hacen lo que Dios quiere; con toda el alma, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a hombres. Sabed que lo que uno haga de bueno, sea esclavo o libre, se lo pagará el Señor. Amos, correspondedles dejándoos de amenazas; sabéis que ellos y vosotros tenéis un amo en el cielo y que ése no es parcial con nadie.
·      
·     Salmo Responsorial: 144

"El Señor es fiel a sus palabras."
Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, / que te bendigan tus fieles; / que proclamen la gloria de tu reinado, / que hablen de tus hazañas. R.
Explicando tus hazañas a los hombres, / la gloria y majestad de tu reinado. / Tu reinado es un reinado perpetuo, / tu gobierno va de edad en edad. R.
El Señor es fiel a sus palabras, / bondadoso en todas sus acciones. / El Señor sostiene a los que van a caer, / endereza a los que ya se doblan. R.
 
·     Evangelio: Lucas 13, 22-30
"Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios"
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?" Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: "Señor ábrenos" y él os replicará: "No sé quiénes sois" Entonces comenzaréis a decir: "Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas". Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados". Entonces será el ll anto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos."
 
 
 
Reflexión:
 
REFLEXION DEL SANTO EVANGELIO:
 
Hoy se escucha decir: "Dios es tan bueno, que la verdad yo creo que nos va a salvar a todos". Esta expresión es en parte verdad y en parte no. Ciertamente Dios es tan bueno y nos ama tanto que "envió a su Hijo amado para que todo el que crea en él no muera sino que tenga vida eterna". Sin embargo, requiere, como lo hemos oído hoy de nuestro Señor, la cooperación del hombre: "Esfuércense por entrar". Este esfuerzo no es otra cosa que la cooperación a la gracia que Dios ya ha depositado en nuestro corazón y que nos impulsa a vivir en la gracia y a rechazar el pecado.

De manera concreta podemos decir que una de las formas más efectivas de cooperar a esta gracia, es reconociendo con sinceridad nuestras áreas débiles (las que de ordinario nos llevan al pecado) —acción de la gracia—, y alejándonos de las ocasiones de pecado —cooperación humana.
 
 
REFLEXION DE LA PRIMERA LECTURA:


La vida cristiana en su cotidianidad es algo que sorprendía a los que trataban con los primeros cristianos, pues las relaciones entre ellos estaban marcadas por el amor. Este amor se expresaba en las relaciones entre padres e hijos y sobre todo con los esclavos y su trato entre éstos y sus patrones. Era un trato en el que cada uno entendía con claridad su rol delante del Señor. Los hijos manifestaban su amor obedeciendo a sus padres y éstos mostraban su amor educando y corrigiendo a sus hijos.
Esta relación entre padres e hijos es una de las cosas que debemos de retomar en nuestra vida cotidiana, en donde vemos una gran rebeldía de parte de los hijos, la cual, según mi opinión, está basada en una falta de educación apropiada, en donde se les ha buscado dar todo y más a los hijos. Según mi parecer, son pocas las familias, aun cristianas, que educan en la disciplina y en la austeridad, que educan a los hijos en el “temor de Dios”, para que lo respeten y lo amen. Este principio es básico si queremos que nos obedezcan pues, si no hay respeto hacia Dios, será difícil que lo haya para con nosotros.
Mostremos nuestro amor a los hijos educándolos en una relación seria y amorosa para con Dios nuestro Señor.
 
Jesús, muéstrame la manera adecuada de ser un buen hijo. Tú, que siempre fuiste el Hijo en quien el Padre se complace, muéstrame cómo ser un hijo en quien mis padres se complazcan. Padre celestial, enséñame a ser padre como tú eres Padre, quiero amar a mis hijos, como tú me amas, quiero educarlos como tú me educas, quiero disciplinarlos como tú lo haces conmigo.
 
Hoy confrontaré mi manera de ser hijo y padre con la manera de serlo de Dios y haré los ajustes necesarios para ir imitando cada vez más su manera de serlo.
 
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.

Pbro. Ernesto María Caro.

 
San Quintín, Mártir, Año 287
 
Fue Quintín hijo de un senador romano muy apreciado de la gente.
Se hizo amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó.
 
El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión.
Cuando el Papa San Cayo organizó una expedición de misioneros para ir a evangelizar a Francia, Quintín fue escogido para formar parte de ese grupo de evangelizadores.
 
Dirigido por el jefe de la misión, San Luciano, fue enviado Quintín a la ciudad de Amiens, la cual ya había sido evangelizada en otro tiempo por San Fermín, por lo cual hubo un nutrido grupo de cristianos que le ayudaron allí a extender la religión. Quintín y sus compañeros se dedicaron con tan grande entusiasmo a predicar, que muy pronto ya en Amiens hubo una de las iglesias locales más fervorosas del país.
 
Nuestro santo había recibido de Dios el don de sanación, y así al imponer las manos lograba la curación de ciegos, mudos, paralíticos y demás enfermos. Había recibido también de Nuestro Señor un poder especial para alejar los malos espíritus, y eran muchas las personas que se veían libres de los ataques del diablo al recibir la bendición de San Quintín. Esto atraía más y más fieles a la religión verdadera. Los templos paganos se quedaban vacíos, los sacerdotes de los ídolos ya no tenían oficio, mientras que los templos de los seguidores de Jesucristo se llenaban cada vez más y más.
 
Los sacerdotes paganos se quejaron ante el gobernador Riciovaro, diciéndole que la religión de los dioses de Roma se iba a quedar sin seguidores si Quintín seguía predicado y haciendo prodigios. Riciovaro, que conocía a la noble familia de nuestro santo, lo llamó y le echó en cara que un hijo de tan famoso senador romano se dedicara a propagar la religión de un crucificado. Quintín le dijo que ese crucificado ya había resucitado y que ahora era el rey y Señor de cielos y tierra, y que por lo tanto para él era un honor mucho más grande ser seguidor de Jesucristo que ser hijo de un senador romano.
 
El gobernador hizo azotar muy cruelmente a Quintín y encerrarlo en un oscuro calabozo, amarrado con fuertes cadenas. Pero por la noche se le soltaron las cadenas y sin saber cómo, el santo se encontró libre, en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.
 
Entonces el gobernador lo mandó poner preso otra vez y después de atormentarlo con terribles torturas, mandó que le cortaran la cabeza, y voló al cielo a recibir el premio que Cristo ha prometido para quienes se declaran a favor de Él en la tierra. 
 
Hay que ser: Pronto para escuchar y lento para responder (S. Biblia Ec. 5,11).


                  Jesús, María, os  amo, salvad almas”     
 ¡San Miguel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!   
 ¡San Rafael, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!   
¡San Gabriel, lucha a nuestro lado con tus ángeles, ayúdanos y ruega por nosotros!   
                           BENDICIONES   !!!  

 


ALABANZAS A LA SANTISIMA VIRGEN MARIA:
Meditaciones de las letanías del Rosario. Rezarlas con devoción es como ir llenando un cántaro, el de nuestro corazón, de más amor, alegría y admiración.
Autor: P Mariano de Blas LC |

Rosa mística
:
Esta letanía la comprenden quienes aman las flores y son capaces de extasiarse ante alguna de ellas. Pues, bien, María es una flor bellísima, la más bella de todas. ¿Te gustan las flores, una rosa, un clavel...? María es una rosa que no se marchita, perfumada siempre, que nos hace mirarla, quererla como la flor más hermosa. La mejor rosa que ha producido la tierra.
Todas las bellas flores acaban marchitándose, no pueden mantener su encanto sino por un tiempo reducido. María ha florecido en el jardín del cielo y no se marchitará jamás. Por eso produce una ilusión perenne, un éxtasis eterno, una ternura inacabable.

Torre de David:
La comparación se refiere a la muralla que rodea y defiende la ciudadela de Jerusalén, la Ciudad Santa. Una torre en la muralla es la parte mas fuerte. Así se quiere comparar a María como un bastión inexpugnable en la Iglesia, la nueva Jerusalén, una fuerza imbatible contra los enemigos de Dios y de nosotros, sobre todo del enemigo eterno de Dios y de los hombres, el Diablo. Contra la Torre de David nada puede el Demonio. Lo sabe desde hace mucho tiempo. Por eso él odia a María con todas sus fuerzas y a los hijos de María. Contra Ella y contra Dios nada puede, pero sí puede contra sus hijos. Ahí se centra su venganza. Se podría decir que ahí está la debilidad de Dios y de la Santísima Virgen. Pero depende de nosotros. Si estamos cerca de María no hay nada que temer. Si nos alejamos de Ella, hay que temer todo, y con razón.

Torre de marfil.
El marfil es un elemento muy valioso, muy cotizado. Esto pone en serio peligro de extinción a los pobres elefantes que lo producen en sus colmillos. Se quiere significar que María está hecha de material precioso, de virtudes celestiales, de santidad, de pureza.

Casa de oro
Nuevamente se habla de un mineral precioso, el rey de los metales, el oro. Si una casa se construye completamente de oro, su valor es incalculable. Queremos decir que María vale más que el oro, vale tanto que no tiene precio en los mercados. Por ninguna criatura ha apostado Dios tanto como por María. La valora tanto que la ha hecho su Madre. Y nos valora tanto que la ha hecho nuestra Madre. Aquí podemos comprender el amor de Dios a nosotros. La casa de oro se llama María de Nazareth y se llama nuestra Madre.

Arca de la alianza
El Arca antigua de la Alianza era respetada fuertemente por los judíos, por una razón; encerraba las dos tablas de los mandamientos que Dios había revelado a Moisés. María encerró no las tablas de los mandamientos sino a Dios mismo, el autor de la Antigua y de la Nueva Alianza. De ahí que la veneración hacia Ella se alarga y se eleva casi hasta el infinito.
Rezar las letanías con devoción es como ir llenando un cántaro, el de nuestro corazón, de más amor, alegría y admiración. Al final, el cántaro se ha llenado de todas esas hermosas realidades. ¡Qué diferencia de los que las rezan sin amor, distraídos! Su cántaro se llena de nada.

Puerta del cielo
Si el cielo es la felicidad eterna, el lugar donde reside Dios y donde estamos destinados a vivir felices por toda la eternidad, la puerta de entrada es muy importante. Resulta que la puerta se llama María. Al cielo se entra por María. Quien ama a María, quien le tiene gran devoción, tiene el boleto asegurado y la puerta abierta para entrar.
Su sí a Dios abrió la puerta que estaba cerrada. Ella nos abrirá la puerta de la felicidad eterna; nos dará un abrazo cariñoso. y nos presentará a Jesús y al Padre. ¡Cuanta ilusión me da el pensar en ese momento!
A medida que conocemos a la Virgen, nos vamos enterando de su gran importancia en esta vida y en la otra vida. María nos es completamente necesaria e indispensable. Y los que opinan de otra manera, muy su opinión, que respetamos, pero andan muy equivocados.
Abrir la puerta, y encontrarnos con María Santísima es el comienzo del cielo, su preludio, el inicio del éxtasis eterno que comienza...pero no terminará jamás...

Estrella de la mañana
Lucero que precede a la salida del Sol, de Jesús. Estrella del Mar, que orienta a los que andan perdidos. Me llama mucho la atención la devoción que tienen a la Virgen los marineros de muchos puertos. Ellos saben de tormentas, de difíciles momentos pasados en alta mar. Por eso saben también invocar con todas sus fuerzas a la Estrella del Mar.

Salud de los enfermos

María lleva en sus manos y en su corazón la salud, tan necesaria para vivir en plenitud. Por eso, uno de los momentos en que más se invoca a María por parte de todos sus hijos es en la enfermedad. Uno de los momentos en que más necesitamos invocar a María es en los momentos de dolor. Y cuando más se acerca a sus hijos como buena madre es en esos dolorosos momentos...
Salud de los enfermos del alma. Sabe curar enfermedades del cuerpo, pero sobre todo del alma. Ella sabe otorgar algo tan grande como la salud, la paciencia y el amor en la enfermedad. Como buena Madre está a la cabecera de sus hijos enfermos. Y sobre todo en la hora de la muerte. Todos los buenos cristianos mueren en brazos de su Madre, de María. Y morir así, no es triste, todo lo contrario. Cada uno de nosotros nos preparamos la propia muerte. Si queremos morir en brazos de María, digámoselo.

Refugio de los pecadores
Es muy importante que lo sepan todos. El pecador se siente muy solo, terriblemente lejos de Dios y de los hombres. Pero hay un refugio seguro, donde vive una persona muy querida, muy nuestra, tan nuestra que es nuestra Madre. También en el pecado sigue siendo nuestra Madre. Es cuando más la necesitamos, cuando Ella sabe que la necesitamos más. A cuantos ha salvado, incluso en el último instante. No desesperes, mientras exista María.
Un recado urgente, un S.O.S. para todos los que han perdido la esperanza: Mientras exista María Santísima, hay remedio para todos los males, hay perdón para todos los pecados. De todos los títulos hermosos que tiene María, este es el más querido y más aprovechado precisamente por ellos, los pecadores.
Ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Quien reza frecuentemente el rosario hace esta petición miles de veces y quien hace una petición miles de veces, la consigue. Mira por donde el rezo del rosario tanto tendrá que ver con nuestra salvación eterna.
Todos conocemos aquella bella reflexión :“Yo les cierro la puerta...pero tu Madre les abre la ventana”. Si tienes miedo de Dios, no lo tengas de María. La Virgen María, la Immaculada, la Madre de Dios no tiene repugnancia de besar las llagas purulentas de sus hijos enfermos.
 
P. Mariano de Blas LC


El consejo de hoy, para nuestro crecimiento personal.
 
La Vela que se Apaga.
 
Se había ido la luz en el vecindario aquella noche, por lo que colocamos velas en algunos lugares estratégicos de la casa para poder movernos con algo de seguridad. Me senté en el comedor, frente a una vela que, tras mucho uso anterior, parecía llegar al final de su existencia. La llama de la vela luchaba por mantenerse encendida. Al contemplar la endeble llamita, me puse a reflexionar que nuestras vidas, al llegarles su ocaso, son semejantes a aquella llamita.
 
Mi madre estaba sentada al otro extremo de la mesa, contando algunas anécdotas sobre sus incursiones evangelistas. Ella me compartía que, de unos años para acá, no permitía que persona alguna se le escapase sin que pudiera compartirle acerca de su amigo, Jesús.
 
Ella se había vuelto tenaz en lo que tenía que ver con su compromiso de fe. De hecho, en una ocasión, le enseñó a un loro suyo a predicar… de manera que, cada vez que el loro se sentía alegre, gritaba con una claridad impresionante: “Arrepiéntete, pecador; Cristo te ama”.
 
La escuchaba reflexionar cómo había perdido tanto tiempo durante su juventud, permitiendo que la vida pasase sin mayor bendición ni para ella ni para los que la rodeaban. Concluyó: “¡No hay tiempo que perder!”
 
Mientras ella hablaba, la veía y no podía menos que comparar su testimonio con el de la llamita de la vela. Mi madre, al igual que la llamita, luchaba por mantenerse como bendición. Esta, por haberse consumido la parafina, aquella en medio de sus luchas contra la enfermedad y la debilidad propia de los años. Pero ambas decididas a no rendirse…
 
Mi madre está convencida que el Señor habrá de valorar su servicio, aunque insignificante para muchos hoy, del otro lado del cielo. Sin importar cuánto de la vela de tu vida ya se ha consumido, atrevámonos a llevar adelante la honrosa labor de quien comparte la historia más grande jamás contada, la de Aquel que, siendo la luz del mundo, vino a sacarnos de la oscuridad del pecado para que, brillando para El, nos enfrentemos al futuro con la certeza de un trabajo bien hecho. Anita Irigoyen
 
¿Sabías que tú eres también una vela? No dejes que se apague. Hay multitudes viviendo en tinieblas esperando que les compartas tu luz. NO dejes que tu vela se apague.
 
La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz. Mateo 6:22.
 
Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor. Lucas 11:36.
 
 
CELEBRAMOS EL 1 DE NOVIEMBRE.

DIA DE TODOS LOS SANTOS:

El Romano Pontífice nos deja esta reflexion:
y el acto penitencial con estas palabras:
Queridos hermanos y hermanas, hoy contemplamos el misterio de la comunión de los santos del cielo y de la tierra. No estamos solos; estamos rodeados por una gran nube de testigos: con ellos formamos el Cuerpo de Cristo, con ellos somos hijos de Dios, con ellos hemos sido santificados por el Espíritu Santo. ¡Alégrese el cielo y exulte la tierra! El glorioso ejército de los santos intercede por nosotros ante el Señor; nos acompaña en nuestro camino hacia el Reino y nos estimula a mantener nuestra mirada fija en Jesús, nuestro Señor, que vendrá en la gloria en medio de sus santos.
 
Queridos hermanos y hermanas: 
Nuestra celebración eucarística se inició con la exhortación "Alegrémonos todos en el Señor". La liturgia nos invita a compartir el gozo celestial de los santos, a gustar su alegría. Los santos no son una exigua casta de elegidos, sino una muchedumbre innumerable, hacia la que la liturgia nos exhorta hoy a elevar nuestra mirada. En esa muchedumbre no sólo están los santos reconocidos de forma oficial, sino también los bautizados de todas las épocas y naciones, que se han esforzado por cumplir con amor y fidelidad la voluntad divina. De gran parte de ellos no conocemos ni el rostro ni el nombre, pero con los ojos de la fe los vemos resplandecer, como astros llenos de gloria, en el firmamento de Dios.
Hoy la Iglesia celebra su dignidad de "madre de los santos, imagen de la ciudad celestial" (A. Manzoni), y manifiesta su belleza de esposa inmaculada de Cristo, fuente y modelo de toda santidad. Ciertamente, no le faltan hijos díscolos e incluso rebeldes, pero es en los santos donde reconoce sus rasgos característicos, y precisamente en ellos encuentra su alegría más profunda.
En la lectura, el autor del libro del Apocalipsis los describe como "una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua" (Ap 7, 9). Este pueblo comprende los santos del Antiguo Testamento, desde el justo Abel y el fiel patriarca Abraham, los del Nuevo Testamento, los numerosos mártires del inicio del cristianismo y los beatos y santos de los siglos sucesivos, hasta los testigos de Cristo de nuestro tiempo. A todos los une la voluntad de encarnar en su vida el Evangelio, bajo el impulso del eterno animador del pueblo de Dios, que es el Espíritu Santo.
Pero, "¿de qué sirve nuestra alabanza a los santos, nuestro tributo de gloria y esta solemnidad nuestra?".
 
Con esta pregunta comienza una famosa homilía de san Bernardo para el día de Todos los Santos. Es una pregunta que también se puede plantear hoy. También es actual la respuesta que el Santo da:  "Nuestros santos ¯dice¯ no necesitan nuestros honores y no ganan nada con nuestro culto. Por mi parte, confieso que, cuando pienso en los santos, siento arder en mí grandes deseos" (Discurso 2:  Opera Omnia Cisterc. 5, 364 ss).
Este es el significado de la solemnidad de hoy: al contemplar el luminoso ejemplo de los santos, suscitar en nosotros el gran deseo de ser como los santos, felices por vivir cerca de Dios, en su luz, en la gran familia de los amigos de Dios. Ser santo significa vivir cerca de Dios, vivir en su familia.
Esta es la vocación de todos nosotros, reafirmada con vigor por el concilio Vaticano II, y que hoy se vuelve a proponer de modo solemne a nuestra atención.
Pero, ¿cómo podemos llegar a ser santos, amigos de Dios?
 
A esta pregunta se puede responder ante todo de forma negativa:  para ser santos no es preciso realizar acciones y obras extraordinarias, ni poseer carismas excepcionales. Luego viene la respuesta positiva:  es necesario, ante todo, escuchar a Jesús y seguirlo sin desalentarse ante las dificultades. "Si alguno me quiere servir ¯nos exhorta¯, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará" (Jn 12, 26).
Quien se fía de él y lo ama con sinceridad, como el grano de trigo sepultado en la tierra, acepta morir a sí mismo, pues sabe que quien quiere guardar su vida para sí mismo la pierde, y quien se entrega, quien se pierde, encuentra así la vida (cf. Jn 12, 24-25). La experiencia de la Iglesia demuestra que toda forma de santidad, aun siguiendo sendas diferentes, pasa siempre por el camino de la cruz, el camino de la renuncia a sí mismo.
Las biografías de los santos presentan hombres y mujeres que, dóciles a los designios divinos, han afrontado a veces pruebas y sufrimientos indescriptibles, persecuciones y martirio. Han perseverado en su entrega, "han pasado por la gran tribulación ¯se lee en el Apocalipsis¯ y han lavado y blanqueado sus vestiduras con la sangre del Cordero" (Ap 7, 14). Sus nombres están escritos en el libro de la vida (cf. Ap 20, 12); su morada eterna es el Paraíso. El ejemplo de los santos es para nosotros un estímulo a seguir el mismo camino, a experimentar la alegría de quien se fía de Dios, porque la única verdadera causa de tristeza e infelicidad para el hombre es vivir lejos de él.
La santidad exige un esfuerzo constante, pero es posible a todos, porque, más que obra del hombre, es ante todo don de Dios, tres veces santo (cf. Is 6, 3). En la segunda lectura el apóstol san Juan observa:  "Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos!" (1 Jn 3, 1).
 
Por consiguiente, es Dios quien nos ha amado primero y en Jesús nos ha hecho sus hijos adoptivos. En nuestra vida todo es don de su amor.
 
 ¿Cómo quedar indiferentes ante un misterio tan grande?
 
¿Cómo no responder al amor del Padre celestial con una vida de hijos agradecidos?
 
En Cristo se nos entregó totalmente a sí mismo, y nos llama a una relación personal y profunda con él.
Por tanto, cuanto más imitamos a Jesús y permanecemos unidos a él, tanto más entramos en el misterio de la santidad divina. Descubrimos que somos amados por él de modo infinito, y esto nos impulsa a amar también nosotros a nuestros hermanos. Amar implica siempre un acto de renuncia a sí mismo, "perderse a sí mismos", y precisamente así nos hace felices.
Ahora pasemos a considerar el evangelio de esta fiesta, el anuncio de las Bienaventuranzas, que hace poco hemos escuchado resonar en esta basílica. Dice Jesús:  "Bienaventurados los pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los puros de corazón, los artífices de paz, los perseguidos por causa de la justicia" (cf. Mt 5, 3-10).
En realidad, el bienaventurado por excelencia es sólo él, Jesús. En efecto, él es el verdadero pobre de espíritu, el que llora, el manso, el que tiene hambre y sed de justicia, el misericordioso, el puro de corazón, el artífice de paz; él es el perseguido por causa de la justicia.
Las Bienaventuranzas nos muestran la fisonomía espiritual de Jesús y así manifiestan su misterio, el misterio de muerte y resurrección, de pasión y de alegría de la resurrección. Este misterio, que es misterio de la verdadera bienaventuranza, nos invita al seguimiento de Jesús y así al camino que lleva a ella.
 
En la medida en que acogemos su propuesta y lo seguimos, cada uno con sus circunstancias, también nosotros podemos participar de su bienaventuranza. Con él lo imposible resulta posible e incluso un camello pasa por el ojo de una aguja (cf. Mc 10, 25); con su ayuda, sólo con su ayuda, podemos llegar a ser perfectos como es perfecto el Padre celestial (cf. Mt 5, 48).
 
Queridos hermanos y hermanas, entramos ahora en el corazón de la celebración eucarística, estímulo y alimento de santidad. Dentro de poco se hará presente del modo más elevado Cristo, la vid verdadera, a la que, como sarmientos, se encuentran unidos los fieles que están en la tierra y los santos del cielo. Así será más íntima la comunión de la Iglesia peregrinante en el mundo con la Iglesia triunfante en la gloria.
 
En el Prefacio proclamaremos que los santos son para nosotros amigos y modelos de vida.
Invoquémoslos para que nos ayuden a imitarlos y esforcémonos por responder con generosidad, como hicieron ellos, a la llamada divina.
 
Invoquemos en especial a María, Madre del Señor y espejo de toda santidad. Que ella, la toda santa, nos haga fieles discípulos de su hijo Jesucristo. Amén.
 
 
 

 

2 DE NOVIEMBRE:
 

 

Conmemoración de todos los fieles difuntos:


Francisco Fernández Carvajal

I. En este mes de noviembre la Iglesia nos invita con más insistencia a rezar y a ofrecer sufragios por los fieles difuntos del Purgatorio. Con estos hermanos nuestros, que «también han sido partícipes de la fragilidad propia de todo ser humano, sentimos el deber que es a la vez una necesidad del corazón de ofrecerles la ayuda afectuosa de nuestra oración, a fin de que cualquier eventual residuo de debilidad humana, que todavía pudiera retrasar su encuentro feliz con Dios, sea definitivamente borrado» (1).
En el Cielo no puede entrar nada manchado, ni quien obre abominación y mentira, sino sólo los escritos en el libro de la vida (2). El alma afeada por faltas y pecados veniales no puede entrar en la morada de Dios: para llegar a la eterna bienaventuranza es preciso estar limpio de toda culpa.
El Cielo no tiene puertas escribe Santa Catalina de Génova, y cualquiera que desee entrar puede hacerlo, porque Dios es todo misericordia y permanece con los brazos abiertos para admitirlos en su gloria. Pero tan puro es el ser de Dios que si un alma advierte en sí el menor rastro de imperfección, y al mismo tiempo ve que el Purgatorio ha sido ordenado para borrar tales manchas, se introduce en él y considera una gran merced que se le permita limpiarlas de esta forma.
El mayor sufrimiento de esas almas es el de haber pecado contra la bondad divina y el no haber purificado el alma en esta vida (3).
El Purgatorio no es un infierno menor, sino la antesala del Cielo, donde el alma se limpia y esclarece. Y si no se ha expiado en la tierra, es mucho lo que el alma ha de limpiar allí: pecados veniales, que tanto retrasan la unión con Dios; faltas de amor y de delicadeza con el Señor; también la inclinación al pecado, adquirida en la primera caída y aumentada por nuestros pecados personales… Además, todos los pecados y faltas ya perdonados en la Confesión dejan en el alma una deuda insatisfecha, un equilibrio roto, que exige ser reparado en esta vida o en la otra. Y es posible que las disposiciones de los pecados ya perdonados sigan enraizadas en el alma a la hora de la muerte, si no fueron eliminadas por una purificación constante y generosa en esta vida. Al morir, el alma las percibe con absoluta claridad, y tendrá, por el deseo de estar con Dios, un anhelo inmenso de librarse de estas malas disposiciones. El Purgatorio se presenta en ese instante como la oportunidad única para conseguirlo.
En este lugar de purificación, el alma experimenta un dolor y sufrimiento intensísimos: un fuego «más doloroso que cualquier cosa que un hombre pueda padecer en esta vida» (4). Pero también existe mucha alegría, porque sabe que, en definitiva, ha ganado la batalla y le espera, más o menos pronto, el encuentro con Dios.
El alma que ha de ir al Purgatorio es semejante a un aventurero al borde del desierto. El sol quema, el calor es sofocante, dispone de poca agua; divisa a lo lejos, más allá del gran desierto que se interpone, la montaña en que se encuentra su tesoro, la montaña en la que soplan brisas frescas y en la que podrá descansar eternamente. Y se pone en marcha, dispuesto a recorrer a pie aquella larga distancia, en la que el calor asfixiante le hace caer una y otra vez.
La diferencia entre ambos está en que aquélla, a diferencia del aventurero, sabe con toda seguridad que llegará a la montaña que le espera en la lejanía: por sofocantes que sean, el sol y la arena no podrán separarla de Dios (5).
Nosotros aquí en la tierra podemos ayudar mucho a estas almas a pasar más deprisa ese largo desierto que las separa de Dios. Y también, mediante la expiación de nuestras faltas y pecados, haremos más corto nuestro paso por aquel lugar de purificación.
Si, con la ayuda de la gracia, somos generosos en la práctica de la penitencia, en el ofrecimiento del dolor y en el amor al sacramento del perdón, podemos ir directamente al Cielo. Eso hicieron los santos. Y ellos nos invitan a imitarlos.
II. Podemos ayudar mucho y de distintas maneras a las almas que se preparan para entrar en el Cielo y permanecen aún en el Purgatorio, en medio de indecibles penas y sufrimientos. Sabemos que «la unión de los viadores con los hermanos que durmieron en la paz de Cristo de ninguna manera se interrumpe, antes bien…, se robustece con la comunicación de bienes espirituales» (6).
¡Estemos ahora más unidos a los que nos han precedido! La Segunda lectura de la Misa nos recuerda que Judas Macabeo, habiendo hecho una colecta, envió mil dracmas de plata a Jerusalén, para que se ofreciese un sacrificio por los pecados de los que habían muerto en la batalla, porque consideraba que a los que han muerto después de una vida piadosa les estaba reservada una gracia grande. Y añade el autor sagrado: es, pues, muy santo y saludable rogar por los difuntos, para que se vean libres de sus pecados (7).
Desde siempre la Iglesia ofreció sufragios y oraciones por los fieles difuntos. San Isidoro de Sevilla afirmaba ya en su tiempo que ofrecer sacrificios y oraciones por el descanso de los difuntos era una costumbre observada en toda la Iglesia. Por eso asegura el Santo, se piensa que se trata de una costumbre enseñada por los mismos Apóstoles (8).
La Santa Misa, que tiene un valor infinito, es lo más importante que tenemos para ofrecer por las almas del Purgatorio (9). También podemos ofrecer por ellas las indulgencias que ganamos en la tierra (10); nuestras oraciones, de modo especial el Santo Rosario; el trabajo, el dolor, las contrariedades, etc. Estos sufragios son la mejor manera de manifestar nuestro amor a los que nos han precedido y esperan su encuentro con Dios; de modo particular hemos de orar por nuestros parientes y amigos.
Nuestros padres ocuparán siempre un lugar de honor en estas oraciones. Ellos también nos ayudan mucho en ese intercambio de bienes espirituales de la Comunión de los Santos.
«Las ánimas benditas del purgatorio. Por caridad, por justicia, y por un egoísmo disculpable -¡pueden tanto delante de Dios! tenlas muy en cuenta en tus sacrificios y en tu oración.
»Ojalá, cuando las nombres, puedas decir: "Mis buenas amigas las almas del purgatorio…"» (11).
III. Esforcémonos por hacer penitencia en esta vida, nos anima Santa Teresa: «¬¡Qué dulce será la muerte de quien de todos sus pecados la tiene hecha, y no ha de ir al Purgatorio!» (12).
Las almas del Purgatorio, mientras se purifican, no adquieren mérito alguno. Su tarea es mucho más áspera, más difícil y dolorosa que cualquier otra que exista en la tierra: están sufriendo todos los horrores del hombre que muere en el desierto… y, sin embargo, esto no les hace crecer en caridad, como hubiera sucedido en la tierra aceptando el dolor por amor a Dios. Pero en el Purgatorio no hay rebeldía: aunque tuvieran que permanecer en él hasta el final de los tiempos se quedarían de buen grado, tal es su deseo de purificación.
Nosotros, además de aliviarlas y de acortarles el tiempo de su purificación, sí que podemos merecer y, por tanto, purificar con más prontitud y eficacia nuestras propias tendencias desordenadas.
El dolor, la enfermedad, el sufrimiento son una gracia extraordinaria del Señor para reparar nuestras faltas y pecados. Nuestro paso por la tierra, mientras esperamos contemplar a Dios, debería ser un tiempo de purificación.
Con la penitencia el alma se rejuvenece y se dispone para la Vida. «No lo olvidéis nunca: después de la muerte, os recibirá el Amor. Y en el amor de Dios encontraréis, además, todos los amores limpios que habéis tenido en la tierra. El Señor ha dispuesto que pasemos esta breve jornada de nuestra existencia trabajando y, como su Unigénito, haciendo el bien (Hech 10, 38).
Entretanto, hemos de estar alerta, a la escucha de aquellas llamadas que San Ignacio de Antioquía notaba en su alma, al acercarse la hora del martirio: ven al Padre (S. Ignacio de Antioquía, Epístola ad Romanos, 7: PG 5, 694), ven hacia tu Padre, que te espera ansioso» (14).
¡Qué bueno y grande es el deseo de llegar al Cielo sin pasar por el Purgatorio! Pero ha de ser un deseo eficaz que nos lleve a purificar nuestra vida, con la ayuda de la gracia.
Nuestra Madre, que es Refugio de los pecadores nuestro refugio, nos obtendrá las gracias necesarias si de verdad nos determinamos a convertir nuestra vida en un spatium verae paenitentiae, un tiempo de reparación por tantas cosas malas e inútiles.
*Después de la muerte no se rompen los lazos con quienes fueron nuestros compañeros de camino. Hoy dedicamos nuestras oraciones a todos aquellos que aún están purificándose en el Purgatorio de las huellas que dejaron en su alma los pecados. Hoy los sacerdotes pueden celebrar tres veces la Santa Misa en sufragio por quienes ya nos precedieron. Los fieles pueden ganar indulgencias y aplicarlas también por los difuntos.

ORACIÓN DE SAN AGUSTÍN POR
 
 
LAS ALMAS DEL PURGATORIO.

Dulcísimo Jesús mío, que para redimir al mundo quisisteis nacer, ser circuncidado, desechado de los judíos, entregado con el beso de Judas, atado con cordeles, llevado al suplicio, como inocente cordero; presentado ante Anás, Caifás, Pilato y Herodes; escupido y acusado con falsos testigos; abofeteado, cargado de oprobios, desgarrado con azotes, coronado de espinas, golpeado con la caña, cubierto el rostro con una púrpura por burla; desnudado afrentosamente, clavado en la cruz y levantado en ella, puesto entre ladrones, como uno de ellos, dándoos a beber hiel y vinagres y herido el costado con la lanza. Librad, Señor, por tantos y tan acerbísimos dolores como habéis padecido por nosotros, a las almas del Purgatorio de las penas en que están; llevadlas a descansar a vuestra santísima Gloria, y salvadnos, por los méritos de vuestra sagrada Pasión y por vuestra muerte de cruz, de las penas del infierno para que seamos dignos de entrar en la posesión de aquel Reino, adonde llevasteis al buen ladrón, que fue crucificado con Vos, que vivís y reináis con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.
 
 
 

Oracion

 
 
 
DICTADA POR JESUCRISTO:
 
 
 
 

 


En 1943 Jesucristo se apareció a la Vidente María Valtorta y le dio este mensaje revelador sobre el tema del Juicio y el Purgatorio.

Dice Jesucristo:

“Quiero explicarte qué es y en qué consiste el Purgatorio. Y te lo voy a explicar de forma que ha de chocar a tantos que se creen depositarios del conocimiento del más allá y no lo son…
“Las almas inmersas en aquellas llamas no sufren sino por el Amor. No desmerecedoras de poseer la Luz, más tampoco dignas aún de entrar inmediatamente en el Reino de la Luz, (mueren en estado de gracia pero no han purificado totalmente su alma, pues no han pagado las penas que se acumulan en virtud de los pecados cometidos en la tierra) al presentarse ante Dios, son revestidas por dicha Luz. En una breve y anticipada bienaventuranza que les certifica su salvación, les hace ver lo que será su eternidad y lo que hicieron a su alma privándola de años o de siglos de feliz posesión de Dios.
“¿Qué es lo que quiere el Dios Uno y Trino para las almas creadas por Él?
El Bien. El que quiere el Bien para una criatura, ¿qué sentimientos abriga hacia ella? Sentimientos de Amor. ¿Cuáles son los mandamientos primero y segundo, los dos más importantes, aquellos de los que yo dije no haber otros más grandes y estar en ellos la llave para franquear la vida eterna? Es el mandamiento del Amor: Amar a Dios con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo.
“¿Qué os dije infinidad de veces por mi boca, por boca de los profetas y de los santos?
Que la Caridad es la más grande de las absoluciones. Que la Caridad cancela las culpas y las debilidades del hombre, ya que quien Ama vive en Dios y, al vivir en Dios, peca poco y si peca, al punto se arrepiente y para el que se arrepiente se haya presto el perdón del Altísimo.
“¿En qué faltaron las almas?
En el Amor, de haber amado mucho, hubieran cometido pocos pecados y estos leves, debidos a vuestra debilidad e imperfección.
“Por eso, Amando en la tierra es como trabajáis para el cielo. Amando en el Purgatorio es como conquistáis el cielo que en la vida no supisteis merecer. Y Amando en el paraíso es como gozáis del cielo.
“Este es el tormento: el alma recuerda la visión de Dios habida en el Juicio Particular. Si lleva consigo aquel recuerdo es porque, aún cuando no sea más que el haber entrevisto a Dios, representa un gozo que supera toda otra cosa creada y el alma se deshace en deseos de volver a gozar de aquella dicha. Aquel recuerdo de Dios y aquella Luz que le penetró al comparecer ante Él, hacen efectivamente que el alma “vea” en su exacta dimensión las faltas cometidas contra su bien, y este “ver”, junto con el pensamiento de que con aquellas faltas se privó voluntariamente para años o para siglos de la posesión del cielo y de la unión con Dios, constituye su pena purgativa.”
“El Amor y la convicción de haber ofendido al Amor es el tormento de los purgantes”.

(Dictado el 17 de octubre de 1943)

ORACION POR LAS ALMAS DEL PURGATORIO
DICTADA POR JESÚS.
Escrito del 24 de octubre de 1944.

…escribo todo lo que Jesús dicta:

“Llega el mes dedicado a los difuntos. Ruega así por ellos:
¡Oh Jesús!, que con tu gloriosa Resurrección nos has mostrado cómo serán eternamente los ‘hijos de Dios’, concede la santa resurrección a nuestros seres queridos, fallecidos en tu Gracia, y a nosotros, en nuestra hora. Por el sacrificio de tu Sangre, por las lágrimas de María, por los méritos de todos los Santos, abre tu Reino a sus espíritus.
¡Oh Madre!, cuya aflicción finalizó con la alborada pascual ante el Resucitado y cuya espera de reunirte con tu Hijo cesó en el gozo de tu gloriosa Asunción, consuela nuestro dolor librando de las penas a quienes amamos hasta más allá de la muerte, y ruega por nosotros que esperamos la hora de volver a encontrar el abrazo de quienes perdimos.
Mártires y Santos que estáis jubilosos en el Cielo, dirigid una mirada suplicante a Dios, y una fraterna a los difuntos que expían, para rogar al Eterno por ellos y para decirles a ellos: ‘He aquí que la paz se abre para vosotros’.
Amados, tan queridos, no perdidos sino separados, que vuestras oraciones sean para nosotros el beso que añoramos, y cuando por nuestros sufragios estaréis libres en el beato Paraíso con los Santos, protegednos amándonos en la Perfección, unidos a nosotros por la invisible, activa, amorosa Comunión de los Santos, anticipo de la perfecta reunión de los ‘benditos’ que nos concederá, además de gozarnos con la visión de Dios, el encontraros como os tuvimos, pero sublimados por la gloria del Cielo”.
AMEN!
PADRE celestial y eterno por la gloria de tu hijo Jesus y por la intercesion de la santisima Virgen Maria, San Jose y todos los santos concedeles a mis padres Carlos Ramon Mendez Romero,y Maria Trinidad Martinez de Mendez, a mis abuelos Jose Domingo Martinez, Dolores de Martinez, a todos sus hijos y antepasados, a mis abuelos Maximo Mendez, Sofia Amelia de Mendez, Carlos Sarcos, a mis hermanos Ana Raquel de Martinez, Alba Gonzalez y Maximo Mendez, Hernan Mendez, Onelio Gutierrez, Hernan Atencio Vargas. Esther Quintero De Martinez, Jose Martinez, Adela Carvajal y sus hijos Ennio, Italo y demas parientes que partieron y que solo tu sabes como se encuentran sus almas. Te rogamos por todos los difuntos de nuestras familias y los parientes y antepasados de mis yernos, mi nuera y demas familias y amigos. Por todos los que ya duermen con la esperanza de la resurreccion llevalos a todos a contemplar la luz de tu rostro. Amen.

Nota : Coloca los nombres de tus parientes y amigos y haz la oracion que Jesus nuestro Señor nos dejo con la mistica Maria Valtorta.

¿QUIEN ES MARIA VALTORTA?.
Maria Valtorta fue una mística italiana del siglo XX, que por gracia de Dios pudo ver, sentir y relatarnos, la vida de Jesús en la Palestina de dos mil años atrás. Con aprobación eclesiástica otorgada por Monseñor Roman Danylak, estos escritos nos transportan instante a instante a Jerusalén, al Templo, al Palacio de Pilatos, al monte Gólgota, a la Tumba nueva abierta en el huerto donde depositaron el Cuerpo de nuestro Jesús

FIESTA PAGANA : HALLOWEEN
 

Halloween significa “All hallow’s eve”, palabra que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. La antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas.
Significado
Halloween significa “All hallow’s eve”, palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa “víspera de todos los santos”, ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.
 
EL HALLOWEEN DESDE LA FE CATÓLICA

31 octubre 2012.

Una propuesta de temas para considerar detenidamente nuestra fe católica y la actitud que debemos tomar ante el halloween.

PENSANDOLO DESDE LA FE:

Ante todos estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:

¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)?Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6,31.

¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para “divertirse” ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.?
Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt. 7,17. Mt. 6,13. La Palabra de Dios nos habla de esto también en 1ª Pe. 3, 8-12.
 
¿Cómo podemos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo?¡Qué nos enseña Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37-40

 
¿Qué experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del halloween?.

¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitie
Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine … ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7 1ª Pe 5,18 Ef. 6,11 Lc. 4,2 Lc. 25, 4

Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en “aras de la diversión de los niños” ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?

Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer Fil. 4,9 Gál. 5,22. Ver qué dice Jesús sobre esto en Mt. 5,14 Jn. 8,12

Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra fe.

DIGAMOSLE NO AL HALLOWEEN.
 
Te damos gracias y le rogamos a nuestro Padre Dios te bendiga tu vida y a tu familia por ser parte de esta pagina que lleva la luz de la Palabra a tu casa. Compartela con todos tus amigos y familiares.