domingo, 25 de noviembre de 2012

DEL SEÑOR ES EL MUNDO ENTERO. EL ES EL REY DE LA GLORIA

DEL SEÑOR ES EL MUNDO ENTERO. ES EL REY DE LA GLORIA

SALMO 24 (23)
EL REY DE LA GLORIA.
Del Señor es el mundo entero,
con todo lo que en el hay,
con todo lo que en el vive.
Porque el señor puso
las bases de la tierra
y la afirmo sobre los mares y los rios.
¿Quien puede subir
al Monte del Señor?
¿Quien puede permanecer
en su santo templo?
El que tiene las manos y la mente
limpias de todo pecado;
el que no adora idolos
ni hace juramentos falsos.
El Señor, su Dios y Salvador,
lo bendecira y le hara justicia.
Asi deben ser
los que buscan al Señor,
los que buscan la presencia
del Dios de Jacob.
¡Abranse, puertas eternas!
¡Quedense abiertas de para en par!
y entrara el Rey de la gloria!
¿Quien es este Rey de la gloria?
¡Es el Señor, el fuerte y valiente!
¡Es el Señor, valiente en la batalla!
¡Abranse, puertas eternas!
¡Quedense abiertas de para en par,
y entrara el Rey de la gloria!
¿Quien es este Rey de la gloria?
¡Es el Señor Todopoderoso!
¡El es el Rey de la gloria!.

ORACION Y REFLEXION DE LOS FIELES.

¡ OH Dios, Rey de la gloria y de todo el universo, sentimos verguenza y dolor por no haberte reconocido y haberte tratado como si fueras un simple reyesito.  No hemos aplaudido tu reinado, no hemos aclamado ante el mundo entero que eres el Rey Todopoderoso de toda la tierra y eterno cuyo reniado no tendra fin. No hemos cantado himnos en tu honor, ni nos hemos inclinado en reverancia a ti. ¡Cuanto te necesitamos! ¡ Cuanta verguenza sentimos hoy ante ti por no haberte conocido!
Hoy en que la iglesia entera te celebra  como Cristo Rey, nosotros nos postramos ante ti para pedirte perdon, para alabarte, bendecirte y gritarle al mundo entero que tu eres nuestro Rey, nuestro Dios, nuestro castillo y refugio en quien confiamos.
Mis lagrimas llenan mi rostro por la ignorancia y falta de amor hacia ti.  Hoy quiero pedirte que me ayudes a ver en cada hermano tu rostro  y que pueda cada dia ser servidor para los que necesitan de la caridad y del Amor, sabiendo asi que tu eres y estas en cada uno de ellos. ¡Ayudame Señor a reconocerte en cada uno de mis hermanos! 
Tu palabra nos ha dicho siempre que sino hay amor nada sirve porque solo el Amor perdura para siempre. Por ello te rgoamos y suplicamos llena a la humanidad, a nuestras familias, a nuestros hijos y nietos de un inmenso Amor por ti, por el projimos y por nosotros mismos. Todo esto lo pedimos en nombre de Jesucristo el  Rey de reyes y que el poder del Espiritu Santo nos lleven siempre ante tu presencia soberana.
Padrenuestro que estas en el cielo , santificado sea tu nombre, hagase tu voluntad aqui en la tierra como en el cielo. El Pan nuestro de cada dia danoslo hoy y perdona nuestras ofensas como tambien nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos expongas a la tentacion, y libranos del mal y del maligno.¡Amen!
Dios te salve Maria, LLena eres de gracia el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre ¡OH Jesus!.
Santa Maria, Madre de Dios ruega por nosotros los pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. ¡Amen!
Gloria al Padre, Gloria al Hijo y Gloria al Espiritu Santo. Como eras en un principio lo es ahora y siempre por los siglos de los siglos. ¡Amen!
Señor Rey de la gloria ponemos en tus manos a nuestros enfermos para que por tu gran misericordia nos cures y nos des el Amor que todos necesitamos para continuar avanzando en tu camino de la mano de Jose, Maria y todos los santos y angeles del cielo. ¡Amen! ¡Amen! ¡Amen!


MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO.
Juan 18, 33-37. Cristo Rey. Cristo reina desde la cruz y con los brazos abiertos, que abarcan a todos los pueblos de la tierra y les atrae a la unidad.
Del santo Evangelio según san Juan 18, 33-37

En aquel tiempo preguntó Pilato a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?» Pilato le respondió: «¿Acaso soy yo judío? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?» Jesús le contestó: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis seguidores habrían luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero no, mi Reino no es de aquí». Pilato le dijo: Conque ¿tú eres rey? Jesús le contestó:«Tú lo dices: soy Rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz».

Oración introductoria.

Señor mío, Tú eres mi Dios, mi Señor, mi Redentor. Quiero que seas mi Rey, mi Dueño. Toma mi libertad, mi voluntad, mi mente y mi corazón. Quiero que Tú imperes en mí con la fuerza de tu bondad, de tu misericordia y de tu caridad. Aleja de mi alma todo aquello que me separa de Ti y ven a instaurar tu Reino en mi corazón.

Petición.

Jesús, ayúdame a luchar todos los días para hacerte reinar más en mi corazón y en el de los demás. ¡Venga tu Reino!

Meditación del Papa.
Queridos hermanos y hermanas, os invito por tanto a fortalecer vuestra fe en Jesucristo mediante una auténtica conversión a su persona. Sólo Él nos da la verdadera vida, y nos libera de nuestros temores y resistencias, de todas nuestras angustias. Buscad las raíces de vuestra existencia en el bautismo que habéis recibido y que os ha hecho hijos de Dios. Que Jesucristo os dé a todos la fuerza para vivir como cristianos y tratar de transmitir con generosidad a las nuevas generaciones lo que habéis recibido de vuestros padres en la fe. Que el Señor os llene de su gracia.
En este día de fiesta, nos alegramos del reino de Cristo Rey en toda la tierra. Él es quien remueve todo lo que obstaculiza la reconciliación, la justicia y la paz. Recordemos que la verdadera realeza no consiste en una ostentación de poder, sino en la humildad del servicio; no en la opresión de los débiles, sino en la capacidad de protegerlos para darles vida en abundancia. Cristo reina desde la cruz y con los brazos abiertos, que abarcan a todos los pueblos de la tierra y les atrae a la unidad. Por la cruz, derriba los muros de la división, y nos reconcilia unos con otros y con el Padre. Benedicto XVI, 20 de noviembre de 2011.

Reflexión.
Hemos llegado al último domingo del tiempo ordinario, antes de iniciar el período del adviento. Y la Iglesia siempre celebra y proclama en este día a Jesucristo, Rey universal.

Las lecturas de la Misa de hoy nos presentan al Cristo Rey ya glorificado y Señor de la historia: en el Apocalipsis aparece Jesucristo, "el Testigo fiel, el Primogénito de entre los muertos, el Príncipe de los reyes de la tierra". Él es "el que es, el que era y el que viene"; o sea el Eterno, el Todopoderoso. Es este mismo Jesús glorificado a quien contempla el profeta Daniel en su visión apocalíptica: "Yo vi en una visión nocturna venir a un Hijo de hombre sobre las nubes del cielo, y a Él se le dio el poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas le servían. Su poder es eterno, no cesará; su reino no acabará".

En el Evangelio, en cambio, vemos al Jesús "terreno", al Jesús histórico, que comparece ante Pilato poco antes de ser condenado a muerte y colgado sobre la cruz. Y aparece el Cristo Hombre en toda su majestad y grandeza, como prefigurando ya su divinidad: "Tú lo dices -responde a Pilato-: Soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo".... ¡Sí! Para ser Rey.

Pero Cristo no es un rey cualquiera: “Mi reino no es de este mundo”. No es un reino de honores, de riquezas, de poderes y dignidades como lo entiende el mundo. Su reino es de una dimensión trascendente y muy superior. No es un reino terreno, sino celestial. Es un reino de amor, de justicia, de gracia y de paz; un reino que está muy por encima de las ambiciones humanas. Un reino que heredarán los pobres, los mansos, los que sufren, los misericordiosos, los humildes, los pacíficos, los perseguidos... Un reino, en definitiva, que poseeremos plenamente en la otra vida, pero que ya ha iniciado desde ahora.

Hay en la Biblia una relación, de suma importancia, sobre la unción de David en Hebrón como rey de Israel. Dios lo había escogido hacía muchos años, en sustitución de Saúl. Pero la vida de David había sido hasta el presente muy azarosa. Al principio fue fulgurante, cuando, matado con la honda el gigante Goliat, salían las muchachas bailando y cantando:
- ¡Saúl ha matado mil, y David ha liquidado a diez mil!

Era como decir: el próximo rey será David. Y le entraron los celos a Saúl, que, de amigo, se convirtió en enemigo implacable. Llega un momento en que David, después de una vida de guerrero valiente y estratega magnífico, consulta a Dios:
- ¿Debo ir a alguna ciudad de Judá?
- Sí; vete a Hebrón.

Allí se establece David, que desde Samuel había recibido la promesa de que un día llegaría a ser el rey de todo el pueblo. Primero le ungen como rey los hombres de Judá, y en Hebrón reinará siete años. Muerto Saúl, llegan los hombres de las diez tribus de Israel, que le dicen:
- Somos como huesos tuyos y carne tuya.
- ¿Qué queréis decirme con esto?
- Que tú, aunque viviera todavía Saúl, nos guiabas antes como jefe nuestro. Ahora, ha llegado el momento de que se cumpla la palabra del Señor sobre ti, pues te dijo: Tú apacentarás como un pastor a mi pueblo; tú serás el rey de Israel.

Subido a Jerusalén, allí reinará treinta y tres años, completando, con los siete de Hebrón, cuarenta años de reinado sobre el Pueblo de Dios.
Pero, esto será nada más que un signo: a David le promete Dios darle en uno de sus descendientes un reino eterno. Cuando llegue el momento, dirá el Angel a María:
- El hijo que vas a tener será grande; Dios le dará el trono de David, su antepasado; reinará para siempre sobre Judá, y su reinado no tendrá fin.

Jesús será Rey. ¡Pero será un Rey tan distinto del que soñaban los judíos de su tiempo!...

Nos basta ver cuándo y cómo es proclamado por los demás, y cómo se proclama Él mismo como Rey, para darnos cuenta de que va a ser y es un Rey muy especial.
- Mi reino no es de este mundo, le dice a Pilato, el cual, le pregunta a su vez:
- Entonces, ¿tú eres rey?.
- Sí; yo soy rey.

La investidura de semejante Rey es muy original. Los hombres lo hacen todo por burla, pero Dios convierte esa burla en el acto más sagrado y solemne. Herodes, un miserable reyezuelo, acaba de echarle encima una vestidura brillante y vieja, para decirle que es un rey loco... Los soldados brutos, se han dicho:
- ¿Que éste es el rey de los judíos? ¡Pues, vamos a coronarlo!
Y le ciñen una corona de espinas. Pilato lo muestra así al pueblo:
- ¡Mirad al hombre! ¡Mirad a vuestro Rey!...
Y hace colocar en el patíbulo de la cruz la causa de su condena a muerte:
- Jesús Nazareno, el Rey de los judíos.

Está claro, que nuestro Rey Jesús es un Rey muy especial. En vez de empezar su reinado -conquistado con su propia sangre- aplastando a sus enemigos, lo primero que hace es perdonar:
- Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen.

Y al ladrón, que le confiesa como Rey desde su propia cruz, le promete con gozo inmenso:
- ¡Hoy, hoy mismo, estarás conmigo en el paraíso!...

Porque su reino va a ser esto: un reinado de amor, de perdón, de santidad, de paz. Y el premio que dará a los suyos, al final de todo -acabada la guerra contra todos los enemigos de Dios-, será hacerles participar de su propio Reino en una gloria inacabable:
- Venid, benditos de mi Padre, venid al reino que os está preparado desde la creación del mundo.

La Biblia entera, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, proclama continuamente al Mesías o al Cristo como Rey de todas las cosas.
La Iglesia lo ha reconocido mejor que nadie, y modernamente ha instituido la Fiesta de Jesucristo Rey para recordar a todos los pueblos que tienen un Soberano con autoridad suprema sobre todas las naciones. Pero no hay que temerlo. Como canta un himno de Navidad ante la matanza de los Inocentes, les dice la Iglesia a todos las palabras dirigidas a Herodes: No quita los reinos de la tierra el que a todos da el Reino de los Cielos.

Jesucristo es Rey para salvar. Si lucha, no es sino contra Satanás, para arrebatarle su imperio y arrancar de sus garras las almas que lleva a la perdición. Y Jesucristo se las arrebata para salvarlas a todas.

PROPOSITO:

Asistir, preferentemente en familia, a la Sagrada Eucaristía que celebra hoy a Cristo Rey.

Diálogo con Cristo.

Señor, somos súbditos fieles tuyos, del Rey de reyes. Estamos comprometidos a ser los dispensadores de tu paz, de tu perdón, de tu amor. Ahora, nos toca la lucha de cada día, e ir teñidos en sangre, como nuestro Rey en el pretorio de Pilato y en la cruz. ¿El día de mañana?..., nos tocará ceñir corona de oro y manto de púrpura, como Tu, el Rey inmortal de los siglos....Autor: Pedro Gracía. Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net


Jesucristo, Rey del hogar.
Hoy que celebramos la Solemnidad de Cristo Rey, que sea para nosotros la gran fiesta que nos ayude a que Cristo sea nuestro Rey.
Autor: Pedro García, Misionero Claretiano | Fuente: Catholic.net

Jesucristo es el Rey del hogar.

Y comenzamos con una anécdota de hace ya muchos años, pues se remonta a Septiembre de 1907, cuando un sacerdote peruano, el santo misionero Padre Mateo, se presentaba ante el Papa San Pío X, que estaba ante la mesa de su escritorio, entretenido en cortar las hojas de un libro nuevo que acababa de llegarle.
- ¿Qué te ha pasado, hijo mío? Me han dicho que vienes de Francia...
- Sí, Santo Padre. Vengo de la capilla de las apariciones del Sagrado Corazón a Santa Margarita María. Contraje la tuberculosis, y, desahuciado de los médicos, fui a la Capilla a pedir al Sagrado Corazón la gracia de una santa muerte. Nada más me arrodillé, sentí un estremecimiento en todo mi cuerpo. Me sentí curado de repente. Vi que el Sagrado Corazón quería algo de mí. Y he trazado mi plan.
El Papa San Pío X aparentaba escuchar distraído, sin prestar mucha atención a lo que le decía el joven sacerdote, que parecía un poco soñador.
- Santo Padre, vengo a pedir su autorización y su bendición para la empresa que quiero iniciar.
- ¿De qué se trata, pues?
- Quiero lanzarme por todo el mundo predicando una cruzada de amor. Quiero conquistar hogar por hogar para el Sagrado Corazón de Jesús.
Entronizar su imagen en todos los hogares, para que delante de ella se consagren a Él, para que ante ella le recen y le desagravien, para que Jesucristo sea el Rey de la familia. ¿Me lo permite, Santo Padre?
San Pío X era bastante bromista, y seguía cortando las hojas del libro, en aparente distracción. Ahora, sin decir palabra, mueve la cabeza con signo negativo. El Padre Mateo se extraña, y empieza a acongojarse:
- Santo Padre, pero si se trata de... ¿No me lo permite?
- ¡No, hijo mío, no!, sigue ahora el Papa, dirigiéndole una mirada escrutadora y cariñosa, y pronunciando lentamente cada palabra: ¡No te lo permito! Te lo mando, ¿entiendes?... Tienes mandato del Papa, no permiso. ¡Vete, con mi bendición!
A partir de este momento, empezaba la campaña de la Entronización del Corazón de Jesús en los hogares. Fue una llamarada que prendió en todo el mundo. Desde entonces, la imagen o el cuadro del Sagrado Corazón de Jesús ha presidido la vida de innumerables hogares cristianos. Jesucristo, el Rey de Amor, desde su imagen bendita ha acogido súplicas innumerables, ha enjugado torrentes de lágrimas y ha estimulado heroísmos sin cuento.
¿Habrá pasado a la historia esta práctica tan bella? Sobre todo, y aunque prescindamos de la imagen del Sagrado Corazón, ¿dejará de ser Jesucristo el Rey de cada familia?...
Hoy la familia constituye la preocupación mayor de la Iglesia y de toda la sociedad en general.
Porque vemos cómo el matrimonio se tambalea, muchas veces apenas contraído.
El divorcio está a las puertas de muchas parejas todavía jóvenes.
Los hijos no encuentran en la casa el ambiente en que desarrollarse sanamente, lo mismo en el orden físico que en el intelectual y el moral.
Partimos siempre del presupuesto de que la familia es la célula primera de la sociedad. Si esa célula se deteriora viene el temido cáncer, del que de dicen que no es otra cosa sino una célula del cuerpo mal desarrollada.
Esto que pasa en el orden físico, y de ahí tantas muertes producidas por el cáncer, pasa igual en el orden social. El día en que hayamos encontrado el remedio contra esa célula que ya nace mal o ha empezado a deformarse, ese día habremos acabado con la mayor plaga moral que está asolando al mundo.
Todos queremos poner remedio a las situaciones dolorosas de la familia.
Y todos nos empeñamos cada uno con nuestro esfuerzo y con nuestra mucha voluntad en hacer que cada casa llegue a ser un pedacito de cielo.
¿Podemos soñar, desde un principio, en algún medio para evitar los males que se han echado encima de las familias?
¿Podemos soñar en un medio para atraer sobre los hogares todos los bienes?..
¡Pues, claro que sí! Nosotros no nos cansaremos de repetirlo en nuestros mensajes sobre la familia. Este medio es Jesucristo.
Empecemos por meter a Jesucristo en el hogar.
Que Cristo se sienta invitado a él como en la boda de Caná.
Que se meta en la casa con la libertad con que entraba en la de los amigos de Betania.
Que viva en ella como en propia casa, igual que en la suya de Nazaret... Pronto en ese hogar se notará la presencia del divino Huésped y Rey de sus moradores. En el seno de esa familia habrá paz, habrá amor, habrá alegría, habrá honestidad, habrá trabajo, habrá ahorro, habrá esperanza, habrá resignación en la prueba, habrá prosperidad de toda clase.
Jesucristo, Rey universal, ¿no es Rey especialmente de la Familia?... Acogido amorosamente en el hogar, con Él entrarán en la casa todos los bienes....



El consejo de hoy, para nuestro crecimiento personal.

 


 

El gallo se levanta temprano e inmediatamente emprende su tarea (que Dios le ha confiado).

El gallo no se niega a cantar porque existan ruiseñores. Hace lo que puede, lo mejor que sabe.

El gallo sigue cantando aunque nadie lo anime ni se lo agradezca. En realidad, no espera que nadie lo haga.

El gallo despierta a los que duermen. Su tarea es impopular, pero necesaria.

El gallo proclama buenas noticias: Acaba de amanecer. Ante ti tienes por estrenar un nuevo día, lleno de magníficas oportunidades.

El gallo es fiel cumplidor de su tarea. Se puede contar con él. No falla nunca. Es un excelente centinela.

El gallo nunca se queja de tener que hacer siempre lo mismo, de que nadie le felicite o de que a nadie le importe.

 

No digas nunca que no sirves, para Dios todos sirven (aunque no todos para lo mismo). Si Dios pudo usar un simple gallo para recuperar un misionero como Pedro, también puede usarte a ti.

 

Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Colosenses 3:23

 

Hoy que celebramos la Solemnidad de Cristo Rey, que sea para nosotros la gran fiesta que nos ayude a que Cristo sea nuestro Rey.


Advocaciones de la semana


  »Santa Maria de Sión, Etiopia ( Diciembre) - El santuario más sagrado en Etiopía es la Iglesia de Santa María de Sión en la ciudad de Axum, allí dicen los Etíopes que se encuentra la verdadera Arca de la Alianza del pueblo de Israel, y que se menciona en el Antiguo Testamento…
 

»Apariciones de la Virgen María en Egipto, diciembre de 2009 - A partir del 10 de diciembre de 2009, la Virgen María se aparece en las cúpulas de una iglesia copta en el Gran Cairo, habiendo sido vista por miles de cristianos y musulmanes. Esta aparición fue reconocida como tal por el Obispo Copto de Giza y tiene especial significación porque sucede en el mes copto de María, a una minoría cristiana segregada dentro de un país musulmán…  

»Nuestra Señora del Milagro de Lima, Perú ( 27 de Noviembre y 19 de julio)
»María Consuelo de los Afligidos de Mettenbuch , Alemania (1 de diciembre)
»Virgen de Belen de Aragua, Venezuela ( 26 de noviembre)
»Madre de Dios de la Misericordia de Kykkos, Chipre ( 25 de noviembre)
 

Oraciones, Consagración y Letanías a Cristo Rey.


CONSAGRACIÓN DEL GÉNERO HUMANO A CRISTO REY.


La fiesta, celebrada por primera vez el 31 de diciembre de 1925, fue instituida en la carta encíclica Quas Primas de Pío IX en donde se explica su carácter y sentido.
Esta oración fue prescrita por Pío IX en 1925 para la fiesta de Cristo Rey.


 

¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! Míranos humildemente postrados delante de tu altar; tuyos somos y tuyos queremos ser; y a fin de vivir más estrechamente unidos a Ti, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a tu Sacratísimo Corazón.

Muchos, por desgracia, jamás te han conocido; muchos, despreciado tus mandamientos, te han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadécete de los unos y de los otros, y atráelos a todos a tu Corazón Santísimo.

Señor, sé Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Ti, sino también de los pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna porque no perezcan de hambre y de miseria.

Sé Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Ti; devuélvelos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.

Concede, ¡oh Señor!, incolumidad y libertad segura a tu Iglesia; otorga a todos los pueblos la tranquilidad en el orden, haz que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino esta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén

 


ORACIÓN PARA PEDIR EL REINADO DE CRISTO.


¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado.

Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano.

Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia.

Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

 


ORACIÓN A CRISTO REY.


¡Oh Cristo, Tú eres mi Rey!
Dame un corazón caballeroso para contigo.
Magnánimo en mi vida: escogiendo todo cuanto sube hacia arriba, no lo que se arrastra hacia abajo.
Magnánimo en mi trabajo: viendo en él no una carga que se me impone, sino la misión que Tú me confías.
Magnánimo en el sufrimiento: verdadero soldado tuyo ante mi cruz, verdadero Cireneo para las cruces de los demás.
Magnánimo con el mundo: perdonando sus pequeñeces, pero no cediendo en nada a sus máximas.
Magnánimo con los hombres: leal con todos, más sacrificado por los humildes y por los pequeños, celoso por arrastrar hacia Ti a todos los que me aman.
Magnánimo con mis superiores: viendo en su autoridad la belleza de tu Rostro, que me fascina.
Magnánimo conmigo mismo: jamás replegado sobre mí, siempre apoyado en Ti.
Magnánimo contigo: Oh Cristo Rey: orgulloso de vivir para servirte, dichoso de morir, para perderme en Ti.


 


LETANÍAS A JESUCRISTO REY.


Acerquémonos con profunda reverencia al trono de su Majestad, nuestro divino Rey, Cristo Jesús, y ofrezcámosle el homenaje de nuestra humilde adoración. Adoremos y alabemos a Aquel a quién el eterno Padre dijo: Pídeme y te daré las gentes y naciones por tu reino. (Sal. 2, 8)

Veneramos, oh Jesús, vuestro reino eterno que poseéis como Hijo de Rey Eterno, igual en todo al Padre en majestad, omnipotencia y gloria. Vuestros son los cielos y vuestra es la tierra. Vos creasteis al universo y cuanto existe. Todas las cosas fueron hechas por Vos y sin Vos nada se hizo de cuanto se ha creado. El orbe entero es vuestro y vos reinareis de mar en mar, hasta los últimos confines de la tierra.


-Señor, ten misericordia de nosotros, (se repite)
-Cristo, ten misericordia de nosotros,
-Señor, ten misericordia de nosotros,
-Cristo óyenos,
-Cristo escúchanos,


-Dios, Padre celestial, (Ten misericordia de nosotros.)
-Dios Hijo, Redentor del mundo,
-Dios Espíritu Santo,
-Trinidad santa, un solo Dios,


-Jesús, Rey, verdadero Dios y verdadero hombre, (Ten piedad de nosotros.)
-Jesús, Rey de los cielos y de la tierra,
-Jesús, Rey de los ángeles,
-Jesús, Rey de los apóstoles,
-Jesús, Rey de los mártires,
-Jesús, Rey de los confesores,
-Jesús, Rey de los vírgenes,
-Jesús, Rey de todos los santos,
-Jesús, Rey de la santa Iglesia,
-Jesús, Rey de los sacerdotes,
-Jesús, Rey de los reyes,
-Jesús, Rey de las naciones,
-Jesús, Rey de nuestros corazones,
-Jesús, Rey y esposo de nuestras almas,
-Jesús, Rey, Salvador y Redentor nuestro,
-Jesús, Rey, y Dios nuestro,
-Jesús, Rey y Maestro nuestro,
-Jesús, Rey y Pontífice nuestro,
-Jesús, Rey y Juez nuestro,
-Jesús, Rey de gracia y santidad,
-Jesús, Rey de amor y justicia,
-Jesús, Rey de vida y de paz,
-Jesús, Rey de la verdad y de la sabiduría,
-Jesús, Rey del universo,
-Jesús, Rey de la gloria,
-Jesús, Rey Altísimo,
-Jesús, Rey Todopoderoso,
-Jesús, Rey invencible,
-Jesús, Rey sapientísimo,
-Jesús, Rey benevolentísimo,
-Jesús, Rey pacientísimo
-Jesús, Rey flagelado,
-Jesús, Rey coronado de espinas,
-Jesús, Rey crucificado,
-Jesús, Rey gloriosamente resucitado,
-Jesús, Rey de amor en el Santísimo Sacramento,
-Jesús, Rey nuestro amantísimo,


-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, (Perdónanos, Señor)
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, (Escúchanos Señor)
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo, (Ten misericordia de nosotros)


V. Bendecid vuestro pueblo, oh Jesús Rey; gobernadnos y protegednos.
R. Vivid y reinad en nuestros corazones y en los corazones de todos los hombres.


ORACION:
Omnipotente y sempiterno Dios, que en vuestro amado Hijo, Rey del universo, resolvisteis renovar todas las cosas, conceded benignamente que todos los hombres pecadores se sujeten a su suave yugo y dominio, quien vive y reina con Vos por los siglos de los siglos. Amén.




Oración de consagración al Sagrado Corazón de...


Oración de consagración al Sagrado Corazón de Jesús.
¡Señor mío y Dios mío Jesucristo!

adoro reverentemente tu corazón
inflamado de amor y herido
por nuestros pecados,
quiero ratificar cada día
mi consagración bautismal a ti
y servirte fielmente según ella por amor.

Me uno a tus designios de redención y salvación
y quiero hacer del sacrificio de la cruz y de la misa
el centro de mi vida, que me impulsen a crecer en tu amor y cooperar a la expansión de tu reino
en nuestra patria y en el mundo entero.

¡Oh Jesús, vivo y glorioso en el cielo y en el Sagrario!

me entrego del todo a ti y confío plenamente en ti
todos los momentos de mi vida
y sobre todo en la hora de mi muerte que acepto humildemente desde este momento
como la mayor muestra de acatamiento y gratitud al amor de tu corazón.

¡Oh corazón de Jesús me entrego a ti
  por manos de tu madre!
espero que no quedará frustrada mi esperanza Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío. Amén.

Con cariño, P. Alexander Castillo. R. (Pasionista)

TE DAMOS GRACIAS POR RECIBIR Y LLEVAR A OTROS HERMANOS ESTA PAGINA QUE CON AMOR HACEMOS PARA LLEVAR LA PALABRA Y LAS PROMESAS DEL SEÑOR NUESTRO PADRE , DE NUESTRO SEÑOR REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES, JESUCRISTO Y DEL ESPIRITU SANTO. ROGANDO POR LAS NECESIDADES DE CADA UNO DE USTEDES Y SUS FAMILIAS. OREMOS LOS UNOS POR LOS OTROS Y LES COMPARTO 
lo que dice Sta Teresita del Niño Jesus.

La oración es un impulso del corazón, una simple mirada lanzada hacia el cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio del sufrimiento, como en medio de la alegría" Sta. Teresita del Niño Jesús