domingo, 2 de diciembre de 2012

EL SEÑOR DA SU AMISTAD A LOS QUE LE TEMEN

EL SEÑOR DA SU AMISTAD A LOS QUE LE TEMEN Y LES HACE CONOCER SU ALIANZA:

Salmo 25(24),4-5.8-9.10.14.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
y yo espero en ti todo el día.

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza.

ORACION Y REFLEXION DE LOS FIELES.

Santisimo, Poderoso y Eterno Padre, muestranos tus caminos y llevanos siempre de la mano por tus senderos, que tu luz quite la ceguera que nos hace desviar del camino. Queremos que a tu venida estemos siempre despiertos, atentos, velando,y preparados, Ello solo lo logramos cuando caminamos junto a ti, con tu luz y en tu camino. Tu que eres nuestro Padre, nuestro creador no permitas que nos alejemos de tu vista, que tu Hijo Jesus, nuestro Salvador nos encuentre bien dispuestos. La mano poderosa de su Santisima Madre nos sostenga y nos ayude a levantarnos cuando caemos. Concedenos que el Espiritu Santo nos conduzca por los caminos verdaderos, pues son muchos los que tratan de desviarnos y confundirnos.  No te alejes Padre camina junto a nosotros, somos tu pueblo. Somos tu Israel.
Te rogamos que en ese desfile victorioso nuestra iglesia santa catolica y apostolica sea lavada con la sangre de Cristo Jesus y asi purificada sea la mano que dirija los cantos de alabanzas para recibirte en ese encuentro. Por ello nos preparamos a este adviento llenos de fe, esperanza de un nuevo encuentro con Jesus. Amen.
Te pedimos asi mismo por la conversion de los pecadores en espiritu y en verdad, por las benditas almas del purgatorio, por la paz en el mundo y en los hogares.
Te damos gracias por la liberacion de los hermanos que habian sido secuestrados y que gracias a tu proteccion lograron salir de esa terrible situacion y te rogamos que la justicia elimine este sistema de secuestros dandole fin a esta practica perversa y siniestra.
Te rogamos asi mismo por los que se encuentran presos en las carceles injustamente, que puedan pasar sus navidades en libertad y con sus familias. Señor tu amor y misericordia nos ha enseñado a seguirte y a conocer que tu tienes Palabras de vida eterna y que cumples tus promesas. Gracias .Amen.


ADVIENTO Y NAVIDAD
 
Sagrada Familia
1) EL ADVIENTO
SIGNIFICADO Y CONTENIDO
Adviento significa venida. Este tiempo nos prepara para la venida del Señor. La venida de Cristo al mundo se realiza en un triple plan:
PASADO: venida histórica a Palestina,
PRESENTE: venida sacramental, hoy,
FUTURO: venida gloriosa al fin del mundo.
 
Cristo está viniendo hoy y aquí, a nosotros, dentro de nosotros. Nos está haciendo concorpóreos suyos, solidarios de su persona y de su misterio redentor. Mediante el don de su palabra y de la eucaristía, Cristo se graba en nosotros. Nos hace su cuerpo. Su venida gloriosa al final de los tiempos no será otra cosa que la revelación de las venidas que ahora realiza en nosotros. Hay continuidad real entre su venida actual y su venida gloriosa. Exactamente igual como la semilla se prolonga en el fruto. Esta es la verdad de fe más grandiosa. Quien quiera encontrarse con el Cristo viviente, debe penetrar en el misterio de su presencia, a través de la liturgia. Es necesario que el cristiano tenga mirada interior. El adviento es radicalmente cercanía y presencia del Señor.
poinsetia.gif (1839 bytes)  LOS GRANDES TESTIGOS DEL ADVIENTO
Son tres: El profeta Isaías, Juan el Bautista y la Virgen María.
Isaías anuncia cómo será el Mesías que vendrá. Sacude la conciencia del pueblo para crear en él actitud de espera. Exige pureza de corazón.
Juan el Bautista señala quién es el Mesías, que ya ha venido. Él mismo es modelo de austeridad y de ardiente espera.
María es la figura clave del adviento. En ella culmina la espera de Israel. Es la más fiel acogedora de la palabra hecha carne. La recibe en su seno y en su corazón. Ella le prestó su vida y su sangre. María es Jesús comenzado. Ella hizo posible la primera navidad y es modelo y cauce para todas las venidas de Dios a los hombres. María, por su fidelidad, es tipo y madre de la Iglesia.
 poinsetia.gif (1839 bytes)LAS ACTITUDES FUNDAMENTALES DEL ADVIENTO
1. Actitud de espera. El mundo necesita de Dios. La humanidad está desencantada y desamparada. Las aspiraciones modernas de paz y de dicha, de unidad, de comunidad, son terreno preparado para la buena nueva. El adviento nos ayuda a comprender mejor el corazón del hombre y su tendencia insaciable de felicidad.
2. El retorno a Dios. La experiencia de frustración, de contingencia, de ambigüedad, de cautividad, de pérdida de la libertad exterior e interior de los hombres de hoy, puede suscitar la sed de Dios, y la necesidad de «subir a Jerusalén» como lugar de la morada de Dios, según los salmos de este tiempo. La infidelidad a Dios destruye al pueblo. Su fidelidad hace su verdadera historia e identidad. El adviento nos ayuda a conocer mejor a Dios y su amor al mundo. Nos da conocimiento interno de Cristo, que siendo rico por nosotros se hace pobre.
3. La conversión. Con Cristo, el reino está cerca dentro de nosotros. La voz del Bautista es el clamor del adviento: «Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale. Y todos verán la salvación de Dios ... » (Is 40,3-5). El adviento nos enseña a hacernos presentes en la historia de la salvación de los ambientes, a entender el amor como salida de nosotros mismos y la solidaridad plena con los que sufren.
4. Jesús es el Mesías. Será el liberador del hombre entero. Luchará contra todo el mal y lo vencerá no por la violencia, sino por el camino de una victimación de amor. La salvación pasa por el encuentro personal con Cristo.
5. Gozo y alegría. El reino de Cristo no es sólo algo social y externo, sino interior y profundo. La venida del Mesías constituye el anuncio del gran gozo para el pueblo, de una alegría que conmueve hasta los mismos cielos cuando el pecador se arrepiente. El adviento nos enseña a conocer que Cristo, y su pascua, es la fiesta segura y definitiva de la nueva humanidad.
Tomado de web catolico de Javier.

Corona de Adviento

PREPARA TUS VELAS Y ORA CON FE.


PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO.
Santo(s) del día : Santa Bibiana
Beato Guerrico de Igny : ”Estad preparados, porque a la hora en que menos penséis vendrá el Hijo del hombre.” (Lc 12,40)

Libro de Jeremías 33,14-16.
Llegarán los días -oráculo del Señor- en que yo cumpliré la promesa que pronuncié acerca de la casa de Israel y la casa de Judá:
En aquellos días y en aquel tiempo, haré brotar para David un germen justo, y él practicará la justicia y el derecho en el país.
En aquellos días, estará a salvo Judá y Jerusalén habitará segura. Y la llamarán así: "El Señor es nuestra justicia".

Salmo 25(24),4-5.8-9.10.14.
Muéstrame, Señor, tus caminos,
enséñame tus senderos.
Guíame por el camino de tu fidelidad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y mi salvador,
y yo espero en ti todo el día.

El Señor es bondadoso y recto:
por eso muestra el camino a los extraviados;
él guía a los humildes para que obren rectamente
y enseña su camino a los pobres.

Todos los senderos del Señor son amor y fidelidad,
para los que observan los preceptos de su alianza.
El Señor da su amistad a los que lo temen
y les hace conocer su alianza.
Primera Carta de San Pablo a los Tesalonicenses 3,12-13.4,1-2.
Que el Señor los haga crecer cada vez más en el amor mutuo y hacia todos los demás, semejante al que nosotros tenemos por ustedes.
Que él fortalezca sus corazones en la santidad y los haga irreprochables delante de Dios, nuestro Padre, el Día de la Venida del Señor Jesús con todos sus santos.
Por lo demás, hermanos, les rogamos y los exhortamos en el Señor Jesús, que vivan conforme a lo que han aprendido de nosotros sobre la manera de comportarse para agradar a Dios. De hecho, ustedes ya viven así: hagan mayores progresos todavía.
Ya conocen las instrucciones que les he dado en nombre del Señor Jesús.

Evangelio según San Lucas 21,25-28.34-36.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios. Beato Guerrico de Igny (c. 1080-1157), abad cisterciense
Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, los pueblos serán presa de la angustia ante el rugido del mar y la violencia de las olas.
Los hombres desfallecerán de miedo por lo que sobrevendrá al mundo, porque los astros se conmoverán.
Entonces se verá al Hijo del hombre venir sobre una nube, lleno de poder y de gloria.
Cuando comience a suceder esto, tengan ánimo y levanten la cabeza, porque está por llegarles la liberación".
Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día no caiga de improviso sobre ustedes
como una trampa, porque sobrevendrá a todos los hombres en toda la tierra.
Estén prevenidos y oren incesantemente, para quedar a salvo de todo lo que ha de ocurrir. Así podrán comparecer seguros ante el Hijo del hombre".
Leer el comentario del Evangelio por :


Segundo sermón para el Adviento, 2-4; PL 185, 15-17

”Estad preparados, porque a la hora en que menos penséis vendrá el Hijo del hombre.” (Lc 12,40)
    Esperamos el aniversario del nacimiento de Cristo. Según la promesa del Señor, lo veremos pronto. La Escritura espera de nosotros una alegría espiritual tal que, elevándonos por encima de nosotros mismos, salte de gozo al salir al encuentro del Señor...Incluso antes de su llegada, el Señor viene a vosotros. Antes de manifestarse al mundo entero viene a vosotros en una visita íntima, porque ha dicho: “No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros.” (Jn 14,18)

    Verdaderamente hay una venida del Señor frecuente e íntima, según el mérito y el fervor de cada uno,  que durante este período intermedio entre su primera venida y su vuelta el último día nos configura a la primera y nos prepara a la segunda. Si el Señor viene a nosotros ahora es para que su primera venida no quede inútil y la última no sea la venida de su cólera. Por su venida actual, en efecto, se pone a reformar nuestro orgullo según el ejemplo de su humildad en la primera venida y, luego, a reformar nuestro cuerpo humilde a la imagen del cuerpo glorioso que nos mostrará a su vuelta. Por esto debemos implorar con todas nuestras fuerzas y pedir con fervor esta venida intermedia que nos da la gracia de la primera venida y nos promete la gloria de la última...

    La primera venida fue humilde y escondida, la última será esplendorosa y magnífica. La venida de la que hablamos está escondida, pero es igualmente magnífica. Digo “escondida”, no porque sea ignorada por aquel en quien tiene lugar, sino porque se realiza en el secreto del alma... Llega sin ser visto y se aleja sin que uno lo perciba. Su presencia es luz del alma y del espíritu. En el alma se ve al invisible y se conoce al incognoscible. Esta llegada del Señor traspone al alma de quien la contempla en una dulce y dichosa admiración. Entonces, del fondo del hombre brota el grito: “Señor ¿quién se compara a ti?” (Sal 34,10) Lo saben quienes han experimentado su venida y, quiera Dios, que los que no lo hayan experimentado puedan experimentar el deseo de su venida.


2. LEE LA PALABRA DE DIOS Lc 21, 25-28 y 34-36 (Qué dice la Palabra de Dios)

Contexto litúrgico


Con este primer domingo de Adviento, que hoy celebramos, comienza el nuevo año litúrgico de las celebraciones de la Iglesia. En este tiempo, la liturgia nos anima y nos ayuda a prepararnos debidamente a la celebración de la Navidad, el misterio de la presencia humanizada de Dios entre nosotros. Iniciamos también, en este ciclo litúrgico C, la lectura del Evangelio según san Lucas. Hemos de ir descubriendo, en cada domingo, las características de este Evangelio. La Palabra de Dios, sobre todo el Evangelio, nos ayudan a ello. Seamos fieles a la lectura y oración con la Palabra de Dios de cada domingo.

Contexto bíblico

El texto de hoy está ubicado en un contexto, narrado por Lucas 21, 5-36, donde el evangelista nos expone la enseñanza de Jesús sobre los últimos días de la historia de la humanidad. También se le llama el discurso escatológico porque nos habla de los últimos tiempos (esjatón significa último, definitivo). También se le llama a este texto el discurso sobre la parusía (parusía significa presencia), y se refiere a la venida gloriosa y definitiva de Jesucristo.

Texto

1. Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas (v. 25)


No hay que entender este texto en un sentido literal. Es un lenguaje, llamado apocalíptico (Apocalipsis significa revelación o manifestación). No se trata de señales visibles en los astros del cielo, por las que podamos deducir cuándo es el final de los tiempos. Pues son fenómenos atmosféricos que se dan en cualquier tiempo. Tales palabras quieren decir, sobre todo, que, al final de la historia, todo se irá transformando, sobre todo, las personas. Lucas también narra de forma parecida cuando muere Jesús en la cruz (Lc 23, 44-45). “Nos quiere decir que la señal de la cruz, no tanto los astros del cielo, ilumina toda la historia humana. Éste es el camino que tendrá como final la manifestación plena de la misericordia de Dios que viene a nuestro encuentro. Es muy importante saber cuál es el fin de la historia humana. El hombre, en definitiva, será, no lo que es ahora, sino lo que llegará a ser. Porque camina hacia la plena manifestación del Amor de Dios. Al final será lo que espera, porque espera lo que ama” (Silvano Fausti). Las señales de los astros pueden también significar el miedo de algunos que descuidaron la espera del día definitivo. Es la condición de quien no conoce la paternidad y el amor de Dios y ha pasado su vida ignorando la venida permanente y la definitiva de Dios.

2. Se acerca su liberación (v. 28)

Las catástrofes cósmicas son señales de que, al final, caerán todos los poderes injustos, opresores de la dignidad de las personas. Y comenzará un mundo nuevo, por el triunfo y la venida del Mesías y del Reino de Dios para siempre. Para el cristiano, guiado por la fe, a través de las calamidades personales y sociales, llegará la liberación total. Día a día, la actuación silenciosa, pero profunda, de los corazones sinceros, va engendrando unos cielos nuevos y una nueva tierra donde brille la justicia (2 Pe 3, 13). Sabemos que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente. Pero no sólo ella; también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior suspirando para que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo. Porque ya estamos salvados, aunque sólo en esperanza (Rom 8, 22-24). En esperanza vamos gestando nuestro propio alumbramiento a una nueva y gozosa vida. Es la historia de cada cristiano y de cada persona de buena voluntad, escrita día tras día anónimamente, que no aparece en las noticias televisivas, sino con actos de amor y de servicio y de entrañas de misericordia. Para entender la historia hay que saber leer los signos de los tiempos desde la luz del plan de Dios.

3. MEDITA (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

Jesús es el sembrador incansable de esperanza, de ánimo, de optimismo. El cristiano es el hombre del presente porque ve con claridad el futuro glorioso de la historia de la humanidad. No hay lugar a la desesperación. Ni hay lugar para el pesimismo de aquellos que dicen: cualquier tiempo pasado fue mejor, hoy todo va de mal en peor. No nos quedemos instalados en nuestro conformismo, pereza, apatía. Sacudamos nuestro sueño, porque la liberación se está realizando en cada uno de nosotros. Miramos el futuro, no con un gesto de evasión a lo presente. Sino, para dinamizar con todo interés la actualidad, el tiempo presente. ¡Estamos construyendo el Plan de Dios!


4. ORA (Qué le respondo al Señor)

Descúbrenos, Señor, tus caminos (Salmo responsorial de hoy). Padre, que sepa caminar por los senderos que Tú me indicas con la enseñanza y testimonio de vida de tu Hijo Jesucristo. Que viva con ilusión y esperanza cada día de mi vida terrena.


5. CONTEMPLA

A Jesús, que nos abre y nos encamina hacia la vida total con Él. A mí mismo, que, con frecuencia, me encierro en mi egoísmo y no me abro al mensaje liberador de Jesús, mi Salvador.

6. ACTÚA

Repetiré, lleno de esperanza: Que el Señor nos haga rebosar de amor... hasta el día en que venga nuestro Señor Jesús (1 Tes 3, 12-13).

Recitamos: Lámpara es tu Palabra, Señor

Lámpara es tu Palabra, Señor,
lámpara para mis pies desnudos,
para mis ojos cansados,
para mi corazón sediento.

Lámpara es tu Palabra,
en la cual creo,
pues tú, Señor,
nos pones en camino
hacia la verdadera vida.

Lámpara es tu Palabra
cuando voy entre los hombres,
cuando no puedo más,
cuando desfallezco.

Lámpara eres tú
como Palabra de vida,
capaz de enternecer el corazón
y ayudarnos en el camino.

Lámpara es tu Palabra, Señor,
tú vienes y te acercas
a mí de puntillas,
y me susurras al oído
palabras de vida y amor.

Lámpara es tu Palabra,
luz en mi sendero,
alegría en el camino. Amén.
(F. Cerro)

EN EL INICIO DEL ADVIENTO LO MEJOR QUE PODEMOS HACER ES RENOVAR NUESTRA ESNTREGA. CONSAGREMOS NUESTROS CORAZONES A LOS CORAZONES UNIDOS DE JESUS Y DE MARIA.

En el inicio del Adviento, lo mejor que podemos hacer es renovar nuestra entrega
Hoy domingo se inicia el más hermoso período del año: Adviento. Es una época donde podemos sentir el perfume de los jazmines y la cercanía del Amor de Dios que se derrama sobre nosotros. Y en este caminar hacia la Navidad, porque de eso el Adviento se trata, no podemos dejar de pensar en María. Sentimos en el corazón como Ella miraba su Vientre Divino, donde estaba escondido el Creador del Universo.
 
 ¿Que extraordinarios diálogos se producirían entre esos dos Corazones, los mas hermosos y puros Corazones que uno pueda imaginar? María le hablara a su Niño, y El sentía embelesado como el Nacimiento estaba cercano, para poder ser abrazado y mimado entonces por Su Perfecta Madre.
 
En este camino a la Navidad, los invitamos a renovar la consagración de nuestros corazones a la Santisima Virgen María, Madre del Niño Dios. Es un acto sincero y de corazón, que pone nuestra vida en las manos de nuestra abogada, aquella que puede interceder directamente antre Dios mejor que nadie, porque es Su mismisima Madre.

Cuando San José duerme:


Card. Joseph Ratzinger
"El sueño de san José", de Vicente López Portana, Museo del Prado

Queridos hermanas y hermanos:

Hace poco pude ver en casa de unos amigos una representación de san José que me ha hecho pensar mucho. Es un relieve procedente de un retablo portugués de la época barroca, en el que se muestra la noche de la fuga hacia Egipto. Se ve una tienda abierta, y junto a ella un ángel en postura vertical. Dentro, José, que está durmiendo, pero vestido con la indumentaria de un peregrino, calzado con botas altas como se necesitan para una caminata difícil. Si en primera impresión resulta un tanto ingenuo que el viajero aparezca a la vez como durmiente, pensando más a fondo empezamos a comprender lo que la imagen nos quiere sugerir.

LOS SILENCIOS.
Duerme José, ciertamente, pero a la vez está en disposición de oír la voz del ángel (Mt 2,13ss). Parece desprenderse de la escena lo que el Cantar de los Cantares había proclamado: Yo dormía, pero mi corazón estaba vigilante (Cant 5,2). Reposan los sentidos exteriores, pero el fondo del alma se puede franquear. En esa tienda abierta tenemos una figuración del hombre que, desde lo profundo de sí mismo, puede oír lo que resuene en su interior o se lo diga desde arriba; del hombre cuyo corazón está lo suficientemente abierto como para recibir lo que el Dios vivo y su ángel le comuniquen. En esa profundidad el alma de cualquier hombre se puede encontrar con Dios. Desde ella Dios nos habla a cada uno y se nos muestra cercano.

Sin embargo, la mayoría de las veces nos hallamos invadidos por cuidados, inquietudes, expectativas y deseos de todas clases; tan repletos de imágenes y apremios producidos por el vivir de cada día, que, por mucho que vigilemos externamente, se nos pide la interna vigilancia y, con ella, el sonido de las voces que nos hablan desde lo más íntimo del alma. Ésta se halla tan cargada y son tantas las murallas elevadas en su interior, que la voz suave del Dios próximo no puede hacerse oír. Con la llegada de la Edad Moderna, los hombres hemos ido dominando cada vez más el mundo, y disponiendo de las cosas a la medida de nuestros deseos; pero estos adelantos en nuestro dominio sobre las cosas, y en el conocimiento de lo que podemos hacer con ellas, ha encogido a la vez nuestra sensibilidad de tal manera, que nuestro universo se ha tornado unidimensional. Estamos dominados por nuestras cosas, por todos los objetos que alcanzan nuestras manos, y que nos sirven de instrumentos para producir otros objetos. En el fondo, no vemos otra cosa que nuestra propia imagen, y estamos incapacitados para oír la voz profunda que, desde la Creación, nos habla también hoy de la bondad y la belleza de Dios.



Ese José que duerme, pero que al mismo tiempo se halla presto para oír lo que resuene por dentro y desde lo alto -porque no es otra cosa lo que acaba de decirnos el Evangelio de este día-, es el hombre en el que se unen el íntimo recogimiento y la prontitud. Desde la tienda abierta de su vida, nos invita a retirarnos un poco del bullicio de los sentidos; a que recuperemos también nosotros el recogimiento; a que sepamos dirigir la mirada hacia el interior y hacia lo alto, para que Dios pueda tocarnos el alma y comunicarle su palabra. La Cuaresma es un tiempo especialmente adecuado para que nos apartemos de los apremios cotidianos, y dirijamos nuevamente nuestros pasos por los caminos del interior.

Se levanta y acoge el plan de Dios
Pasamos al segundo punto. Ese José que vemos está pronto para erguirse y, como dice el Evangelio, cumplir la voluntad de Dios (Mt 1,24; 2,14). Así toma contacto con el centro de la vida de María, la respuesta que iba a dar en el momento decisivo de su existencia: He aquí la sierva del Señor (Lc 1,38). San José reacciona así: Aquí tienes a tu siervo. Dispón de mí. Coincide su respuesta con la de Isaías en el instante de recibir el llamamiento: Heme aquí, Señor. Envíame (Is 6,8, en relación con 1 Sam 3,8ss). Esa llamada informará su vida entera en adelante. Pero también hay otro texto de la Escritura que viene aquí a propósito: el anuncio que Jesús hace a Pedro cuando le dice: Te llevarán adonde tú no quieras ir (Jn 21,10). José, con su presteza, lo ha hecho regla de su vida: porque se halla preparado para dejarse conducir, aunque la dirección no sea la que él quiere. Su vida entera es una historia de correspondencias de este tipo.

Comenzó con el mensaje del ángel sobre el secreto de la maternidad divina de María, el Misterio de la llegada del Mesías. De improviso, la idea que se había hecho de una vida discreta, sencilla y apacible, resulta trastornada cuando se siente incorporado a la aventura de Dios entre los hombres. Al igual que sucediera en el caso de Moisés ante la zarza ardiente, se ha encontrado cara a cara con un misterio del que le toca ser testigo y copartícipe. Muy pronto ha de saber lo que ello implica: que el nacimiento del Mesías no podrá suceder en Nazaret. Ha de partir para Belén, que es la ciudad de David; pero tampoco será en ella donde suceda: porque los suyos no le acogieron (Jn 1,11). Apunta ya la hora de la Cruz: porque el Señor ha de nacer en las afueras, en un establo. Luego viene, tras la nueva comunicación del ángel, la salida de Egipto, donde ha de correr la suerte de los sin casa y sin patria: refugiados, extranjeros, desarraigados que buscan un lugar donde instalarse con los suyos.

Volverá, pero sin que hayan terminado los peligros. Más tarde sufrirá la dolorosa experiencia de los tres días durante los que Jesús está perdido (Lc 2,46), esos tres días que son como un presagio de los que mediarán entre la Cruz y la Resurrección: días en los que el Señor ha desaparecido y se siente su vacío. Y, al igual que el Resucitado no habrá de retornar para vivir entre los suyos con la familiaridad de aquellos días que se fueron, sino que dice: No quieras retenerme, porque he de subir al Padre, y podrás estar conmigo cuando tú también subas (cfr Jn 20,17), así ahora, cuando Jesús es encontrado en el Templo, reaparece en primer plano el misterio de Jesús en lo que tiene de lejanía, de gravedad y de grandeza. José se siente, en cierto modo, puesto en su sitio por Jesús, pero a la vez encaminado hacia lo alto. Yo debía ocuparme de las cosas de mi Padre (Lc 2,19). Es como si le dijera: Tú no eres padre mío, sino guardián, que, al recibir la confianza de este oficio, has recibido el encargo de custodiar el misterio de la Encarnación.

Y morirá por fin José sin haber visto manifestarse la misión de Jesús. En su silencio quedarán sepultados todos sus padecimientos y esperanzas. La vida de este hombre no ha sido la del que, pretendiendo realizarse a sí mismo, busca en sí solamente los recursos que necesita para hacer de su vida lo que quiere. Ha sido el hombre que se niega a sí mismo, que se deja llevar adonde no quería. No ha hecho de su vida cosa propia, sino algo para dar. No se ha guiado por un plan que hubiera concebido su intelecto, y decidido su voluntad, sino que, respondiendo a los deseos de Dios, ha renunciado a su voluntad para entregarse a la de Otro, la voluntad grandiosa del Altísimo. Pero es exactamente en esta íntegra renuncia de sí mismo donde el hombre se descubre.

Porque tal es la verdad: que solamente si sabemos perdernos, si nos damos, podremos encontrarnos. Cuando esto sucede, no es nuestra voluntad quien prevalece, sino ésa del Padre a la que Jesús se sometió: No se haga mi voluntad, sino la tuya (Lc 22,42). Y como entonces se cumple lo que decimos en el Padrenuestro: Hágase tu Voluntad en la tierra como en el cielo, es una parte del Cielo lo que hay en la tierra, porque en ésta se hace lo mismo que en el Cielo. Por esto san José nos ha enseñado, con su renuncia, con su abandono que en cierto modo adelantaba la imitación de Jesús crucificado, los caminos de la fidelidad, de la resurrección y de la vida.

SIEMPRE EN CAMINO.
Nos queda un tercer aspecto. Mirando a ese José que está vestido como peregrino, comprendemos que, a partir del momento del Misterio, su existencia sería la del que está siempre en camino, en un constante peregrinar. Fue así la suya una vida marcada por el signo de Abrahán: porque la Historia de Dios entre los hombres, que es la historia de sus elegidos, comienza con la orden que recibiera el padre de la estirpe: Sal de tu tierra para ser un extranjero (Gen 12,1; Heb 9,8ss). Y por haber sido una réplica de la vida de Abrahán, se nos descubre José como una prefiguración de la existencia del cristiano. Podemos comprobarlo con viveza singular en la primera Carta de san Pedro y en la de Pablo a los Hebreos. Como cristianos que somos --nos dicen los Apóstoles-- debemos considerarnos extranjeros, peregrinos y huéspedes (1 Pet 1,17; 2,11; Heb 13,14): porque nuestra morada, o como dice san Pablo en su Carta a los Filipenses, nuestra ciudadanía está en los Cielos (Phil 3,20).

Hoy suenan mal estas palabras sobre el Cielo: porque tendemos a creer que, apartarnos de cumplir nuestros deberes en la tierra, nos enajena de nuestro mundo. Tendemos a creer que nuestra vocación es solamente hacer un Paraíso de la tierra. Pero sucede en la realidad que, al comportarnos de ese modo, lo que estamos haciendo es justamente destrozar la Creación. Porque en el fondo, los anhelos del hombre apuntan en dirección al infinito. De aquí que, hoy más que nunca, comprobemos que únicamente Dios puede saciar al hombre por completo. Estamos hechos de tal forma, que las cosas finitas nos dejan siempre insatisfechos, porque necesitamos mucho más: necesitamos el Amor inagotable, la Verdad y la Belleza ilimitadas.

Aunque ese anhelo sea insuprimible, podemos desplazarlo de nuestros horizontes y buscamos lo infinito en lo que no puede darlo. Queriendo tener el Cielo ya en la tierra, esperamos y exigimos todo de ella y de la actual sociedad. Pero, en su intento de extraer de lo finito lo infinito, el hombre pisotea la tierra e imposibilita una ordenada convivencia social con los demás, porque los ve como amenaza u obstáculo. Tan sólo cuando aprendamos nuevamente a dirigir nuestras miradas hacia el Cielo, brillará también la tierra con todo su esplendor. Únicamente cuando vivifiquemos las grandes esperanzas de nuestros ánimos con la idea de un eterno estar con Dios, y nos sintamos nuevamente peregrinos hacia la Eternidad, en vez de aherrojarnos a esta tierra, sólo entonces irradiarán nuestros anhelos hacia este mundo para que tenga también él esperanza y paz.

Por todo ello, demos gracias a Dios en este día porque nos ha dado ese Santo, que nos habla de recogernos en Él; que nos enseña la prontitud, y la obediencia y la actitud de los caminantes que se dejan llevar por Dios; y que nos dice por esto mismo la manera de servir igualmente a nuestra tierra. Imploremos la gracia para que, mostrando también nosotros vigilancia y prontitud, seamos un día recibidos por Dios, que es nuestro auténtico destino de caminantes.
Homilía del Cardenal Joseph Ratzinger, Roma, 19-03-1992


NUESTRO PADRE DIOS Y SU SENTIDO DEL HUMOR.

Mi relación con nuestro Padre Dios se ha ido consolidando con el tiempo. Hubo un largo periodo en que le tenia miedo: Lo veía como un viejo cascarrabias, barbudo, el ceño fruncido, con ojos de águila fisgoniando todo y apoltronado en un sillón.

Lo imaginaba con una enorme correa de cuero larga y dispuesto a ajustar cuentas por cualquier babosada que hiciera.

Si rezaba lo hacia para hacerle creer que me gustaba o solo por temor a ser castigada, de noche sufria pesadillas. Ese tiempo duro mucho, quizás demasiado. Lo que si era cierto es que le tenia miedo, pavor a ese viejito sentado en el sillón.

Cuando fui una adolescente, me fui independizando mas del viejo, aunque era un niña ingenua, físicamente era muy pero muy linda: ojos bonitos en una cara linda, boca sensual y con un cuerpo escultural, con cintura de avispa, piernas bien proporcionadas y que les puedo decir, me gustaba cuando me veía en el espejo. ¡Claro! la única desventaja es que media metro y medio.

Me gustaba la ropa que me ponía, siempre armoniosa y a la moda de lo que llegaba al pueblo. Solia ir a misa para que los muchachos del pueblo me miraran y me dijeran piropos: ´´Adios mamacita¨. Caminaba como una reina ofendida haciéndome la indiferente. Pero en el fondo era lo que mi vanidad de niña tonta proclamaba, simplemente me gustaban los halagos.

Pasaron los años y creía que el viejo de barbas largas, ojos de águila y latigo en la mano no exisitio por largos años. ¿Dormia? Eso creía yo hasta que un buen dia despertó como león rugiente haciéndome la vida de cuadritos.

Asi volvi a encontrarme con El, pero ahora ya había una nueva actitud. Habia habido una reconciliación y encuentro personal con El.
Me había dado cuenta de que era mi Padre, que me amaba hasta mas alla del cansancio, como solo los verdaderos padres pueden amar a sus hijos, me presento a su familia.
Me dio a conocer a su Hijo, me dijo que se llamaba Jesus y lo que este había hecho por mi. Mas tarde Su hijo Jesus me presento a su madre. Nunca olvidare las Palabras que llegaron claras a mi, en una alocución interior: ´´ Quien no ama a mi madre no me ama a mi, porque mi corazón y el de ella laten al unisono’’.

Mi Padre ahora me ha dado a conocer quien soy y lo que espera de mi. Yo aun camino y a veces lo trato de manipular pero El se mata de la risa. Ya no nos peleamos.
Cuando pataleo porque las cosas no me van como yo quiero, riéndose me recuerda: Cuantas veces me has dicho que ´´hagase en mi tu voluntad y que confias en mi´´ ¿Ya se te olvido? Y entonces le digo: Oye pero es que me tienes en espera y estoy angustiada, me siento triste, y mi Padre se rie, me da paz y seguimos en una relación muy cercana.

Hoy, debido a la espera a que me tiene con esto del mercado inmobiliario paralizado por cambios en la política de bienes inmuebles, ha llegado el invierno con temperaturas por debajo de los 20 grados celcius.
Sali a comprarme un abrigo y unos gorros o sombreros de invierno. Los mios están ya embalados en cajas de mudanzas que dicen: ´´varios’’; por lo que abrirlas es imposible.

Cuando estaba en la tienda por departamentos, la famosa Walmart, me fui a buscar los menesteres de invierno: Mi mente se fue a la adolescencia donde siempre salía sifrina, combinada y a la moda. Ahora buscaba y rebuscaba no lo que combinara, sino lo que hubiera a mi talla y al menor precio. Sin importar aquellos detalles de antaño.

Claro, ¿Se acuerdan de aquella boca sensual, de aquella cara bonita y ojos muy lindos, la cinturita de avispa y las piernas muy bien proporcionadas? Bueno, de esa vaina no queda nada. Ahora la grasa en todo mi cuerpo, las arrugas en las comisuras de los labios, los senos que ya llegan a las rodillas, no tienen nada que ver con el retrato hablado de antaño.

El de ahora es real, y se lo dije vaya que tienes un gran sentido del humor me has dejado sin belleza y saben lo que hizo se carcajeo a mas no poder.
Lo peor, le dije, es que muchos alla afuera dicen que la belleza es interior jajajajaja nos reíamos los dos, porque ahora aunque me vista combinadita las arrugas siguen viéndose en el espejo y le dije Padre y que diran ahora los muchachos que me cortejaban con piropos seguro que diran ´´ ¿Dios mio quien en este disfraz de acordeon?´´ Y tomados de las manos volvíamos a carcajearnos.

Ya no me importa lucir o no a la moda, ya no me importa que no luzca tan sensual, ahora tengo un amado: Mi Padre siempre viene conmigo, nos vamos juntos a todas partes, nos divertimos juntos, cuando me angustia me consuela, cuando me caigo me da la mano y me ayuda a levantarme. Cuando trato de hacerle alguna trampita, se mata de la risa y me dice ¿tu crees que yo soy bobo?. Asi, entonces, le pido perdón y volvemos a hacer las paces.

Hoy puedo decirles que tengo una relación con mi Padre Dios, con su Hijo Jesus, con su Madre Maria, con su Padre adoptivo Jose y de ñapa me dijo te doy el Espiritu Santo para que no seas torpe y camines siempre por el camino de la Victoria y te conduzca a la verdad completa.

Nota: ¿ Les pregunto ahora tiene o no tiene mi Padre un buen sentido del humor?. Si asi lo deseas compartelo con tus amigos y familia. ellos tambien necesitan de un encuentro y una relacion intima con nuestro Señor.

Emirva Mendez, Ottawa 1 de Diciembre del 2012.
Te damos gracias por ser parte de la evangelizacion a traves de Sembrando Las Promesas.