viernes, 19 de diciembre de 2008

ANUNCIO DEL NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA.

LUCAS 1: 5-23. 
En el tiempo en que Herodes era rey del país de los judíos,
vivía un sacerdote llamado Zacarías, perteneciente al turno de
Abías. Su esposa llamada Isabel, descendía de Aarón. Los dos
eran justos delante de Dios y obedecían los mandatos y leyes 
del Señor de manera intachable. Pero no tenían hijos porque
Isabel era estéril, además, los dos eran ya muy ancianos.
Un día en que al grupo sacerdotal de Zacarías le tocó el turno
de oficiar delante de Dios, según era costumbre entre los sacerdotes,
le tocó en suerte a Zacarías entrar en el santuario del templo
del Señor para quemar incienso.
Mientras se quemaba el incienso, todo el pueblo estaba orando afuera.
En esto se le apareció a Zacarías un ángel del Señor, de pie al lado
derecho del altar del incienso. Al ver al ángel, Zacarías se quedó 
sorprendido  y lleno de miedo. Pero el ángel le dijo:
_ Zacarías, no tengas miedo, porque Dios ha oído tu oración,
y tu esposa Isabel, te va a dar un hijo, al que pondrás por nombre JUAN.
Tú te llenarás de gozo, y muchos se alegraran de su nacimiento, porque
tu hijo va a ser grande delante del Señor. No tomará vino ni licor, y
estará lleno lleno del Espíritu Santo desde antes de nacer. Hará que
muchos de la nación de Israel se vuelvan al Señor su Dios . 
Este Juan irá delante del Señor, con el espíritu y el poder de Elías, 
para reconciliar a los padres con los hijos y para que los rebeldes 
aprendan a obedecer. De este modo preparará al pueblo para recibir
al Señor.
Zacarías preguntó al ángel:
-¿Cómo puedo estar seguro de esto?. Porque yo soy muy anciano y
mi esposa también. El ángel le contestó:
- Yo soy Gábriel, y estoy al servicio de Dios; él me mandó a hablar contigo
y darte estas buenas noticias. Pero ahora, como no has creído lo que
te he dicho, vas a quedarte mudo; no podrás hablar hasta que, 
a su debido tiempo, suceda todo esto.
Mientras tanto, la gente estaba afuera esperando a Zacarías y preguntándose 
por qué tardaba tanto en salir del santuario. Cuando al fin salió
no les podía hablar, entonces se dieron cuenta de que había tenido una visión
en el santuario, pues les hablaba por señas: y siguió así, sin poder hablar.
Cumplido su servicio, Zacarías se fue a su casa. Después de esto, su esposa Isabel
quedó encinta, y durante cinco meses no salió de su casa, pensando: "El Señor
me ha hecho esto ahora, para que la gente ya no me desprecie".
Palabra de Dios.

HIMNO DE ZACARÍAS.

Lucas 1 68-79
" Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha venido a rescatar a su pueblo!
Nos ha enviado un poderoso salvador,
un descendiente de David su siervo.
Esto es lo que había prometido en el pasado
por medio de sus santos profetas: que nos salvaría
de nuestros enemigos y de todos los que nos odian,
que tendría compasión de nuestros antepasados y
que no se olvidaría de su santa alianza.
Y este es el juramento que había hecho a nuestro padre Abraham:
que nos permitiría vivir sin temor alguno, libres de nuestros
enemigos, para servirle con santidad y justicia, y estar en su
presencia toda nuestra vida.
En cuanto a ti, hijito mío, serás llamado profeta del Dios altísimo,
porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para
hacer saber a su pueblo que Dios les perdona sus pecados
y les da la salvación.
Porque nuestro Dios, en su gran misericordia, nos trae de lo alto
el sol de un nuevo día, para dar luz a los que viven en la mas 
profunda oscuridad, y dirigir nuestros pasos por el camino de la Paz."
PALABRA DE DIOS, TE ALABAMOS SEÑOR.

ORACIÓN Y REFLEXION DE LOS FIELES.


Dios Santísimo y cumplidor fiel a tus promesas. Nos enviaste para
prepararnos a recibir al Mesías a San Juan Bautista, Hoy te rogamos
que nuestros corazones estén dispuestos para recibir a Jesús
y que estas celebraciones no sean una fiesta mas donde la duda, 
el sacrilegio y el mundo nos impidan ver tu gracia y tu  amor
misericordioso. 
Te rogamos Oh Madre Santísima María, Inmaculada y llena de gracia,
que tu fe, tu obediencia al plan de salvación, llegue a nuestras
vidas. Te rogamos que intercedas por nosotros,
para que con la llegada de estas navidades, la iglesia se reúna
para alabar y bendecir al Enmanuel y que su reino prometido baje
a cada uno de nosotros, a nuestros hogares, a nuestros pueblos. 
Padre te pedimos perdón por tantas  celebraciones que han quedado
dentro de la oscuridad, de la injusticia, del desagradecimiento.
Nos enviaste a San Juan Bautista y cuantos de nosotros desconocemos,
que lo enviaste con una misión que aun sigue  y seguirá vigente:
A, este, Juan lo enviaste al mundo con la misión con el poder del 
Espíritu Santo  para reconciliar a los padres con los hijos y para que 
los rebeldes aprendan a obedecer y de este modo preparar al pueblo
para recibir al Señor.  Hoy, al anunciarnos la llegada del Mesías.
Te suplicamos ¡oh! San Juan Bautista por las madres que abortan a sus 
hijos, por las esposas o esposos que no quieren procrear y dar a luz
a la vida e impiden con ello la mas grande de las bendiciones, dar a luz
a un hijo. Renueva en ellos y en ellas ese gran amor de Dios para traer
hijos al mundo y crear una sociedad llena de amor. A ti San Juan Bautista
te suplicamos que endereces y atraigas con tu misión a los padres que dedican su tiempo
al poder, al dinero, y descuidan a sus hijos aduciendo que lo importante es 
la calidad y no la cantidad, Ellos y ellas mismos/as conocen que se trata 
de calidad y cantidad de tiempo, pero se engañan a si mismos/as. 
Te pedimos por los que con rebeldía se convierten en asesinos del Amor.
Hoy, queremos humildemente rogarte, cuando la llegada del Señor está cerca
nos preparares para recibirlo y así cantarle las alabanzas, adorarle, bendecirle
y glorificarle siempre.
Así que unimos nuestras voces  con ese himno de Zacarías, para que junto
con la virgen María, San José , Santa Isabel, y todos los coros celestiales 
pronunciemos con gritos y salterios la alegría porque  ya viene
nuestro Señor a traernos de lo alto el sol de un nuevo día, para
dar la luz a los que viven en la  mas profunda oscuridad, y dirigir
nuestros pasos por el camino de la paz. 
Pronunciamos como el salmista: (Salmo 117 (116) )
Alabanza Al Señor.!
Naciones y pueblos todos, 
Alaben al Señor, pues su amor por nosotros es 
muy grande, ¡ la fidelidad del Señor es eterna!
¡Aleluya!.