sábado, 31 de marzo de 2012

SEMANA SANTA, ¡ BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR! ¡ALELUYA!




INICIO DE LA SEMANA SANTA CON EL DOMINGO DE RAMOS. 

El Domingo de Ramos da comienzo a la Semana Santa, este día rememora la Entrada de Jesús en Jerusalén. Diez siglos antes había entrado en la ciudad construida por David su hijo Salomón montado en un borrico. Las gentes de la ciudad aclamaron al hijo de David con gritos de jubilo.
 
Entrada de  Nuestro Señor Jesucristo en Jerusalén, según San Marcos
Mc. 11, 3-10

Cuando ya estaban cerca de Jerusalén, al aproximarse a los pueblos de Betfagé y Betania, en el Monte de los Olivos, Jesús envió a dos de sus discípulos, diciéndoles; -Vayan a la aldea que está enfrente, y al entrar en ella encontrarán un burro atado, que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo. Y si alguien les pregunta por qué lo hacen, díganle que el SEÑOR lo necesita y que en seguida lo devolverá. Fueron, pues y encontraron el burro atado en la calle, junto a una puerta, y lo desataron. Algunos  que estaban allí les preguntaron; ¿Qué hacen ustedes? ¿Por qué desatan el burro?.
Ellos contestaron lo que Jesús les había dicho; y los dejaron ir. Pusieron entonces sus capas sobre el burro, y se lo llevaron a Jesús. Y Jesús montó. Muchos tendían sus capas por el camino, y otros tenían ramas que habían cortado en el campo. Y tanto los que iban delante como los que iban detrás, gritaban:
-¡ Hosana! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Bendito el reino que viene, el reino de nuestro padre David! ¡ Hosana en las alturas!.
 Palabra de Dios. Te alabamos Señor. (Biblia Dios habla Hoy, versión católica).

JUEVES SANTO:
– Es el día en que se celebra la última Cena en que Cristo instituyó la Eucaristía. También se escenifica el Lavatorio de los Pies (sobre esto versa el Evangelio). Los pasos y procesiones se vuelcan en estas significaciones y empiezan a avanzar, ya en la noche, al misterio del Viernes.
EL Jueves Santo se caracteriza por la institución de la Eucaristia, del sacerdocio y la reafirmación del mandamiento del Amor como ley fundamental
Jn. 13, 1-17.
Era antes de la fiesta de la Pascua, y Jesús sabía  que había llegado la hora de que él dejara este mundo para ir a reunirse con el Padre. Él siempre había amado a los suyos que estaban en el mundo, y así los amó hasta el fin. El diablo ya había metido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, la idea de traicionar a Jesús. Jesús sabía que había venido de Dios, que iba a volver a Dios y que el Padre le había dado toda autoridad; así que, mientras estaban cenando, se levantó de la mesa, se quitó la capa y se ató una toalla en la cintura. Luego echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de de los discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba en la cintura.
Cuando iba a lavarle los pies a Simón Pedro, este le dijo:
-Señor, ¿ Señor tú me vas a lavar los pies a mí?.
Jesús le contestó:
-Ahora no entiendes lo que estoy haciendo, pero después lo entenderás.
Pedro le dijo:
-¡Jamás permitiré que me laves los pies!
Respondió Jesús:
-Sí no te los lavo, no podrás ser de los míos.
Simón Pedro le dijo:
-¡ Entonces, Señor no me laves solamente los pies, sino también las manos y la cabeza!
Pero Jesús le contestó:
El que está recién bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está todo limpio. Y ustedes están limpios, aunque no todos.
Dijo: "No están limpios todos", porque sabía quién lo iba a traicionar.
Después de lavarles los pies, Jesús volvió a ponerse la capa, se sentó otra vez a la mesa y les dijo:
-¿Entienden ustedes lo que le he hecho?.
Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón, porque lo soy. Pues sí yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado un ejemplo, para que ustedes hagan lo mismo que yo les he hecho. Les aseguro que ningún servidor es mas que su señor, y que ningún enviado es más que el que lo envía. Sí entienden estas cosas y las ponen en práctica serán dichosos.
Palabra de Dios. Te alabamos Señor.
(BIBLIA DIOS HABLA HOY, Versión católica)

VIERNES SANTO:
El Viernes Santo – Es el día del máximo dolor y de la muerte de Jesús. Día de riguroso luto y no se celebra misa, sino un rito de oración. Aparte de la celebración del Via Crucis, también se puede asistir al Sermón de las 7 palabras, llamado también De la Bofetada.

VIERNES.

1.00 am. Jesús es conducido al sumo sacerdote Caifás (Mt 26, 57-58)
“Los que apresaron a Jesús lo llevaron ante Caifás, el jefe principal de los sacerdotes, donde los maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos. Pero Pedro los siguió de lejos hasta el patio de la casa del jefe principal, donde entró y se quedó sentados con los guardias, para ver en que iba a terminar aquello”.
2.00 am. Jesús es calumniado (Mt 26, 59-62)
“Los jefes de los sacerdotes, los ancianos y toda la junta suprema buscaban alguna acusación contra Jesús, aunque fuera falsa, para condenarlo a muerte. Pero no encontraron pruebas, aunque muchas personas se presentaron y dijeron mentiras contra él. Pero por fin se presentaron dos testigos falsos, que dijeron: Este hombre dijo: “Yo puedo destruir el templo de Dios, y volver a levantarlo entre días.”
Entonces el jefe de los sacerdotes se levantó, y dijo a Jesús: “¿no contestas nada? ¿Qué es esto que están diciendo contra ti?”
3.00 am. Jesús es abofeteado (Mt26, 67-68)
“Entonces le escupieron la cara y le golpearon. Otros le dieron de bofetadas y le dijeron: Tú que eres el Cristo, ¡adivina quién te pegó!
4.00 am. Jesús es abofeteado por el siervo del sumo sacerdote (Jn 18, 19-23)
“El jefe de los sacerdotes comenzó a preguntarle a Jesús quiénes eran sus discípulos y qué era lo que él enseñaba. Jesús le dijo: Yo he hablado públicamente delante de todo el mundo; siempre he enseñado en las sinagogas y en el templo, donde se reúnen todos los judíos; así que no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y que ellos digan de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho.
Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del templo, que estaba allí, le dio una bofetada y le dijo: ¿Así contestas al jefe de los sacerdotes? Jesús le respondió: si dije algo malo, di en qué está lo malo; pero si lo que dije está bien, ¿por qué me pegas?
5.00 am. Jesús es negado por Pedro (Jn 18, 17.25-27)
“Entonces la portera le preguntó a Pedro: ¿no eres tú uno de los discípulos de ese hombre?
Pedro contestó: No, no soy…Entre tanto, Pedro seguía de pie calentándose junto al fuego; y le dijeron: ¿no eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Y Pedro lo negó, diciendo: No, no soy.
Entonces le preguntó uno de los siervos del jefe de los sacerdotes, que era pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja: ¿no te vi yo en el huerto con el? Pedro lo negó otra vez, y en ese mismo momento cantó un gallo.”
6.00 am. Jesús es presentado al tribunal de Pilato (Jn 18, 28-31)
“Entonces llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador. Ya comenzaba a amanecer, y los judíos no entraron en el palacio, para no hacerse impuros ceremonialmente, pues entonces no podrían comer la cena de la pascua. Por eso Pilato salió para hablarles, y les dijo: ¿De qué acusan a este hombre? Ellos le contestaron: Si no fuera un criminal no te lo habríamos entregado. Entonces Pilato les dijo: llévenlo y júzguenlo conforme a su propia ley. Los judíos le contestaron: pero nosotros los judíos no tenemos derecho a dar muerte a nadie”.
7.00 am. Jesús es despreciado por Herodes (Lc 23 8-12)
“Al ver a Jesús, Herodes se puso muy contento; porque por mucho tiempo había querido verlo, pues había oído hablar de él, y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le contestó nada. Allí estaban los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que le acusaban con mucha insistencia. Entonces Herodes y sus soldados lo trataron con desprecio, y para burlarse de él le vistieron con ropas lujosas como de rey. Luego Herodes lo mandó nuevamente a Pilato. Ese día Pilato y Herodes se hicieron amigos; pues eran enemigos”.
8.00 am. Jesús es flagelado (Mt 27, 25-26)
“Y toda la gente contestó: ¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte! Entonces Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús, y lo entregó para ser crucificado”.
9.00 am. Jesús es coronado de espinas (Jn 19, 2-3)
“Los soldados pusieron en la cabeza de Jesús una corona tejida de espinas, y lo vistieron con una ropa de color rojo oscuro. Luego se acercaron a él, diciendo: ¡Viva el rey de los judíos! Y le daban de bofetadas”.
10.00 am. Jesús, liberado a barrabás, es condenado a muerte (Jn 18, 39-40)
“…Yo no encuentro ningún delito en este hombre. Pero ustedes tienen la costumbre de que yo suelte un preso durante la fiesta de la pascua; ¿quieren, pues, que deje libre al rey de los judíos?. Entonces todos volvieron a gritar: ¡A ese no! ¡Suelta a Barrabás! Y este Barrabás era un ladrón”.
11.00 am. Jesús recibe la cruz y la carga por nosotros (Jn 19-17)
“Jesús salió, pues, llevando su cruz, para ir al lugar que llamaban la Calavera, que en hebreo se llama Gólgota”.
12.00 am. Jesús despojado de sus vestidos es crucificado (Jn 19, 23-24)
“Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su ropa y la dividieron en cuatro partes, un apara cada soldado. Tomaron también la túnica, y como era sin costura, tejida de una sola pieza de arriba abajo, los soldados se dijeron unos a otros: No la rompamos; más vale que echemos a suertes sobre ella, para ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron mi ropa, echando suertes sobre ella.” Esto fue lo que hicieron los soldados”.
1.00 pm. Jesús perdona al buen ladrón (Lc 23, 39-43)
“Uno de los criminales que estaban allí colgados, le insultaba diciendo: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo, y sálvanos también a nosotros”. Pero el otro reprendió a su compañero y le dijo: “¿No tienes temor de Dios, tu que estás bajo el mismo castigo? Nosotros, con toda razón estamos sufriendo, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo. Entonces dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar”. Jesús le contestó: “En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
2.00 pm. Jesús nos deja a María por madre (Jn 19, 25-27)
“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y de pie junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre: “Mujer, ahí, tienes a tu hijo.” Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde entonces ese discípulo la recibió en su casa.
3.00 pm. Jesús muere en la cruz (Lc 23, 44-46)
“Era ya como el mediodía. Entonces toda la tierra quedó en oscuridad, la cual duró hasta las tres de la tarde. Le sol se volvió oscuro, y la cortina del templo se partió por la mitad. Entonces Jesús gritó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y al decir esto murió.
4.00 pm. Jesús es traspasado por la lanza (Jn 19, 31-37)
“Era el día antes de la pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran en las cruces en el día de descanso, pues ese día de descanso era un día muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que mandara quebrar las piernas de los que estaban crucificados, y que quitaran sus cuerpos de allí. Entonces los soldados fueron y quebraron las piernas del primero, y también del otro que estaba crucificado con Jesús. Pero al acercase a Jesús, vieron que ya estaba muerto, y por eso ya no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de los soldados le abrió el costado con un alanza, y al momento salió sangre y agua.
5.00 pm. Jesús, descendido de la cruz, es depositado en los brazos de María (Jn 19, 38-40)
“Después de esto, José, el del pueblo de Arimatea, le pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era un seguidor de Jesús, aunque en secreto por miedo a los Judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que antes había ido a hablar con Jesús de noche, llegó con unos treinta kilos de especias, una mezcla de mirra y áloes. Así que José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con lienzos perfumados con esa mezcla, según la costumbre que tienen los judíos para enterrar a los muertos”.
6.00 pm. Jesús es sepultado (Mt 27, 59-60)
“José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su propio sepulcro nuevo, que había hecho cavar en la roca. Después de tapar el sepulcro con una piedra grande sobre la entrada, se fue. Y allí estaban María Magdalena, y la otra María, sentadas frente al sepulcro.
Fuente: Misioneros Pasionistas del Perú.

LAS SIETE PALABRAS DE JESUS EN LA CRUZ.

Este es quién cargó sobre sí los dolores de todos. He aquí el que fue muerto en Abel, atado en Isaac, exiliado en Jacob, vendido en José. He aquí el que fue expuesto a las aguas en Moisés e inmolado en el cordero. Este es el que se encarnó en el seno de la Virgen, el que fue clavado en la cruz y sepultado en la tierra, el que resucitó de entre los muertos y subió a lo alto de los cielos. El es el cordero que no abre su boca, el cordero inmolado, el cordero que nació de María, cordera sin mancha. El resucitó de entre los muertos y resucita al hombre de la profundidad del sepulcro.
Melitón de Sardes.



PRIMERA PALABRA : Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
(Lc. 23,34)

Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz, a fin de pagar con vuestras penas la deuda de mis pecados, y abristeis vuestra divina boca para obtenerme el perdón de la justicia eterna: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre derramada por nuestra salvación, concedednos un dolor tan vivo de nuestras culpas que nos haga morir en el seno de vuestra infinita misericordia.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.

SEGUNDA PALABRA: En verdad, en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lc. 23,43)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que con tanta prontitud y liberalidad correspondisteis a la fe del buen ladrón que os reconoció por Hijo de Dios en medio de vuestras humillaciones, y le asegurasteis el Paraíso: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, haced que revive en nuestro espíritu una fe tan firme y constante que no se incline a sugestión alguna del demonio, para que también nosotros alcancemos el premio del santo Paraíso.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


TERCERA PALABRA: Mujer, he ahí a tu hijo; hijo he ahí a tu madre (Jn. 19, 26-27)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y olvidando vuestros sufrimientos nos dejasteis en prenda de vuestro amor vuestra misma Madre Santísima para que por su medio podamos recurrir confiadamente a Vos en nuestras mayores necesidades: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por el interior martirio de una tan amada Madre, reavivad en nuestro corazón la firme esperanza en los infinitos méritos de vuestra preciosísima Sangre, a fin de que podamos evitar la eterna condenación que tenemos merecida por nuestros pecados.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


CUARTA PALABRA: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado? (Mc. 15, 34; Mt. 27, 46)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que, añadiendo sufrimiento a sufrimiento, además de tantos dolores en el cuerpo, sufristeis con infinita paciencia la mas penosa aflicción de espíritu a causa del abandono de vuestro eterno Padre: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, concedednos la gracia de sufrir con verdadera paciencia todos los dolores y congojas de nuestra agonía, a fin de que, unidas a las vuestras nuestras penas, podamos después participar de vuestra gloria en el Paraíso.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.



QUINTA PALABRA: Tengo sed (Jn. 19,28)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que, no saciado aún con tantos vituperios y sufrimientos, quisierais sufrirlos todavía mayores para la salvación de todos los hombres, demostrando así que todo el torrente de Vuestra Pasión no es bastante para apagar la sed de vuestro amoroso Corazón: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, encended tan vivo fuego de caridad en nuestro corazón que lo haga desfallecer con el deseo de unirse a Vos por toda la eternidad.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.

SEXTA PALABRA: Todo está cumplido (Jn. 19, 30)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y desde esta cátedra de verdad anunciasteis el cumplimiento de la obra de nuestra Redención, por la que, de hijos de ira y perdición, fuimos hechos hijos de Dios y herederos del cielo; tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, desprendednos por completo así del mundo como de nosotros mismos; y en el momento de nuestra agonía, dadnos gracia para ofreceros de corazón el sacrificio de la vida en expiación de nuestros pecados.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


SÉPTIMA PALABRA: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc. 23, 46)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz, y que en cumplimiento de tan grande sacrificio aceptasteis la voluntad del Eterno Padre al encomendar en sus manos vuestro espíritu para enseguida inclinar la cabeza y morir: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, otorgadnos en nuestra agonía una perfecta conformidad a vuestra divina voluntad, a fin de que estemos dispuestos a vivir o a morir según sea a Vos más agradable; y que no suspiremos para nada más que por el perfecto cumplimiento en nosotros de vuestra adorable voluntad.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.



REFLEXION PARA EL VIERNES SANTO.

Jesús aceptó la dureza de lo inevitable. Conocía perfectamente la suerte de los profetas que le precedieron. No había pasado mucho tiempo desde que Juan Bautista fuera asesinado por Herodes. Los gobernantes pretendían escarmentar al pueblo torturando atrozmente y asesinando a los profetas. Jesús es arrestado y llevado ante el tribunal de la ciudad. Luego viene el juicio injusto. Testigos falsos, infracción del derecho de defenderse y, por último, condena a muerte. Todo estaba preparado de antemano. Por ello, Jesús no insiste en su defensa. Él sabía perfectamente que su condena estaba decidida con anticipación por el sanedrín. Después, llevan a Jesús ante Pilato, hombre violento y precipitado. Como él no podía enemistarse con el sanedrín, el juicio resulta ser sólo una farsa. Iban a matar a Jesús porque ponía en riesgo la credibilidad del sistema religioso, político y económico. Luego, le imponen la cruz y lo empujan, junto con otros dos, hacia el lugar de la ejecución. Los condenados siempre andaban con paso vacilante porque habían sido flagelados. El paso vacilante de los condenados a muerte causaba una fuerte impresión entre los espectadores. Algunos de ellos percibían la injusticia que se le infligía a Jesús. Ellos sabían que Él era un hombre que únicamente "pasaba haciendo el bien y sanando a cuantos estaban oprimidos" (Hch 10, 38). Cae por tierra y es levantado a fuerza de gritos, insultos y golpes. El camino se desdibujaba ante sus ojos doloridos. La vía hacia el calvario fue un lento y tortuoso avance hacia la muerte. La colina del Gólgota o "calavera" es símbolo del exterminio humillante. Jesús despojados de todo y del todo, incluso de las ropas que le quedaban. Jesús lo entrega todo hasta el límite.
Sobre la cruz fue colocado un letrero que decía: «Jesús rey de los judíos». Y la burla no podía ser mayor. Tenía por trono un patíbulo y por comitiva dos proscritos crucificados.

La crucifixión era la máxima pena que imponía el imperio. Era un castigo tan denigrante que estaba reservado únicamente para los esclavos. Tener algún parentesco, familiaridad o amistad con un condenado a la cruz era causa del repudio social. Jesús fue condenado a morir en la cruz, como sedicioso. A la comunidad de seguidores de Jesús le costó un enorme esfuerzo explicar el sentido de la crucifixión de Jesús. Ellos proponían como salvador de la humanidad a un hombre que murió proscrito por la ley. Los discípulos tenían que anunciar al "Dios crucificado".

La cruz se convirtió, con el tiempo, en el símbolo de los cristianos. Ya no tiene el significado de rebeldía y maldición que tenía en el mundo antiguo. Hoy es inclusive un artículo forjado en metales y piedras preciosas. Hoy, las cruces ya no son de madera. La cruz es la realidad cotidiana de dos personas que se atormentan mutuamente sin llegar a formar un hogar. La cruz es la falta de oportunidades para desarrollarse como personas. La cruz es la realidad de miseria que inunda calles, montañas y ciudades como un torbellino incontenible. El paso vacilante de los emigrantes y de los desplazados por la violencia marca el ritmo de la civilización occidental. La humanidad ha ganado en derechos y en conciencia de su acción en el mundo. Pero, también ha multiplicado la miseria y el sufrimiento. Hoy sigue siendo Viernes Santo.

Juan Pablo II en su visita a la Basílica del Santo Sepulcro, dijo: Siguiendo el camino de la historia de la salvación, narrado en el Credo de los apóstoles, mi peregrinación jubilar me ha traído a Tierra Santa. Desde Nazaret, donde Jesús fue concebido de la Virgen María por el poder del Espíritu Santo, he llegado a Jerusalén, donde «padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado». Aquí, en la Iglesia del Santo Sepulcro, me arrodillo delante de su sepultura: «Ved el lugar donde le pusieron» (Marc 16,6). La tumba está vacía. Es un testigo silencioso del acontecimiento central en la historia de la humanidad: la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Desde hace casi dos mil años, la tumba vacía ha sido testigo de la victoria de la Vida sobre la muerte. Junto a los apóstoles y a los evangelistas, y junto a la Iglesia en todo tiempo y lugar, nosotros también hemos sido testigos y proclamamos: «¡El Señor ha resucitado!». Resucitado de entre los muertos, Él ya no muere más; la muerte no tiene ya dominio sobre Él (Rom 6,9). «Mors et vita duello confixere mirando; dux vitae mortuus, regnat vivus» El Señor de la Vida estaba muerto; ahora reina, victorioso sobre la muerte, la fuente de vida eterna para todos los creyentes.

En esta iglesia, «la madre de todas las Iglesias» (san Juan Damasceno), donde nuestro Señor Jesucristo murió para reunir en uno a todos los hijos de Dios que estaban dispersos (Jn 11,52), le pedimos al Padre de las misericordias que fortalezca nuestro deseo por la unidad y la paz entre todos los que hemos recibido el regalo de una nueva vida por medio de las aguas salvadoras del Bautismo.

«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré» (Jn 2,19). El evangelista Juan nos dice que después de la resurrección de Jesús entre los muertos, los discípulos se acordaron de estas palabras, y creyeron (Jn 2,23). Jesús había dicho estas palabras para que sirvieran como señal para sus discípulos. Cuando Él y los discípulos visitaron el Templo, arrojó fuera del santo lugar a los cambistas y vendedores (Jn 2,15). Cuando los presentes protestaron diciendo: «¿Qué señal nos muestras para obrar así?», Jesús respondió: «Destruid este templo y, en tres días, lo levantaré». El Evangelista advierte que «Él hablaba del Templo de su cuerpo» (Jn 2,18). La profecía contenida en las palabras de Jesús se realizó en la Pascua, cuando «al tercer día resucitó de entre los muertos». La resurrección de nuestro Señor Jesucristo es la señal que pone de manifiesto que el Padre eterno es fiel a su promesa y engendra una nueva vida de la muerte: «la resurrección del cuerpo y la vida eterna». El misterio se refleja claramente en esta antigua Iglesia de la «Anástasis», que contiene ambas, la tumba vacía, signo de la Resurrección, y el Gólgota, lugar de la Crucifixión. La buena nueva de la resurrección nunca se puede separar del misterio de la Cruz. Hoy, san Pablo nos dice en la segunda lectura: «Nosotros predicamos a Cristo crucificado» (1 Cor 1,23). Cristo, se ofreció a sí mismo como oblación vespertina en el altar de la cruz (Sal 141,2), ahora ha sido revelado como «el poder y la sabiduría de Dios» (1 Cor 1,24). Y en su resurrección, los hijos e hijas de Adán participan de la vida divina que era suya desde toda la eternidad, con el Padre, en el Espíritu Santo.

La resurrección de Jesús es el sello definitivo de todas las promesas de Dios, el lugar del nacimiento de una humanidad nueva y resucitada, la promesa de una historia caracterizada por los dones mesiánicos de paz y gozo espiritual. En la aurora del nuevo milenio, los cristianos pueden y deben mirar el futuro con una confianza firme en el glorioso poder del Resucitado, quien hace nuevas todas las cosas (Ap 21,5). Él libera a la creación de la esclavitud de la caducidad (Rom 8,20). Con su Resurrección, abre al camino al descanso del Gran Sábado, el Octavo Día, cuando la peregrinación de la humanidad llegue a su fin y la voluntad de Dios sea en todo en todos (1 Cor 15, 28).

Aquí, en el Santo Sepulcro y en el Gólgota, mientras renovamos nuestra profesión de fe en el Resucitado, ¿podemos poner en duda que el poder del Espíritu de la Vida nos dará la fuerza para vencer nuestras divisiones y trabajar juntos en la construcción de un futuro de reconciliación, unidad y paz? Aquí, como en ningún otro lugar en la tierra, escuchamos a nuestro Señor decirle de nuevo a sus discípulos: «No tengáis miedo, yo he vencido al mundo» (Jn 16,33).

"El velo del Templo se rasgó" (Lc 23,45). Ante la debilidad de Dios, debe rasgarse también nuestro concepto de Dios. Debemos aceptar a un Dios humillado, que se encarna en la debilidad humana y que quiere ser el servidor y el que está en los pequeños, en los sin cultura, en los marginados: "lo que hacéis a uno de mis pequeños, a mí me lo hacéis" (Mt 25,40).

Los personajes que intervienen en la Pasión y Muerte de Jesús, no son extraordinariamente malos, sino personas normales y corrientes. Y esta reflexión nos ayuda a aceptar que nos puedan vender, juzgar, traicionar y crucificar las personas normales que están junto a nosotros.

¿Por qué tanta sangre, Señor? ¡Qué gran amor el tuyo y el de tu Padre, que te entrega para que participemos de vuestra vida trinitaria y feliz por siempre! Te adoramos, Cristo y te bendecimos porque por tu santa Cruz has redimido al mundo.

Por P. Jesús Martí Ballester
de encuentra.com para
www.iglesia.org

EL RELOJ DE LA PASION:

El Reloj de la Pasión es una oportunidad para estar con Nuestro Señor en los momentos más importantes de su vida. Repasa hora a hora la vida de Jesús durante el jueves y viernes santos.
Es una devoción popular que lleva hacia un hondo seguimiento en la pasión y muerte de Jesús, ayuda a comprender la semana Santa, alimenta la vida de oración, la meditación y a contemplar a Jesús que continúa sufriendo en las personas de tantos crucificados.
 

JUEVES:

7. 00 pm. Jesús lava los pies de los discípulos (Jn 13, 4-5)
“Cuando estaban cenando, se levantó de la mesa, se quito el manto y se ató una toalla a la cintura. Entonces echó agua en una palangana y se puso a lavar los pies de los discípulos, y a secarlos con la toalla que llevaba en la cintura”.
8.00 pm. Jesús instituye la Eucaristía (1Cor 11, 23-27)
“La misma noche en que Jesús fue traicionado, tomó en sus manos el pan y, después de dar gracia a Dios, lo partió y dijo: “Esto es mi Cuerpo, partido para su bien. Hagan esto en memoria mía”. Así también, después de la cena, tomó en sus manos la copa y dijo: “ Esta copa es el nuevo pacto confirmado con mi sangre. Cada vez que la beban, háganla en memoria mía. De manera que, hasta que venga el Señor, ustedes proclamarán su muerte cada vez que coman de esta copa”.
9.00 pm. Jesús ora en el huerto de los Olivos (Lc 22, 39-42)
“Entonces Jesús salió, y como era su costumbre se fue al monte de los Olivos; y los discípulos lo siguieron. Al llegar al lugar, les dijo: “Oren, para que no caigan en tentación”. Luego se alejó de ellos como a una distancia a que uno tira la piedra, y se puso de rodillas para orar. Dijo: “Padre, si quieres, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
10.00 pm. Jesús entra en agonía y suda sangre (Lc 22, 44)
“Y al estar sufriendo muchísimo, oraba con más fuerza, y su sudor era como grandes gotas de sangre que caían a tierra”.
11.00 pm. Jesús recibe el beso de Judas (Lc 22, 47-48)
“Jesús estaba todavía hablando, cuando llegó mucha gente. El que se llamaba Judas, que era uno de los doce discípulos, venía a la cabeza de ellos, y se acercó a Jesús para besarlo. Entonces Jesús le dijo: “Judas, ¿con un beso traicionas al hijo del Hombre?”
12.00 pm. Jesús es preso y conducido a Anás (Jn 18, 12-13)
“Entonces los soldados de la tropa, con su comandante y los guardias de los judíos, apresaron a Jesús y lo ataron. Luego lo llevaron a la casa de Anás. Anás era suegro de Caifás, el que ese año era el jefe de los sacerdotes”.
 

VIERNES.
1.00 am. Jesús es conducido al sumo sacerdote Caifás (Mt 26, 57-58)
“Los que apresaron a Jesús lo llevaron ante Caifás, el jefe principal de los sacerdotes, donde los maestros de la ley y los ancianos estaban reunidos. Pero Pedro los siguió de lejos hasta el patio de la casa del jefe principal, donde entró y se quedó sentados con los guardias, para ver en que iba a terminar aquello”.
2.00 am. Jesús es calumniado (Mt 26, 59-62)
“Los jefes de los sacerdotes, los ancianos y toda la junta suprema buscaban alguna acusación contra Jesús, aunque fuera falsa, para condenarlo a muerte. Pero no encontraron pruebas, aunque muchas personas se presentaron y dijeron mentiras contra él. Pero por fin se presentaron dos testigos falsos, que dijeron: Este hombre dijo: “Yo puedo destruir el templo de Dios, y volver a levantarlo entre días.”
Entonces el jefe de los sacerdotes se levantó, y dijo a Jesús: “¿no contestas nada? ¿Qué es esto que están diciendo contra ti?”
3.00 am. Jesús es abofeteado (Mt26, 67-68)
“Entonces le escupieron la cara y le golpearon. Otros le dieron de bofetadas y le dijeron: Tú que eres el Cristo, ¡adivina quién te pegó!
4.00 am. Jesús es abofeteado por el siervo del sumo sacerdote (Jn 18, 19-23)
“El jefe de los sacerdotes comenzó a preguntarle a Jesús quiénes eran sus discípulos y qué era lo que él enseñaba. Jesús le dijo: Yo he hablado públicamente delante de todo el mundo; siempre he enseñado en las sinagogas y en el templo, donde se reúnen todos los judíos; así que no he dicho nada en secreto. ¿Por qué me preguntas a mí? Pregúntales a los que me han escuchado, y que ellos digan de qué les he hablado. Ellos saben lo que yo he dicho.
Cuando Jesús dijo esto, uno de los guardias del templo, que estaba allí, le dio una bofetada y le dijo: ¿Así contestas al jefe de los sacerdotes? Jesús le respondió: si dije algo malo, di en qué está lo malo; pero si lo que dije está bien, ¿por qué me pegas?
5.00 am. Jesús es negado por Pedro (Jn 18, 17.25-27)
“Entonces la portera le preguntó a Pedro: ¿no eres tú uno de los discípulos de ese hombre?
Pedro contestó: No, no soy…Entre tanto, Pedro seguía de pie calentándose junto al fuego; y le dijeron: ¿no eres tú uno de los discípulos de ese hombre? Y Pedro lo negó, diciendo: No, no soy.
Entonces le preguntó uno de los siervos del jefe de los sacerdotes, que era pariente del hombre a quien Pedro le había cortado la oreja: ¿no te vi yo en el huerto con el? Pedro lo negó otra vez, y en ese mismo momento cantó un gallo.”
6.00 am. Jesús es presentado al tribunal de Pilato (Jn 18, 28-31)
“Entonces llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador. Ya comenzaba a amanecer, y los judíos no entraron en el palacio, para no hacerse impuros ceremonialmente, pues entonces no podrían comer la cena de la pascua. Por eso Pilato salió para hablarles, y les dijo: ¿De qué acusan a este hombre? Ellos le contestaron: Si no fuera un criminal no te lo habríamos entregado. Entonces Pilato les dijo: llévenlo y júzguenlo conforme a su propia ley. Los judíos le contestaron: pero nosotros los judíos no tenemos derecho a dar muerte a nadie”.
7.00 am. Jesús es despreciado por Herodes (Lc 23 8-12)
“Al ver a Jesús, Herodes se puso muy contento; porque por mucho tiempo había querido verlo, pues había oído hablar de él, y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le contestó nada. Allí estaban los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley, que le acusaban con mucha insistencia. Entonces Herodes y sus soldados lo trataron con desprecio, y para burlarse de él le vistieron con ropas lujosas como de rey. Luego Herodes lo mandó nuevamente a Pilato. Ese día Pilato y Herodes se hicieron amigos; pues eran enemigos”.
8.00 am. Jesús es flagelado (Mt 27, 25-26)
“Y toda la gente contestó: ¡Nosotros y nuestros hijos nos hacemos responsables de su muerte! Entonces Pilato dejó libre a Barrabás; luego mandó azotar a Jesús, y lo entregó para ser crucificado”.
9.00 am. Jesús es coronado de espinas (Jn 19, 2-3)
“Los soldados pusieron en la cabeza de Jesús una corona tejida de espinas, y lo vistieron con una ropa de color rojo oscuro. Luego se acercaron a él, diciendo: ¡Viva el rey de los judíos! Y le daban de bofetadas”.
10.00 am. Jesús, liberado a barrabás, es condenado a muerte (Jn 18, 39-40)
“…Yo no encuentro ningún delito en este hombre. Pero ustedes tienen la costumbre de que yo suelte un preso durante la fiesta de la pascua; ¿quieren, pues, que deje libre al rey de los judíos?. Entonces todos volvieron a gritar: ¡A ese no! ¡Suelta a Barrabás! Y este Barrabás era un ladrón”.
11.00 am. Jesús recibe la cruz y la carga por nosotros (Jn 19-17)
“Jesús salió, pues, llevando su cruz, para ir al lugar que llamaban la Calavera, que en hebreo se llama Gólgota”.
12.00 am. Jesús despojado de sus vestidos es crucificado (Jn 19, 23-24)
“Después que los soldados crucificaron a Jesús, recogieron su ropa y la dividieron en cuatro partes, un apara cada soldado. Tomaron también la túnica, y como era sin costura, tejida de una sola pieza de arriba abajo, los soldados se dijeron unos a otros: No la rompamos; más vale que echemos a suertes sobre ella, para ver a quién le toca. Así se cumplió la Escritura que dice: “Se repartieron mi ropa, echando suertes sobre ella.” Esto fue lo que hicieron los soldados”.
1.00 pm. Jesús perdona al buen ladrón (Lc 23, 39-43)
“Uno de los criminales que estaban allí colgados, le insultaba diciendo: “Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo, y sálvanos también a nosotros”. Pero el otro reprendió a su compañero y le dijo: “¿No tienes temor de Dios, tu que estás bajo el mismo castigo? Nosotros, con toda razón estamos sufriendo, porque estamos pagando el justo castigo de lo que hemos hecho; pero este hombre no hizo nada malo. Entonces dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando comiences a reinar”. Jesús le contestó: “En verdad te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso.
2.00 pm. Jesús nos deja a María por madre (Jn 19, 25-27)
“Junto a la cruz de Jesús estaba su madre, la hermana de su madre, María la esposa de Cleofás, y María Magdalena. Cuando Jesús vio a su madre, y de pie junto a ella al discípulo a quien él quería mucho, dijo a su madre: “Mujer, ahí, tienes a tu hijo.” Luego dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre”. Y desde entonces ese discípulo la recibió en su casa.
3.00 pm. Jesús muere en la cruz (Lc 23, 44-46)
“Era ya como el mediodía. Entonces toda la tierra quedó en oscuridad, la cual duró hasta las tres de la tarde. Le sol se volvió oscuro, y la cortina del templo se partió por la mitad. Entonces Jesús gritó: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. Y al decir esto murió.
4.00 pm. Jesús es traspasado por la lanza (Jn 19, 31-37)
“Era el día antes de la pascua, y los judíos no querían que los cuerpos quedaran en las cruces en el día de descanso, pues ese día de descanso era un día muy solemne. Por eso le pidieron a Pilato que mandara quebrar las piernas de los que estaban crucificados, y que quitaran sus cuerpos de allí. Entonces los soldados fueron y quebraron las piernas del primero, y también del otro que estaba crucificado con Jesús. Pero al acercase a Jesús, vieron que ya estaba muerto, y por eso ya no le quebraron las piernas. Sin embargo, uno de los soldados le abrió el costado con un alanza, y al momento salió sangre y agua.
5.00 pm. Jesús, descendido de la cruz, es depositado en los brazos de María (Jn 19, 38-40)
“Después de esto, José, el del pueblo de Arimatea, le pidió permiso a Pilato para llevarse el cuerpo de Jesús. José era un seguidor de Jesús, aunque en secreto por miedo a los Judíos. Pilato le dio permiso, y José fue y se llevó el cuerpo. También Nicodemo, el que antes había ido a hablar con Jesús de noche, llegó con unos treinta kilos de especias, una mezcla de mirra y áloes. Así que José y Nicodemo tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con lienzos perfumados con esa mezcla, según la costumbre que tienen los judíos para enterrar a los muertos”.
6.00 pm. Jesús es sepultado (Mt 27, 59-60)
“José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo puso en su propio sepulcro nuevo, que había hecho cavar en la roca. Después de tapar el sepulcro con una piedra grande sobre la entrada, se fue. Y allí estaban María Magdalena, y la otra María, sentadas frente al sepulcro.
Fuente: Misioneros Pasionistas del Perú



LAS SIETE PALABRAS DE JESUCRISTO EN LA CRUZ:
Este es quién cargó sobre sí los dolores de todos. He aquí el que fue muerto en Abel, atado en Isaac, exiliado en Jacob, vendido en José. He aquí el que fue expuesto a las aguas en Moisés e inmolado en el cordero. Este es el que se encarnó en el seno de la Virgen, el que fue clavado en la cruz y sepultado en la tierra, el que resucitó de entre los muertos y subió a lo alto de los cielos. El es el cordero que no abre su boca, el cordero inmolado, el cordero que nació de María, cordera sin mancha. El resucitó de entre los muertos y resucita al hombre de la profundidad del sepulcro.
Melitón de Sardes.


PRIMERA PALABRA : Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
(Lc. 23,34)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz, a fin de pagar con vuestras penas la deuda de mis pecados, y abristeis vuestra divina boca para obtenerme el perdón de la justicia eterna: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre derramada por nuestra salvación, concedednos un dolor tan vivo de nuestras culpas que nos haga morir en el seno de vuestra infinita misericordia.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


SEGUNDA PALABRA: En verdad, en verdad te digo: hoy estarás conmigo en el Paraíso (Lc. 23,43)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que con tanta prontitud y liberalidad correspondisteis a la fe del buen ladrón que os reconoció por Hijo de Dios en medio de vuestras humillaciones, y le asegurasteis el Paraíso: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, haced que revive en nuestro espíritu una fe tan firme y constante que no se incline a sugestión alguna del demonio, para que también nosotros alcancemos el premio del santo Paraíso.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


TERCERA PALABRA: Mujer, he ahí a tu hijo; hijo he ahí a tu madre (Jn. 19, 26-27)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y olvidando vuestros sufrimientos nos dejasteis en prenda de vuestro amor vuestra misma Madre Santísima para que por su medio podamos recurrir confiadamente a Vos en nuestras mayores necesidades: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por el interior martirio de una tan amada Madre, reavivad en nuestro corazón la firme esperanza en los infinitos méritos de vuestra preciosísima Sangre, a fin de que podamos evitar la eterna condenación que tenemos merecida por nuestros pecados.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


CUARTA PALABRA: ¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado? (Mc. 15, 34; Mt. 27, 46)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que, añadiendo sufrimiento a sufrimiento, además de tantos dolores en el cuerpo, sufristeis con infinita paciencia la mas penosa aflicción de espíritu a causa del abandono de vuestro eterno Padre: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mi en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, concedednos la gracia de sufrir con verdadera paciencia todos los dolores y congojas de nuestra agonía, a fin de que, unidas a las vuestras nuestras penas, podamos después participar de vuestra gloria en el Paraíso.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


QUINTA PALABRA: Tengo sed (Jn. 19,28)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y que, no saciado aún con tantos vituperios y sufrimientos, quisierais sufrirlos todavía mayores para la salvación de todos los hombres, demostrando así que todo el torrente de Vuestra Pasión no es bastante para apagar la sed de vuestro amoroso Corazón: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, encended tan vivo fuego de caridad en nuestro corazón que lo haga desfallecer con el deseo de unirse a Vos por toda la eternidad.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.


SEXTA PALABRA: Todo está cumplido (Jn. 19, 30)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz y desde esta cátedra de verdad anunciasteis el cumplimiento de la obra de nuestra Redención, por la que, de hijos de ira y perdición, fuimos hechos hijos de Dios y herederos del cielo; tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, desprendednos por completo así del mundo como de nosotros mismos; y en el momento de nuestra agonía, dadnos gracia para ofreceros de corazón el sacrificio de la vida en expiación de nuestros pecados.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados
.


SÉPTIMA PALABRA: Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu (Lc. 23, 46)
Jesús amado, que por amor mío agonizasteis en la cruz, y que en cumplimiento de tan grande sacrificio aceptasteis la voluntad del Eterno Padre al encomendar en sus manos vuestro espíritu para enseguida inclinar la cabeza y morir: tened piedad de todos los fieles agonizantes y de mí en aquella hora postrera; y por los méritos de vuestra preciosísima Sangre, otorgadnos en nuestra agonía una perfecta conformidad a vuestra divina voluntad, a fin de que estemos dispuestos a vivir o a morir según sea a Vos más agradable; y que no suspiremos para nada más que por el perfecto cumplimiento en nosotros de vuestra adorable voluntad.
Tres Gloria.
Tened piedad de nosotros, Señor, tened piedad de nosotros.
Dios mío, creo en Vos, espero en Vos, os amo y me arrepiento de haberos ofendido con mis pecados.



ORACIONES A LA PASIÓN DE CRISTO:

Observa que Cristo llegó a la gloria a través de su pasión: ¿No era menester que el Cristo padeciese todo esto, y entrase así en su gloria?.
De esta manera nos enseñaba el camino de la gloria a nosotros: Es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios. Santo Tomas.


ADORACIÓN DE LA CRUZ.

¡Amoroso y Divino Jesús crucificado, que lleno de amor a los hombres te ofreciste ante el Eterno Padre por víctima expiatoria de los crímenes del mundo! Ya que me concediste la gracia de inspirarme que me ofrezca contigo en holocausto, como víctima que une sus dolores a los tuyos en desagravio de tantas culpas…, yo, criatura indigna y miserable, postrada delante de tu Cruz y con la ayuda de tu gracia, confirmo y ratifico mi promesa de querer padecer con los mismos fines que Tú en ella padeciste… Recibe todo mi ser en holocausto y haz de mi lo que quieras. Sobre los brazos de tu Cruz abro los míos para perdonar y abrazar a todos mis enemigos, cuyo bien y salvación deseo y prometo solemnemente procurar cuanto sea de mi parte, así como el alivio de sus penas e infortunios.
Y en fe de mi promesa, adoro y beso esa Cruz sacrosanta, desde la cual exclamaste momentos antes de expirar: «Padre mío, perdónalos a todos, como yo los perdono.»


ORACIÓN DE SAN BUENAVENTURA.

Dulcísimo Jesús, Hijo de Dios vivo, Dios y Hombre verdadero, Redentor de mi alma: por el amor con que sufriste ser vendido de Judas, preso y atado por mi salvación: ¡Ten misericordia de mí!
Benignísimo Jesús mío: por el amor con que padeciste por mi alma tantos desprecios, irrisiones, negaciones y tormentos en la casa de Caifás: ¡Ten misericordia de mi!
Pacientísimo Jesús mío: por el amor con que por mi padeciste tantos falsos testimonios, afrentas injurias y acusaciones falsas en la casa de Pilatos: ¡Ten misericordia de mí!
Mansísimo Jesús de mi alma: por los desprecios, escarnios y burlas de la casa de Herodes; por los azotes, corona de espinas y mofas sangrientas y condenación a muerte de la casa de Pilatos: ¡Ten misericordia de mí!
Piadosísimo Jesús de mi alma: por todo lo que por mí padeciste en tu adorable Pasión, desde la casa de Pilatos hasta el monte Calvario, donde toleraste por mi amor el ser crucificado para que yo me salvase: ¡Ten misericordia de mí, ten misericordia de mí, ten misericordia de mí! Amén.


ORACIÓN AL SILENCIO DE CRISTO EN SU PASIÓN.

Hay, Señor, en tu adorable Pasión, una palabra que sin vibrar en mis oídos, llega a lo más profundo de mis entrañas, que me conmueve, admira y enternece y habla como ninguna… No es la palabra de los discípulos que te niegan, ni la de los jueces que te escarnecen, ni la de los sayones que te insultan, ni la de la plebe que te blasfema, ni siquiera la de las piadosas mujeres que te compadecen…
Es la palabra que tu no has pronunciado, la de tu silencio, severo, grave, solemne, no interrumpido ni para quejarte, disculparte, justificarte, ni menos para recriminar, volver por tu honra y la de los tuyos, vindicar tu vida, hundir en los abismos de la nada a tus acusadores…
¡Silencio largo, adorable, misterios de la Pasión de Cristo! ¡Cuánto confundes mi afán de justificarme, disculparme, razonar, volver por los fueros de mi orgullo, egoísmo y amor propio! ¿Cuándo, Señor, cuándo aprenderé tu silencio, y cuándo sabré que Tú, y sólo Tú eres el que justificas y condenas y que el juicio y estima de los hombres nada valen si Tú no los sancionas?
¿Cuándo, Jesús mío, aprenderé a callar, a hablar poco con los hombres y a hablar mucho contigo?
¿Cuándo imitare tu silencio, humilde, paciente, adorable? Jesús autem tacebat.
¡Oh Jesús callado, dame la santa virtud de tu silencio!


ORACIÓN A LA VIRGEN DOLOROSA.

Madre Santísima de los Dolores, por el intenso martirio que sufristeis al pie de la Cruz durante las tres horas de agonía de Jesús, dignaos en nuestra agonía asistirnos a todos los que somos hijos de vuestros dolores, a fin de que con vuestra intercesión, podamos pasar del lecho de muerte a ser vuestra corona en el santo Paraíso. Amén.
V. De muerte súbita e imprevista.
R. Líbranos, Señor.
V. De las insidias del diablo.
R. Líbranos, Señor.
V. De la muerte eterna.
R. Líbranos, Señor.


ORACIÓN FINAL.


Oh Dios, que en la muerte dolorosísima de vuestro Hijo habéis constituido un ejemplo y un auxilio para la salvación del linaje humano: concedednos, os rogamos, que en el peligro último de nuestra muerte merezcamos alcanzar el efecto de tan grande caridad y entrar en la gloria del Redentor. Por el mismo Jesucristo Señor nuestro. Amén.


ROSARIO DE LAS SANTAS LLAGAS DE JESUS:

Fue nuestro Señor mismo quien enseñó estas invocaciones a una humilde hermana del Monasterio de la Visitación de Santa María de Chambery (Francia), sor María Marta Chambón.
Su vida (1841-1907) echa ya raíces en pleno siglo XX, es un preludio de Fátima, y por tanto, es la última tabla de salvación que el Redentor nos ofrece, junto con la devoción a la Divina Misericordia. Este rosario fue aprobado por el Papa San Pío X

“El camino de mis Llagas es tan sencillo y fácil para ir al cielo”.
“…Deseo tus súplicas…”
“Todas las palabras que se dicen con motivo de mis Santas Llagas me causan placer, un placer indecible…”
“¡Las cuento todas!…”
“Con mis Llagas ganas mucho y sin fatiga”.
“De mis Llagas salen frutos de santidad”.
“Concederé todo cuanto me pidas con la invocación de mis Santas Llagas”.
“Todo lo obtendrás por mis Llagas, porque es el mérito de mi Sangre, que es de un valor infinito”.
“Con mis Llagas y mi Corazón puedes conseguirlo todo”.
“El que esté necesitado que venga con fe y confianza, que saque constantemente del tesoro de mi Pasión y de los agujeros de mis Llagas”.
 

FRUTOS DEL ROSARIO DE LAS SANTAS LLAGAS.

Sobre los espléndidos frutos de esta devoción, sólo tomaremos un ejemplo, al azar, recogido en el libro “Las Llagas del Señor”: “En la sala de visitas de un convento y durante la espera, di con un librito que se titulaba “María Marta Chambon – Las Llagas del Señor”. Al hojearlo me entró curiosidad y algunos meses más tarde me hice con él. Gracias a su lectura, a la devoción y al rezo diario del “Rosario de las Santas Llagas”, a pesar de muchos obstáculos y dificultades, hoy soy religioso y sacerdote” (17 de enero de 1984).
Apenas si en la espiritualidad contemporánea alguien ha reparado en la formidable promesa que esconde esta devoción, que se adentra en pleno siglo XX: nada menos que el triunfo de la Iglesia queda vinculado a su práctica. Pero el mismo Señor la previene para que no interprete este triunfo de la Iglesia a la manera en que los Apóstoles interpretaban la restauración de Israel, con esplendor visible.
Se trata de una promesa repetida en muchas ocasiones, como queriendo resaltar la importancia de este triunfo por la perseverancia en la invocación a sus Llagas. “Hija mía, cumple bien tu misión de ofrecer al Eterno Padre mis Santas Llagas, ya que por ellas y por la intercesión de mi Madre Inmaculada saldrá triunfante la Iglesia”.
Pero a la vez le aclara: “En esto no se piensa cuando se pide por el triunfo de la Iglesia … Mi Iglesia no celebrará nunca un triunfo visible”.
Por todo ello, en cierta ocasión la humilde religiosa se quejó al Señor: “¡Ah, Señor, cuánto tiempo hace que me lo vienes prometiendo, pero todavía no se vislumbra el triunfo de la Iglesia!”.
“Hija mía –le contestó el Señor- tenéis que sentiros bien contentos de que no os castigue más … tú detienes mi brazo. Te prometo el triunfo, pero poco a poco …”.
Y de hecho, en otra ocasión, a finales de 1867 le mostró para alentarla la grandísima eficacia de su intercesión para librar al entonces Pontífice Pío IX de la furiosa persecución que sufría entonces la Iglesia en Italia. “El Santo Padre tendrá todavía mucho que sufrir. No habrá paz para él. Pero gracias a la oración podrá mantenerse en la Santa Sede a pesar de todas las insidias” (recordemos los ataques masónicos de Garibaldi contra el Papa por arrancarle los Estados Vaticanos y destruir el Papado).
 

PROMESAS A LAS ALMAS QUE RECEN ESTAS INVOCACIONES.

Escuchemos al Divino Maestro:
1. “Debes repetir con frecuencia cerca de los enfermos esta invocación: Jesús mío, perdón y misericordia, por los méritos de tus Santas Llagas. Esta oración aliviará a su alma y a su cuerpo. Muchas personas experimentarán la eficacia de esta aspiración”.
2. “El pecador que dijese la oración siguiente: Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas, obtendrá su conversión”.
3. “Ofréceme a menudo estas aspiraciones que te he enseñado, para ganarme pecadores, porque tengo hambre de almas”.
4. “Mis Santas Llagas son un bálsamo reconfortante en el sufrimiento”.
5. “Mis Llagas curarán las tuyas”.
6. “No habrá muerte para el alma que descanse en mis Llagas; ellas dan la verdadera vida”.
7. “Las Santas Llagas tienen un poder maravilloso para la conversión de los pecadores”.
8. “Por mis Llagas puedes desarmar mi justicia”.
9. “Mis Llagas cubrirán todas tus faltas”.
10. “Deseo que los sacerdotes den estas aspiraciones de mis Llagas, con frecuencia a sus penitentes en el Santo Tribunal”.
11. “Mis Llagas te salvarán infaliblemente. Ellas salvarán el mundo”.
12. “La oración a las Santas Llagas lo comprende todo”.
13. “El alma que durante su vida ha honrado y aplicado las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, y las ha ofrecido al Padre Eterno por las almas del Purgatorio, será acompañada en el momento de la muerte por la Santísima Virgen y los ángeles. Nuestro Señor en la Cruz, resplandeciente de gloria, la recibirá y la coronará”.
14. “Hija mía, cada vez que ofreces a mi Padre los méritos de mis divinas Llagas, adquieres una fortuna inmensa”.
15. “Por mis Santas Llagas puedes merecer y obtener lo que sea conveniente para todas tus necesidades, sin detallarlas”.
16. “Las Santas Llagas dan valor a todo”.
17. “Los que honren mis Llagas tendrán un verdadero conocimiento de Jesucristo”.
18. “Las almas que oran con humildad y meditan mi Pasión, tendrán una participación en la Gloria de mis divinas Llagas, recibirán una hermosura y una gloria deslumbradora”.
19. “Así como hay un ejército levantado para el mal, hay también un ejército levantado por Mí”.
20. “Con estas invocaciones eres más poderosa que un ejército para detener a mis enemigos”.
21. “El rosario de la Misericordia hace contrapeso a mi justicia… detiene mi castigo”.
22. “Es necesario propagar esta devoción”.
 

COMO SE REZA EL ROSARIO DE LAS LLAGAS DE JESÚS.

Se reza con un rosario común con la meditación de las cinco llagas en lugar de los 5 misterios.
Al comenzar decimos:
– Oh! Jesús, Redentor Divino, sé misericordioso con nosotros y con el mundo entero.
– Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.
– Perdón y misericordia, Jesús mío cúbrenos de los peligros con tu preciosa Sangre.
– Eterno Padre, ten misericordia de nosotros por la Sangre de Jesucristo, tu único Hijo.


EN LAS CUENTAS DEL PADRENUESTRO SE DICE:


Eterno Padre, yo te ofrezco las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas.


EN LAS CUENTAS DEL AVEMARIA SE DICE:

Jesús mío, perdón y misericordia: por los méritos de tus Santas Llagas.


AL TERMINAR EL ROSARIO SE DICE TRES VECES: 


Eterno Padre, yo te ofrezco
las Llagas de nuestro Señor Jesucristo, para curar las llagas de nuestras almas.

MEDITACION DE LAS LLAGAS:

LLAGA DEL COSTADO:

Esta primera Llaga, el Señor se la mostró con especial resplandor y belleza. Es el sufrimiento del Corazón de Jesús por la ingratitud de muchos corazones y por esto mismo debemos unir nuestros sufrimientos a los de su Corazón. Por tanto debemos estar dispuestos para que Jesús pueda derramar todas sus gracias en nosotros, así como el sufrimiento que El quiera.
Esta es la Llaga del Amor, de donde salen llamas VIVAS, por esto debemos acercarnos para beber el Amor de allí, y luego extenderlo por todo el mundo. De esta fuente de Amor podremos sacar todo lo que necesitemos; es dulce y exquisista, aprovechemos y acerquemos nuestra mano, para que obtengamos los tesoros que hay escondidos en el Corazón de Jesús. Y si nos falta fe y confianza para ello, pidamos al Señor que tome nuestra mano y la introduzca dentro de sus Llagas, como lo hizo con Tomás


LA CORONA DE ESPINAS.

La corona de espinas significa sufrimiento. Nos cuenta Ana Catalina Emmerick, como aconteció la coronación de espinas: le quitaron a Jesús los vestidos del Cuerpo, cubierto en Llagas, y le pusieron una capa vieja colorada de un soldado, que no le llegaba a las rodillas. Lo arrastraron al asiento que le habían preparado y lo sentaron brutalmente. Entonces le pusieron la corona de espinas alrededor de la cabeza, y la ataron fuertemente por detrás…
Habiéndosela atado, le pusieron una caña en la mano; todo lo hicieron con una gravedad irrisoria…Le quitaron la caña de las manos, y le pegaron con tanta violencia en la corona de espinas, que los Ojos del Salvador estaban innundados de Sangre. Se arrodillaron delante de EL, le hicieron burla, le escupieron a la Cara y le abofetearon, gritándole:”Salve Rey de los judíos!”


LLAGA DE LA MANO DERECHA.


“Enseguida lo extendieron sobre la cruz, y habiendo estirado su Brazo derecho sobre el aspa derecha de la cruz, lo ataron fuertemente, uno de ellos puso la rodilla sobre su Pecho Sagrado, otro le abrió la Mano; y el tercero apoyó sobre su Carne un clavo grueso y largo, y lo clavó con un martillo de hierro. Un gemido dulce y claro salió del Pecho de Jesús; su Sangre saltó sobre los brazos de sus verdugos…”


LLAGA DE LA MANO IZQUIERDA.

” Después de haber clavado la Mano derecha del Salvador, los verdugos vieron que la Manos izquierda no llegaba al agujero que habían abierto, entonces ataron una cuerda a su brazo izquierdo y tiraron de él con toda su fuerza, hasta que la Mano llegó al agujero.
Esta dislocación violenta de sus Brazos, lo atormentó horriblemente, su Pecho se levantaba y sus Rodillas se separaban. Se arrodillaron de nuevo sobre su Cuerpo, le ataron el Brazo y hundieron el segundo clavo en la Mano izquierda. Se oían los quejidos del Señor en medio de los martillazos.”


LLAGA DE LOS PIES.

Le dice Nuestro Señor a la hermana María Martha:
” Las Llagas de mis santos Pies son como un mar, lleva allí a todos los hombres. Sus agujeros son lo suficientemente grandes para recibir a todos”
Le reveló a Ana Catalina Emmerick, lo que fueron las dolorosas llagas de los Pies: “Los verdugos extendieron sus Piernas y las ataron con cuerdas, pero los Pies no llegaban al pedazo de madera puesto para sostenerlos…Entonces ataron cuerdas a su Pierna derecha, y lo tendieron violentamente, hasta que el Pie llegó al pedazo de madera.
Fue una dislocación tan horrible, que oyó crujir el Pecho de Jesús, que exclamó diciendo: ” Oh Dios mío! Oh Dios mío!” Habían atado su Pecho y sus Brazos para no arrancar las Manos de los clavos.
Ataron después el Pie izquierdo sobre el derecho y lo perforaron, primero con una especie de taladro, porque no estaban bien puestos para poderse clavar juntos. Tomaron un clavo más largo que los de las Manos, y lo clavaron, atravesando los Pies y el pedazo de madera hasta el árbol de la cruz.
Esta operación, fue mas dolorosa que todo lo demás, a causa de la dislocación del Cuerpo. Conté hasta treinta martillazos.”



ORACIONES A LAS SANTAS LLAGAS DE JESUS:
 

Pues ya andaba mi alma cansada y, aunque quería, no le dejaban descansar las ruines costumbres que tenía. Acaecióme que, entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allá a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba bien lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojéme cabe El con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle. Santa Teresa de Jesús.


ORACIÓN A LA LLAGA DEL CORAZÓN DE JESÚS.

Oh dulcísimo Jesús mío, sea la llaga de vuestro Sacratísimo Corazón mi refugio, mi fuerza y protección contra vuestra justa ira, contra el pecado, y en especial contra el pecado mortal, contra los engaños de la carne, del mundo y del demonio y defensa contra mí amor propio, contra todos los males del cuerpo y del alma.
Sea vuestra llaga sacratísima la tumba donde sepultar mis innumerables pecados, los cuales detesto y aborrezco, echándolos en el abismo abierto de esta santísima llaga, abierta por el amor, para nunca jamás volverlos a ver.
Oh amabilísimo Jesús, por la llaga de vuestro Corazón, concededme una sola gota de esa sangre preciosísima que de él fluye, como prenda de eterno perdón de mis pecados.
En esta llaga profunda, escondedme y guardadme allí como prisionero de amor; allí purificadme, disolvedme, cambiadme en un amante de vuestro Corazón llagado.
Convertidme en otro Corazón de Jesús, para que así no piense, ni diga ni haga nada, sino lo que es de vuestro mayor agrado. Así sea.


SALUDOS A LAS SANTAS LLAGAS DE SANTA MATILDE.

Llagas de mi Jesús, os saludo. Os saludo en la omnipotencia del Padre que os ha decretado; en la sabiduría del hijo que os ha sufrido y en la bondad del Espíritu Santo, que por vuestro medio ha redimido el mundo. Os recomiendo mi alma. Protegedme contra las asechanzas del tentador, en la vida y en la hora de mi muerte. Así sea.


SALUTACIÓN A LA LLAGA DEL HOMBRO DE JESUCRISTO.

Oh amantísimo Jesús, Cordero mansísimo de Dios, yo, miserable pecador, saludo y venero la llaga sacratísima del hombro en que llevaste tu pesada cruz, que desgarró tu carne y descubrió tus huesos causándote un dolor mayor que el de cualquiera otra llaga de tu sacratísimo cuerpo. Yo te adoro, oh afligidísimo Jesús: te alabo, bendigo y glorifico, y te doy gracias por esta sacratísima y dolorosísima llaga, rogándote por su excesivo dolor y por el enorme peso de tu cruz, tengas misericordia de mí pecador, me perdones todos los pecados mortales y veniales, y me conduzcas al cielo por el camino de tu cruz. Así sea.
Dios mío, mi único bien y mi todo. Vos sois todo para mi, sea yo todo para vos.
[1] Refieren los anales del Claraval que San Bernardo en cierta ocasión preguntó a Nuestro Señor, cuál era el mayor y el más olvidado de sus dolores, y Nuestro Señor se dignó contestarle: Yo tenía en mi hombro, mientras llevaba mi cruz en la calle de la amargura, una dolorosísima llaga, que me atormentaba más que las otras, y que no es recordada por los hombres, porque no la conocieron. Honra esta haga con tu devoción, y te concederé cualquier cosa que me pidieres por su virtud y mérito. Y en cuanto a todos aquellos que veneraren esta llaga, yo les perdonaré todos los pecados veniales, y jamás me acordaré de sus pecados mortales. (Texto extraído de un folleto).



El PREGON PASCUAL:

Exulten por fin los coros de los ángeles,
exulten las jerarquías del cielo,
y por la victoria de Rey tan poderoso
que las trompetas anuncien la salvación.
Goce también la tierra,
inundada de tanta claridad,
y que, radiante con el fulgor del Rey eterno,
se sienta libre de la tiniebla
que cubría el orbe entero.
Alégrese también nuestra madre la Iglesia,
revestida de luz tan brillante;
resuene este templo con las aclamaciones del pueblo.
En verdad es justo y necesario
aclamar con nuestras voces
y con todo el afecto del corazón
a Dios invisible, el Padre todopoderoso,
y a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Porque él ha pagado por nosotros al eterno Padre
la deuda de Adán
y, derramando su sangre,
canceló el recibo del antiguo pecado.
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Ésta es la noche
en que sacaste de Egipto
a los israelitas, nuestros padres,
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
Ésta es la noche
en que la columna de fuego
esclareció las tinieblas del pecado.
Ésta es la noche
en que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Ésta es la noche
en que, rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
¿De qué nos serviría haber nacido
si no hubiéramos sido rescatados?
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros!
¡Qué incomparable ternura y caridad!
¡Para rescatar al esclavo, entregaste al Hijo!
Necesario fue el pecado de Adán,
que ha sido borrado por la muerte de Cristo.
¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!
¡Qué noche tan dichosa!
Sólo ella conoció el momento
en que Cristo resucitó de entre los muertos.
Ésta es la noche
de la que estaba escrito:
«Será la noche clara como el día,
la noche iluminada por mí gozo.»
Y así, esta noche santa
ahuyenta los pecados,
lava las culpas,
devuelve la inocencia a los caídos,
la alegría a los tristes,
expulsa el odio,
trae la concordia,
doblega a los poderosos.
En esta noche de gracia,
acepta, Padre santo,
este sacrificio vespertino de alabanza
que la santa Iglesia te ofrece
por rnedio de sus ministros
en la solemne ofrenda de este cirio,
hecho con cera de abejas.
Sabernos ya lo que anuncia esta columna de fuego,
ardiendo en llama viva para gloria de Dios.
Y aunque distribuye su luz,
no mengua al repartirla,
porque se alimenta de esta cera fundida,
que elaboró la abeja fecunda
para hacer esta lámpara preciosa.
¡Que noche tan dichosa
en que se une el cielo con la tierra,
lo humano y lo divino!
Te rogarnos, Señor, que este cirio,
consagrado a tu nombre,
arda sin apagarse
para destruir la oscuridad de esta noche,
y, como ofrenda agradable,
se asocie a las lumbreras del cielo.
Que el lucero matinal lo encuentre ardiendo,
ese lucero que no conoce ocaso
y es Cristo, tu Hijo resucitado,
que, al salir del sepulcro,
brilla sereno para el linaje humano,
y vive y reina glorioso
por los siglos de los siglos.
Amén.




NOVENA Y CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA.  
COMIENZA EL VIERNES SANTO:

La Novena a la Divina Misericordia comienza el Viernes Santo y culmina el Domingo de la Misericordia (Domingo posterior al de Pascua).
El 22 de febrero de 1931, santa Faustina recibió la primera revelación de la Misericordia de Dios, ella lo anota así en su diario: “En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad…
Después de un rato, Jesús me dijo:
Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : “¡Jesús, yo confío en Ti!.” Yo deseo que esta Imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero. Yo prometo que el alma que honrare esta imagen, no perecerá. También le prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a la hora de su muerte. Yo el Señor la defenderé como a Mi propia Gloria.
Cuando contó esto en confesión, el padre le dijo que seguramente Jesús deseaba pintar esta imagen en su corazón pero ella sentía que Jesús le decía“Mi Imagen ya está en tu corazón. Yo deseo que se establezca una fiesta de la Misericordia y que esta imagen sea venerada por todo el mundo. Esta fiesta será el primer domingo después de Pascua. Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia Mía a los pecadores.”
Por orden de su confesor Santa Faustina le preguntó al Señor el significado de los rayos que aparecen en la imagen emanando del corazón y el Señor le respondió:
“Los dos rayos significan Sangre y Agua- el rayo pálido representa el Agua que justifica a las almas; el rayo rojo simboliza la Sangre, que es la vida de las almas-. Ambos rayos brotaron de las entrañas mas profundas de Mi misericordia cuando mi corazón agonizado fué abierto por una lanza en la Cruz… Bienaventurado aquel que se refugie en ellos, porque la justa mano de Dios no le seguirá hasta allí”.
El Señor manifiesta su Corazón, y el agua y la sangre que de el brotaron como manantial de reconciliación para todos los hombres.
Esta revelación es una continuación de la misericordia divina que Jesús nos ofrece en la cruz y que se reveló también a Santa Margarita María.


LA CORONILLA DE LA MISERICORDIA.

El viernes 13 de septiembre de 1935, el Señor le reveló a santa Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo. Ella lo escribe así:

" PADRE ETERNO YO TE OFREZCO EL CUERPO, LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADISIMO HIJO Y SEÑOR NUESTROI JESUCRISTO POR TODOS NUESTROS PECADOS Y LOS PECADOS DEL MUNDO ENTERO." 

"POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO."

 
A la mañana siguiente, cuando entraba en la capilla, escuché estas palabras interiormente: “Cada vez que entres en la capilla, inmediatamente recita la oración que te enseñé ayer”. Cuando había recitado la oración, escuché estas palabras dentro de mi alma:
Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios. La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera: 
AL principio rezarás:

UN PADRENUESTRO.
UNA AVEMARIA.
UN CREDO. 

Después rezarás en las cuentas grandes:
" PADRE ETERNO YO TE OFREZCO EL CUERPO, LA SANGRE, EL ALMA Y LA DIVINIDAD DE TU AMADISIMO HIJO Y SEÑOR NUESTROI JESUCRISTO POR TODOS NUESTROS PECADOS Y LOS PECADOS DEL MUNDO ENTERO."


En las cuentas pequeñas del rosario:

"POR SU DOLOROSA PASIÓN, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS Y DEL MUNDO ENTERO."


Al final rezarás tres veces:

" SANTO DIOS, SANTO OMNIPOTENTE, SANTO INMORTAL, TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS  Y DEL MUNDO ENTERO" “474_476).

JACULATORIA FINAL: 
" ¡OH SANGRE Y AGUA QUE BROTASTE DEL CORAZÓN DE JESÚS  COMO UNA FUENTE DE MISERICORDIA PARA NOSOTROS, EN VOS CONFIO!".

Esta es la corona que Jesús le pidió a santa Faustina introducir a su comunidad y al mundo entero. En 1936, el Padre Miguel Sopocko hizo imprimir esta corona (en la Editorial Cebolski en Cracovia) en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina Misericordia que Eugenio Kasimierwsko pintó.
El Señor ha prometido que las almas que recen esta corona serán abrazadas con Su Misericordia durante su vida y especialmente en la hora de su muerte:


PROMESAS DE JESUS A LOS QUE VENEREN LA IMAGEN DE LA DIVINA MISERICORDIA Y OREN LA CORONILLA.

“Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá … Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia; en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador…”. Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia.

Según el diario de Santa María Faustina Kowalska :
“Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado… 

Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia.”
“Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador.”


NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA.


PRIMER DÍA:


Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.
Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu Compasivísimo Corazón y nunca los dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.
Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el Compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa Pasión
muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


SEGUNDO DÍA:

Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelas en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.
Jesús Misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el Cielo.
Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


TERCER DÍA.

Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.
Jesús Misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedas a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu Compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre Celestial.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


CUARTO DÍA.

Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo consoló mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.
Jesús Compasivísimo, que eres la Luz del mundo entero, acoge en la morada de tu Piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no te conocen. Que los rayos de tu gracia las iluminen para que también ellas, unidas a nosotros, ensalcen tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de tu Compasivísimo Corazón.
Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa sobre las almas de aquellos que no creen en ti y de los que todavía no te conocen, pero que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


QUINTO DÍA.

Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Durante mi amarga Pasión, desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi Pasión.
Jesús Misericordiosísimo, que eres la Bondad Misma, tú no niegas la luz a quienes te la piden. Acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes escapar de la morada de tu Compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


SEXTO DÍA.

Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a las almas humildes.
Jesús Misericordiosísimo, tú mismo has dicho: “Aprended de mí que soy manso y humilde de Corazón”. Acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre Celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu Compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


SÉPTIMO DÍA.

Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron mi Pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu. Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con una luz especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas a ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Esta almas no serán juzgadas severamente, sino que tu misericordia las envolverá en la hora de la muerte.
Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran tu mayor atributo, es decir, tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a ti, oh Altísimo, un canto de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo que: “a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, yo Mismo las defenderé como mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


OCTAVO DÍA.

Hoy, tráeme a las almas que están detenidas en el purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi Sangre refresquen el ardor del Purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi Justicia. Está en tu poder llevarles el alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi Justicia.
Jesús Misericordiosísimo, tú mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí que yo llevo a la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas del Purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adecuada a tu Justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del Purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el Purgatorio y que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su Sacratísima Alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadísimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


NOVENO DÍA.

Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mí este Cáliz, si es tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.
Jesús Misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu Piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh Jesús Compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la Misericordia, te suplico por la amarga Pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.


DIVERSAS ANOTACIONES DE SANTA FAUSTINA EN TORNO A LA NOVENA Y A LA CORONILLA.

El Señor me dijo rezar esta coronilla durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia. DEBE INICIARSE EL VIERNES SANTO.  “Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias“. (Diario, 796)

28 de diciembre de 1936.  Hoy he iniciado la Novena a la Divina Misericordia.  Es decir, en espíritu me traslado delante de la imagen y rezo la coronilla que me enseñó el Señor.  El segundo día de la Novena vi esta Imagen como si estuviera viva, rodeada de innumerables agradecimientos y veía una gran multitud de personas que acudían y vi que muchas de ellas eran felices.  Oh Jesús, con que alegría latió mi corazón.  … (Diario, 851)
Jesús me ordena hacer una Novena antes de la Fiesta de la Misericordia y debo emplearla hoy por la conversión del mundo entero y para que se conozca la Divina Misericordia.  “Para que cada alma exalte Mi Bondad.  Deseo la confianza de Mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en Mi Misericordia insondable.  Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundiría en el abismo de Mi Misericordia“.(Diario, 1059)
“…Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado. Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la ultima tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi Misericordia Infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi Misericordia.” (Diario, 687)
“Hija Mía, anima a las almas a rezar la Coronilla que te he dado. A quienes recen esta Coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi Misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi Misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi Misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi Bondad. Escribe: cuando recen esta Coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.” (Diario, 1541).

DIFERENCIA  ENTRE PECADO VENIAL Y MORTAL:
(1Jn 5, 16-17)

 
EL PECADO MORTAL
Destruye el principio vital de la caridad en el corazón del hombre, por una infracción grave de la ley Divina. Aparta al hombre de Dios, que es su fin último.
Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones:
• Violar uno de los mandamientos en materia grave.
• Plena conciencia
• Entero conocimiento.
El pecado mortal si no es borrado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Dios, y la muerte eterna del infierno.

EL PECADO VENIAL.
Deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere. El pecado venial impide el progreso del alma; y quien lo comete merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento, nos disponerápidamente o poco a poco a cometer pecado mortal.
El pecado venial no rompe la alianza con Dios; no priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni por lo tanto, de la bienaventuranza eterna.
 

ORACIÓN PARA PEDIR A DIOS EL ARREPENTIMIENTO:
 
Señor y Dios mío: Ayúdame a descubrir el mal que he hecho, y el bien que he dejado de hacer; Toca mi corazón para que con sinceridad me convierta a Ti.
Restaura en mi tu amor para que resplandezca en mi la vida a la imagen de tu hijo Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos...... amén.

 

ACTO DE CONTRICIÓN:

"JESÚS hijo de Dios, apiádate de mi que soy pecador;
me duele haberte ofendido y no haberte amado".
 

ORACION MIENTRAS SE RECIBE LA ABSOLUCION: 



Jesús, mi Señor y Redentor, YO ME ARREPIENTO de todos los pecados que he cometido hasta hoy, y me pesa de todo corazón porque con ellos he ofendido a un Dios tan bueno, propongo firmemente y con la ayuda de tu gracia no volver a pecar, y confió en que por tu infinita misericordia me has de conceder el perdón de mis culpas, y me has de llevar a la vida eterna....amén.
 

ORACIÓN DESPUES DE LA CONFESIÓN:

Gracias te doy Señor por tu gran misericordia; es cierto que mi ingratitud ha sido muy grande, pero infinita es tu clemencia; en lugar del castigo merecido, me has llamado a la penitencia y me has dado tu perdón. ¡Seas alabado y bendecido Señor!. De ahora en adelante quiero demostrarte mi amor y mi fidelidad. Virgen María, madre mía, refugio de pecadores; ya que por tu intercesión maternal Dios quiso perdonarme, alcánzame la gracia de ser constante y firme en los buenos propósitos hasta la muerte. Por Jesucristo Nuestro Señor...amén.

Ahora cumple la penitencia.

"Vete y no peques más"

(Jn 8, 11)


Recibid el Espíritu Santo.
A quienes perdonéis los pecados,
les quedan perdonado;
a quienes los retengáis,
les quedan retenidos.
(Jn20,23)
 

PREPARACIÓN PARA LA CONFESIÓN:
 

¿ Que se necesita para confesarse bien ?
 

• Examen de conciencia: Que consiste en recordar todos los pecados que hemos cometido desde la última confesión.
• Arrepentimiento: Que consiste en sentir sincero dolor de haber ofendido a Dios; y detestar el pecado. (Para alcanzar el arrepentimiento hay que pedírselo a Dios)
• Propósito de la enmienda: Que consiste en decidirse firmemente a no volver a pecar; en estar dispuestos a evitar el pecado, cueste lo que cueste.
• Confesión: Que consiste en decirle al Sacerdote todos los pecados que hemos descubierto en el examen de conciencia.

Esta confesión de pecados debe ser:

• Sincera: Es decir, sin querer engañar al Sacerdote, pues a Dios es imposible engañarlo.
• Completa: Es decir, sin callarse ningún pecado.
• Humilde: Es decir, sin altanería ni arrogancia.
• Prudente: Es decir, que debemos usar palabras adecuadas y correctas, y sin nombrar personas ni descubrir pecados ajenos.
• Breve: Es decir, sin explicaciones innecesarias, y sin mezclarle otros asuntos.

• Satisfacción: Que consiste en cumplir la penitencia que nos impone el sacerdote, con la intención de reparar los pecados cometidos. Es obligatorio cumplir la penitencia, porque es parte del mismo sacramento.

NOTA: GRACIAS POR SER PARTE DE LAS PROMESAS Y AYUDARNOS EN LA EVANGELIZACIÓN DANDO A CONOCER LA PALABRA DE DIOS. EN ESTA EDICION QUEREMOS DEJARLE TODO LO QUE HOY NOS CONCIERNE:LA FE EN EL GRAN MISTERIO DE LA PASIÓN Y MUERTE DE JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR Y SALVADOR.  CELEBREMOS PUES CON AMOR Y FE LA SEMANA SANTA QUE COMIENZA MAÑANA DOMINGO DE RAMOS. Y LES DESEAMOS QUE DIOS NOS LLENE DE SU PLENITUD PARA SU GLORIA .AMÉN.