domingo, 24 de marzo de 2013

HOMILIA DEL PAPA FRANCISCO DOMINGO DE RAMOS 2013:
 
 
Papa Francisco. Foto: News.va
 
 
PAPA FRANCISCO:
 
VATICANO, 24 Mar. 13 / 11:05 am (ACI).-

1. Jesús entra en Jerusalén.

La muchedumbre de los discípulos lo acompañan festivamente, se extienden los mantos ante él, se habla de los prodigios que ha hecho, se eleva un grito de alabanza: «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el cielo y gloria en lo alto» (Lc 19,38).

Gentío, fiesta, alabanza, bendición, paz. Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo.

Él ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma.

Este es Jesús. Este es su corazón atento a todos nosotros, que ve nuestras debilidades, nuestros pecados. El amor de Jesús es grande. Y, así, entra en Jerusalén con este amor, y nos mira a todos nosotros.

Es una bella escena, llena de luz – la luz del amor de Jesús, de su corazón –, de alegría, de fiesta.

Al comienzo de la
Misa, también nosotros la hemos repetido. Hemos agitado nuestras palmas.

También nosotros hemos acogido al Señor; también nosotros hemos expresado la alegría de acompañarlo, de saber que nos es cercano, presente en nosotros y en medio de nosotros como un amigo, como un hermano, también como rey, es decir, como faro luminoso de nuestra
vida.

Jesús es Dios, pero se ha abajado a caminar con nosotros. Es nuestro amigo, nuestro hermano. El que nos ilumina en nuestro camino. Y así lo hemos acogido hoy. Y esta es la primera palabra que quisiera deciros: alegría. No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo.

Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros; nace del saber que, con él, nunca estamos solos, incluso en los momentos difíciles, aun cuando el camino de la vida tropieza con problemas y obstáculos que parecen insuperables, y ¡hay tantos!

Y en este momento viene el enemigo, viene el diablo, tantas veces disfrazado de ángel, e insidiosamente nos dice su palabra. No le escuchéis. Sigamos a Jesús. Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro.

Y, por favor, no os dejéis robar la esperanza, no dejéis robar la esperanza. Esa que nos da Jesús.

2. Segunda palabra:

 ¿Por qué Jesús entra en Jerusalén? O, tal vez mejor, ¿cómo entra Jesús en Jerusalén? La multitud lo aclama como rey. Y él no se opone, no la hace callar (cf. Lc 19,39-40). Pero, ¿qué tipo de rey es Jesús?

Mirémoslo: montado en un pollino, no tiene una corte que lo sigue, no está rodeado por un ejército, símbolo de fuerza. Quien lo acoge es gente humilde, sencilla, que tiene el sentido de ver en Jesús algo más; tiene ese sentido de la fe, que dice: Éste es el Salvador.

Jesús no entra en la Ciudad Santa para recibir los honores reservados a los reyes de la tierra, a quien tiene poder, a quien domina; entra para ser azotado, insultado y ultrajado, como anuncia Isaías en la Primera Lectura (cf. Is 50,6); entra para recibir una corona de espinas, una caña, un manto de púrpura: su realeza será objeto de burla; entra para subir al Calvario cargando un madero.

Y, entonces, he aquí la segunda palabra:
cruz. Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz. Y es precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios: su trono regio es el madero de la cruz. Pienso en lo que decía Benedicto XVI a los Cardenales: Vosotros sois príncipes, pero de un rey crucificado.

Ese es trono de Jesús. Jesús toma sobre sí... ¿Por qué la cruz? Porque Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, el de todos nosotros, y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios.

Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevárselo consigo, lo debe dejar.

Mi abuela nos decía a los niños: El sudario no tiene bolsillos. Amor al dinero, al poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación. Y también –cada uno lo sabe y lo conoce– nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación.

Y Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección. Este es el bien que Jesús nos hace a todos en el trono de la cruz. La cruz de Cristo, abrazada con amor, nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados y de hacer un poquito eso que ha hecho él aquel día de su muerte.

3. Hoy están en esta plaza tantos jóvenes: desde hace 28 años, el
Domingo de Ramos es la Jornada de la Juventud. Y esta es la tercera palabra: jóvenes.

Queridos jóvenes, os he visto en la procesión cuando entrabais; os imagino haciendo fiesta en torno a Jesús, agitando ramos de olivo; os imagino mientras aclamáis su nombre y expresáis la alegría de estar con él.

Vosotros tenéis una parte importante en la celebración de la fe. Nos traéis la alegría de la fe y nos decís que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre: un corazón joven incluso a los setenta, ochenta años. Corazón joven. Con Cristo el corazón nunca envejece. Pero todos sabemos, y vosotros lo sabéis bien, que el Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar.

Y vosotros no os avergonzáis de su cruz. Más aún, la abrazáis porque habéis comprendido que la verdadera alegría está en el don de sí mismo, en el don de sí, en salir de uno mismo, y en que él ha triunfado sobre el mal con el amor de Dios.

Lleváis la cruz peregrina a través de todos los continentes, por las vías del mundo. La lleváis respondiendo a la invitación de Jesús: «Id y haced discípulos de todos los pueblos» (Mt 28,19), que es el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de este año. La lleváis para decir a todos que, en la cruz, Jesús ha derribado el muro de la enemistad, que separa a los hombres y a los pueblos, y ha traído la reconciliación y la paz.

Queridos amigos, también yo me pongo en camino con vosotros, desde hoy, sobre las huellas del beato
Juan Pablo II y Benedicto XVI. Ahora estamos ya cerca de la próxima etapa de esta gran peregrinación de la cruz de Cristo. Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro.

Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil. Preparaos bien, sobre todo espiritualmente en vuestras comunidades, para que este encuentro sea un signo de fe para el mundo entero.

Los jóvenes deben decir al mundo: Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia, para llevar a Jesús. Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes.

Pidamos la intercesión de la Virgen María. Ella nos enseña el gozo del encuentro con Cristo, el amor con el que debemos mirarlo al pie de la cruz, el entusiasmo del corazón joven con el que hemos de seguirlo en esta
Semana Santa y durante toda nuestra vida. Que así sea.

Etiquetas: Vaticano, Semana Santa, Papa Francisco
 
 
 
 
DOMINGO DE RAMOS:
 
El Domingo de Ramos abre solemnemente la Semana Santa, con el recuerdo de las Palmas y de la pasión, de la entrada de Jesús en Jerusalén y la liturgia de la palabra que evoca la Pasión del Señor en el Evangelio de San Marcos.
En este día, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia madre de la ciudad santa, que se convierte en mimesis, imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén, y la austera memoria - anamnesis - de la pasión que marcaba la liturgia de Roma. Liturgia de Jerusalén y de Roma, juntas en nuestra celebración. Con una evocación que no puede dejar de ser actualizada.
Vamos con el pensamiento a Jerusalén, subimos al Monte de los olivos para recalar en la capilla de Betfagé, que nos recuerda el gesto de Jesús, gesto profético, que entra como Rey pacífico, Mesías aclamado primero y condenado después, para cumplir en todo las profecías. .
Por un momento la gente revivió la esperanza de tener ya consigo, de forma abierta y sin subterfugios aquel que venía en el nombre del Señor. Al menos así lo entendieron los más sencillos, los discípulos y gente que acompañó a Jesús, como un Rey.
San Lucas no habla de olivos ni palmas, sino de gente que iba alfombrando el camino con sus vestidos, como se recibe a un Rey, gente que gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".
Palabras con una extraña evocación de las mismas que anunciaron el nacimiento del Señor en Belén a los más humildes. Jerusalén, desde el siglo IV, en el esplendor de su vida litúrgica celebraba este momento con una procesión multitudinaria. Y la cosa gustó tanto a los peregrinos que occidente dejó plasmada en esta procesión de ramos una de las más bellas celebraciones de la Semana Santa.
Con la liturgia de Roma, por otro lado, entramos en la Pasión y anticipamos la proclamación del misterio, con un gran contraste entre el camino triunfante del Cristo del Domingo de Ramos y el Viacrucis de los días santos.
Sin embargo, son las últimas palabras de Jesús en el madero la nueva semilla que debe empujar el remo evangelizador de la Iglesia en el mundo.
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu". Este es el evangelio, esta la nueva noticia, el contenido de la nueva evangelización. Desde una paradoja este mundo que parece tan autónomo, necesita que se le anuncie el misterio de la debilidad de nuestro Dios en la que se demuestra el culmen de su amor. Como lo anunciaron los primeros cristianos con estas narraciones largas y detallistas de la pasión de Jesús.
Era el anuncio del amor de un Dios que baja con nosotros hasta el abismo de lo que no tiene sentido, del pecado y de la muerte, del absurdo grito de Jesús en su abandono y en su confianza extrema. Era un anuncio al mundo pagano tanto más realista cuanto con él se podía medir la fuerza de la Resurrección.
La liturgia de las palmas anticipa en este domingo, llamado pascua florida, el triunfo de la resurrección; mientras que la lectura de la Pasión nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo el Señor.
 
 
 

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Liturgia de las Horas: Propio del Salterio

Color: Rojo

Santoral


Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: Isaías 50, 4-7

  • "No me tapé el rostro ante los ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado" Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento.
    Cada mañana me espabila el oído, para que escuche como los iniciados.
    El Señor me abrió el oído. Y yo no resistí ni me eché atrás: ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes ni salivazos.
    El Señor me ayuda, por eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo que no quedaría defraudado.
  •  

  • Salmo Responsorial: 21

  • "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" Al verme, se burlan de mí, hacen visajes, menean la cabeza: "Acudió al Señor, que lo ponga a salvo; que lo libre, si tanto lo quiere." R.
    Me acorrala una jauría de mastines,
    me cerca una banda de malhechores;
    me taladran las manos y los pies,
    puedo contar mis huesos. R.
    Se reparten mi ropa,
    echan a suertes mi túnica.
    Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
    fuerza mía, ven corriendo a ayudarme. R.
    Contaré tu fama a mis hermanos,
    en medio de la asamblea te alabaré.
    Fieles del Señor, alabadlo;
    linaje de Jacob, glorificadlo;
    temedlo, linaje de Israel. R
  •  

  • Segunda Lectura: Filipenses 2, 6-11

  • "Se rebajó, por eso Dios lo levantó sobre todo" Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios;
    al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos.
    Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz.
    Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre";
    de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo,
    y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

  • Evangelio: Lucas 22, 14-23. 56

  • "He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer" C. Llegada la hora, se sentó Jesús con sus discípulos y les dijo:
    + - «He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la volveré a comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.»
    C. Y, tomando una copa, pronunció la acción de gracias y dijo:
    + - «Tomad esto, repartidlo entre vosotros; porque os digo que no beberé desde ahora del fruto de la vid, hasta que venga el reino de Dios.»
    Haced esto en memoria mía
    C. Y, tomando pan, pronunció la acción de gracias, lo partió y se lo dio, diciendo:
    + - «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros; haced esto en memoria mía.»
    C. Después de cenar, hizo lo mismo con la copa, diciendo:
    + - «Esta copa es la nueva alianza, sellada con mi sangre, que se derrama por vosotros.»
    ¡Ay de ése que entrega al Hijo del hombre!
    «Pero mirad: la mano del que me entrega está con la mía en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va, según lo establecido; pero, ¡ay de ése que lo entrega!»
    C. Ellos empezaron a preguntarse unos a otros quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso.
    Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve
    C. Los discípulos se pusieron a disputar sobre quién de ellos debía ser tenido como el primero. Jesús les dijo:
    + - «Los reyes de las naciones las dominan, y los que ejercen la autoridad se hacen llamar bienhechores. Vosotros no hagáis así, sino que el primero entre vosotros pórtese como el menor, y el que gobierne, como el que sirve.
    Porque, ¿quién es más, el que está en la mesa o el que sirve? ¿Verdad que el que está en la mesa? Pues yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.
    Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas, y yo os transmito el reino como me lo transmitió mi Padre a mí: comeréis y beberéis a mi mesa en mi reino, y os sentaréis en tronos para regir a las doce tribus de Israel.»
    Tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos
    C. Y añadió:
    + - «Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para cribaros como trigo. Pero yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos.»
    C. Él le contesto:
    S. -«Señor, contigo estoy dispuesto a ir incluso a la cárcel y a la muerte.»
    C. Jesús le replicó:
    + - «Te digo, Pedro, que no cantará hoy el gallo antes que tres veces hayas negado conocerme.»
    Tiene que cumplirse en mí lo que está escrito
    C. Y dijo a todos:
    + - «Cuando os envié sin bolsa, ni alforja, ni sandalias, ¿os faltó algo?»
    C. Contestaron:
    S. - «Nada.»
    C. Él añadió:
    + - «Pero ahora, el que tenga bolsa que la coja, y lo mismo la alforja; y el que no tiene espada, que venda su manto y compre una. Porque os aseguro que tiene que cumplirse en mí lo que está escrito: Fue contado con los malhechores." Lo que se refiere a mí toca a su fin.»
    C. Ellos dijeron:
    S. - «Señor, aquí hay dos espadas.»
    C. Él les contesto:
    + - «Basta.»
    En medio de su angustia, oraba con más insistencia
    C. Y salió Jesús, como de costumbre, al monte de los Olivos, y lo siguieron los discípulos. Al llegar al sitio, les dijo:
    + - «Orad, para no caer en la tentación.»
    C . Él se arrancó de ellos, alejándose como a un tiro de piedra y, arrodillado, oraba, diciendo:
    + - «Padre, si quieres, aparta de mí ese cáliz; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya.»
    C - Y se le apareció un ángel del cielo, que lo animaba. En medio de su angustia, oraba con más insistencia. Y le bajaba hasta el suelo un sudor como de gotas de sangre. Y, levantándose de la oración, fue hacia sus discípulos, los encontró dormidos por la pena, y les dijo:
    + - «¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para no caer en la tentación.»
    Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?
    C. Todavía estaba hablando, cuando aparece gente; y los guiaba el llamado Judas, uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.
    Jesús le dijo:
    + - «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?»
    C. Al darse cuenta los que estaban con él de lo que iba a pasar, dijeron:
    S. - «Señor, ¿herimos con la espada?»
    C. Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote y le cortó la oreja derecha.
    Jesús intervino, diciendo:
    + - «Dejadlo, basta.»
    C. Y, tocándole la oreja, lo curó. Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los oficiales del templo, y a los ancianos que habían venido contra él:
    + - «¿Habéis salido con espadas y palos, como a caza de un bandido? A diario estaba en el templo con vosotros, y no me echasteis mano. Pero ésta es vuestra hora: la del poder de las tinieblas.»
    Pedro, saliendo afuera, lloró amargamente
    C. Ellos lo prendieron, se lo llevaron y lo hicieron entrar en casa del sumo sacerdote. Pedro lo seguía desde lejos. Ellos encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor, y Pedro se sentó entre ellos.
    Al verlo una criada sentado junto a la lumbre, se lo quedó mirando y dijo:
    S. - «También éste estaba con él.»
    C. Pero él lo negó, diciendo:
    S. - «No lo conozco, mujer.»
    C. Poco después lo vio otro y le dijo:
    S. - «Tú también eres uno de ellos.»
    C. Pedro replicó:
    S. - «Hombre, no lo soy.»
    C. Pasada cosa de una hora, otro insistía:
    S. - «Sin duda, también éste estaba con él, porque es galileo.»
    C. Pedro contestó:
    S. - «Hombre, no sé de qué me hablas.»
    C. Y, estaba todavía hablando, cuando cantó un gallo. El Señor, volviéndose, le echó una mirada a Pedro, y Pedro se acordó de la palabra que el Señor le había dicho: «Antes de que cante hoy el gallo, me negarás tres veces.» Y, saliendo afuera, lloró amargamente.
    Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?
    C. Y los hombres que sujetaban a Jesús se burlaban de él, dándole golpes.
    Y, tapándole la cara, le preguntaban:
    S. - «Haz de profeta; ¿quién te ha pegado?»
    C. Y proferían contra él otros muchos insultos.
    Lo hicieron comparecer ante su Sanedrín
    C. Cuando se hizo de día, se reunió el senado del pueblo, o sea, sumos sacerdotes y escribas, y, haciéndole comparecer ante su Sanedrín, le dijeron:
    S. - «Si tú eres el Mesías, dínoslo.»
    C. Él les contesto:
    + - «Si os lo digo, no lo vais a creer; y si os pregunto, no me vais a responder.
    Desde ahora, el Hijo del hombre estará sentado a la derecha de Dios todopoderoso.»
    C. Dijeron todos:
    S. - «Entonces, ¿tú eres el Hijo de Dios?»
    C. Él les contestó:
    + - «Vosotros lo decís, yo lo soy.»
    C. Ellos dijeron:
    S. - «¿Qué necesidad tenemos ya de testimonios? Nosotros mismos lo hemos oído de su boca.»
    C. Se levantó toda la asamblea, y llevaron a Jesús a presencia de Pilato.
    No encuentro ninguna culpa en este hombre
    C. Y se pusieron a acusarlo, diciendo:
    S. - «Hemos comprobado que éste anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey.»
    C. Pilato preguntó a Jesús:
    S. - «¿Eres tú el rey de los judíos?»
    C. Él le contestó:
    +, - «Tú lo dices.»
    C. Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente:
    S. - «No encuentro ninguna culpa en este hombre.»
    C. Ellos insistían con más fuerza, diciendo:
    S. - «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde Galilea hasta aquí.»
    C. Pilato, al oírlo, preguntó si era galileo; y, al enterarse que era de la jurisdicción de Herodes, se lo remitió. Herodes estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días.
    Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio
    C. Herodes, al ver a Jesús, se puso muy contento; pues hacía bastante tiempo que quería verlo, porque oía hablar de él y esperaba verle hacer algún milagro. Le hizo un interrogatorio bastante largo; pero él no le contestó ni palabra.
    Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándolo con ahínco. Herodes, con su escolta, lo trató con desprecio y se burló de él; y, poniéndole una vestidura blanca, se lo remitió a Pilato. Aquel mismo día se hicieron amigos Herodes y Pilato, porque antes se llevaban muy mal.
    Pilato entregó a Jesús a su arbitrio
    C. Pilato, convocando a los sumos sacerdotes, a las autoridades y al pueblo, les dijo:
    S. - «Me habéis traído a este hombre, alegando que alborota al pueblo; y resulta que yo lo he interrogado delante de vosotros, y no he encontrado en este hombre ninguna de las culpas que le imputáis; ni Herodes tampoco, porque nos lo ha remitido: ya veis que nada digno de muerte se le ha probado. Así que le daré un escarmiento y lo soltaré.»
    C. Por la fiesta tenía que soltarles a uno. Ellos vociferaron en masa, diciendo:
    S. - «¡Fuera ése! Suéltanos a Barrabás.»
    C. A éste lo habían metido en la cárcel por una revuelta acaecida en la ciudad y un homicidio.
    Pilato volvió a dirigirles la palabra con intención de soltar a Jesús. Pero ellos seguían gritando:
    S. - «¡Crucifícalo, crucifícalo!»
    C. Él les dijo por tercera vez:
    S. - «Pues, ¿qué mal ha hecho éste? No he encontrado en él ningún delito que merezca la muerte. Así es que le daré un escarmiento y lo soltaré.»
    C. Ellos se le echaban encima, pidiendo a gritos que lo crucificara; e iba creciendo el griterío.
    Pilato decidió que se cumpliera su petición: soltó al que le pedían (al que había metido en la cárcel por revuelta y homicidio), y a Jesús se lo entregó a su arbitrio.
    Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí
    C. Mientras lo conducían, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que volvía del campo, y le cargaron la cruz, para que la llevase detrás de Jesús.
    Lo seguía un gran gentío del pueblo, y de mujeres que se daban golpes y lanzaban lamentos por él.
    Jesús se volvió hacia ellas y les dijo:
    + - «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: "Dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado." Entonces empezarán a decirles a los montes: "Desplomaos sobre nosotros", y a las colinas: "Sepultadnos"; porque, si así tratan al leño verde, ¿qué pasara con el seco?»
    C. Conducían también a otros dos malhechores para ajusticiarlos con él.
    Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen
    C. Y, cuando llegaron al lugar llamado «La Calavera», lo crucificaron allí, a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.
    Jesús decía:
    + - «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»
    C. Y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte.
    Éste es el rey de los judíos
    C. El pueblo estaba mirando.
    Las autoridades le hacían muecas, diciendo:
    S - «A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido.»
    C. Se burlaban de él también los soldados, ofreciéndole vinagre y diciendo:
    S. - «Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo.»
    C. Había encima un letrero en escritura griega, latina y hebrea: «Éste es el rey de los judíos.»
    Hoy estarás conmigo en el paraíso
    C. Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo:
    S. - «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros.»
    C. Pero el otro le increpaba:
    S. - «¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en el mismo suplicio? Y lo nuestro es justo, porque recibimos el pago de lo que hicimos; en cambio, éste no ha faltado en nada.»
    C Y decía:
    S. - «Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino.»
    C. Jesús le respondió:
    + - «Te lo aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso.»
    Padre,a tus manos encomiendo mi espíritu
    C. Era ya eso de mediodía, y vinieron las tinieblas sobre toda la región, hasta la media tarde; porque se oscureció el sol. El velo del templo se rasgó por medio. Y Jesús, clamando con voz potente, dijo:
    + - «Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu.»
    C. Y, dicho esto, expiró.
    Todos se arrodillan, y se hace una pausa
    C. El centurión, al ver lo que pasaba, daba gloria a Dios, diciendo:
    S. - «Realmente, este hombre era justo.»
    C. Toda la muchedumbre que había acudido a este espectáculo, habiendo visto lo que ocurría, se volvía dándose golpes de pecho.
    Todos sus conocidos se mantenían a distancia, y lo mismo las mujeres que lo habían seguido desde Galilea y que estaban mirando.
    José colocó el cuerpo de Jesús en un sepulcro excavado
    C. Un hombre llamado José, que era senador, hombre bueno y honrado (que no había votado a favor de la decisión y del crimen de ellos), que era natural de Arimatea, pueblo de Judea, y que aguardaba el reino de Dios, acudió a Pilato a pedirle el cuerpo de Jesús. Y, bajándolo, lo envolvió en una sábana y lo colocó en un sepulcro excavado en la roca,
    donde no habían puesto a nadie todavía.
    Era el día de la Preparación y rayaba el sábado. Las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea fueron detrás a examinar el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo. A la vuelta, prepararon aromas y ungüentos. Y el sábado guardaron reposo, conforme al mandamiento.
 

 
EL HIJO DE DIOS ME AMÓ.  (Lc 19, 28-40)
 
Domingo de Ramos - 24 de marzo de 2013


En la liturgia de la Palabra de este Domingo de Ramos se hace la lectura de la Pasión de Cristo, tomada del Evangelio de Lucas. El relato es notable por su sobriedad, aunque en ciertos puntos se deja ver la emoción contenida del evangelista, llamando la atención del lector sobre la atrocidad que se está cometiendo.
Cuando relata el prendimiento de Jesús, Lucas escribe:  “Judas, uno de los Doce, iba el primero, y se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo: ¡Judas, con un beso entregas el Hijo del hombre!”. El evangelista se resiste a escribir que el traidor besó a Jesús de hecho (comparar con Mt 26,49 y Mc 14,45). El hecho es demasiado deleznable.
Entre los ultrajes a Jesús, después de su condena por el sanhedrín, Mateo y Marcos dicen: “Se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearlo” (Mt 26,67). Lucas omite los escupos, porque le parece indigno que Jesús tenga que soportar eso: “Los hombres que lo tenían preso se burlaban de él y lo golpeaban” (Lc 22,63).
Por último, podemos observar el comentario que se le escapa al evangelista ante la petición del pueblo de que les sea liberado Barrabás: “Pilato soltó al que habían pedido, al que estaba en la carcel por sedición y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad”. Esta voluntad la habían expresado a gritos diciendo: “¡Crucificalo, crucificalo!”. Lucas contrasta el crimen de Barrabás con la inocencia de Jesús, y así subraya la injusticia de esa petición.
La celebración de este domingo está introducida por el relato de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén. Aquí los gritos de la multitud al paso de Jesús eran estos otros: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey!”. Lucas agrega: “Paz en el cielo y gloria en las alturas”. Esta expresión recuerda el coro de los ángeles que en los campos de Belén se aparecieron a los pastores para anunciarles el nacimiento de Jesús: “Gloria en las alturas a Dios... y paz en la tierra...” (Lc 2,14). ¿Quiere insinuar Lucas que a los gritos de los hombres se agrega el coro de los ángeles? En todo caso, si los hombres a los pocos días cambiarán su aclamación por esta otra: “No tenemos más rey que el César” (Jn 19,15), en el cielo los ángeles seguirán aclamando a Jesús como motivo de gloria en las alturas, es decir, para Dios, su Padre.
Lucas asocia a esa alabanza también a la naturaleza inanimada. En efecto, cuando los fariseos, indignados de que se aclame a Jesús como rey, le piden que modere el fervor popular, él responde: “Os digo que si éstos callan gritarán las piedras”. Las aclamaciones de la multitud callaron, cuando Jesús murió en la cruz. Pero entonces la naturaleza hizo oír su voz: “Tembló la tierra y las rocas se hendieron” (Mt 27,51).
La semana santa es una ocasión que Dios nos da para contemplar el inmenso amor que Dios nos tiene. Al considerar cuánto tuvo que sufrir Jesús para salvarnos del pecado y de la muerte eterna cada uno deberá reconocer: “El Hijo de Dios me amó y se entregó por mí” (Gal 2,20). Nadie puede asistir indiferente a estos hechos. Nadie debe tomar estos días santos como una ocasión para pasear y divertirse. Nuestra actitud debe ser esta otra: “Todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeandose el pecho” (Lc 23,48).
+ Felipe Bacarreza Rodríguez
Obispo Obispo Residencial de Santa María de Los Angeles (Chile)

 

 ORACION DE LOS FIELES:
 
P. Emiliano Tardif | Fuente: Catholic.net
 
Oración por los enfermos.
 
Únete con fe a esta oración depositando tu vida entera en las manos de Jesús.
 


Señor Jesús, creemos que estás vivo y resucitado. Creemos que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar y en cada uno de nosotros.

Te alabamos y te adoramos, por venir hasta nosotros como pan vivo bajado del cielo.
Tú eres la plenitud de la vida.
Tú eres la resurrección y la vida.
Tú eres, Señor, la salud de los enfermos.

Hoy queremos presentarte a todos los enfermos, porque para Ti no hay distancia ni en el tiempo ni en el espacio.

Tú eres el eterno presente y Tú los conoces. Ahora, Señor, te pedimos que tengas compasión de ellos, para que todos reconozcan que Tú estás vivo en tu Iglesia hoy; y que se renueve su fe y su confianza en Ti; te lo suplicamos, Jesús.

Ten compasión de los que sufren en su cuerpo, de los que sufren en su corazón y de los que sufren en su alma que están orando y oyendo los testimonios de lo que Tú estás haciendo por tu Espíritu renovador en el mundo entero.

Ten compasión de ellos, Señor.
Desde ahora te lo pedimos.
Bendícelos a todos y haz que muchos vuelvan a encontrar la salud, que su fe crezca y se vayan abriendo a las maravillas de tu amor, para que también ellos sean testigos de tu poder y de tu compasión.

Te lo pedimos, Jesús, por el poder de tus santas llagas, por tu santa cruz y por tu preciosa sangre. Sánalos, Señor.
Sánalos en su cuerpo, sánalos en su corazón, sánalos en su alma. Dales vida y vida en abundancia.

Te lo pedimos por intercesión de María Santísima, tu madre, la Virgen de los Dolores, quien estaba presente, de pie, cerca de la cruz. La que fue la primera en contemplar tus santas llagas y que nos diste por madre.

Tú nos has revelado que ya has tomado sobre Ti todas nuestras dolencias y por tus santas llagas hemos sido curados.

Hoy, Señor, te presentamos en fe a todos los enfermos que nos han pedido oración y te pedimos que los alivies en su enfermedad y que les dés la salud.

Te pedimos por la gloria del Padre del cielo, que sanes a los enfermos que van a leer esta oración. Haz que crezcan en la fe, en la esperanza, y que reciban la salud para gloria de tu Nombre.

Para que tu Reino siga extendiéndose más y más en los corazones, a través de los signos y prodigios de tu amor. Todo esto te lo pedimos Jesús, porque Tú eres Jesús, Tú eres el Buen Pastor y todos somos ovejas de tu rebaño.

Estamos tan seguros de tu amor, que aún antes de conocer el resultado de nuestra oración en fe, te decimos: gracias Jesús por lo que Tú vas a hacer en cada uno de ellos.

Gracias por los enfermos que Tú estás sanando ahora, que Tú estás visitando con tu misericordia. Gracias, Jesús, por lo que Tú vas a hacer.

Lo depositamos en tus manos desde hoy y te pedimos que lo sumerjas en tus santas llagas. Que lo cubras con tu sangre divina, y que a través de este mensaje tu corazón de Buen Pastor hable a los corazones de tantos enfermos que van a leerlo. ¡Gloria y alabanza a Ti, Señor!

. Emiliano Tardif | Fuente: Catholic.net .

Oración de sanación de recuerdos.
 
Oración de curación interior para que el Señor sane el corazón por heridas en nuestro pasado.
 
Como todos estamos enfermos por heridas en nuestro pasado, a continuación hacemos una oración de curación interior para que el Señor sane el corazón de los que reconozcan necesitarlo.


Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias porque por amor nos diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que él es la luz, la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, quiero presentarte a este hijo(a). Tú lo(a) conoces por su nombre. Te lo(a) presento, Señor, para que Tú pongas tus ojos de Padre amoroso en su vida.

Tú conoces su corazón y conoces las heridas de su historia.
Tú conoces todo lo que él ha querido hacer y no ha hecho.
Conoces también lo que hizo o le hicieron lastimándolo.
Tú conoces sus limitaciones, errores y su pecado.

Conoces los traumas y complejos de su vida.
Hoy, Padre, te pedimos que por el amor que le tienes a tu Hijo, Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre este hermano(a) para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de su corazón.

Tú que Sanas los corazones destrozados y vendas las heridas, sana a este hermano, Padre.
Entra en ese corazón, Señor Jesús, como entraste en aquella casa donde estaban tus discípulos llenos de miedo. Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste: "paz a vosotros". Entra en este corazón y dale tu paz. Llénalo de amor.

Sabemos que el amor echa fuera el temor.
Pasa por su vida y sana su corazón.
Sabemos, Señor, que Tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estamos pidiendo con María, nuestra madre, la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino y Tú respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.

Cambia su corazón y dale un corazón generoso, un corazón afable, un corazón bondadoso, dale un corazón nuevo.

Haz brotar, Señor, en este hermano(a) los frutos de tu presencia. Dale el fruto de tu Espíritu que es el amor, la paz y la alegría. Haz que venga sobre él el Espíritu de las bienaventuranzas, para que él pueda saborear y buscar a Dios cada día viviendo sin complejos ni traumas junto a su esposo(a), junto a su familia, junto a sus hermanos.

Te doy gracias, Padre, por lo que estás haciendo hoy en su vida.
Te damos gracias de todo corazón porque Tú nos sanas, porque tu nos liberas, porque Tú rompes las cadenas y nos das la libertad.

Gracias, Señor, porque somos templos de tu Espíritu y ese templo no se puede destruir porque es la Casa de Dios. Te damos gracias, Señor, por la fe. Gracias por el amor que has puesto en nuestros corazones.

¡Qué grande eres Señor!

Bendito y alabado seas, Señor.


Oración para sanar el árbol genealógico .
Padre celestial, vengo a ti como tu hijo, con gran necesidad de tu ayuda; tengo necesidades de salud física, emocional, espiritual y en mis relaciones personales. Muchos de mis problemas han sido causados por mis propios fallos, negligencias y pecaminosidad, por lo que humildemente
ruego tu perdón, Señor. Pero también te pido que perdones los pecados de mis antepasados cuyos fallos han dejado sus efectos en mí en forma de
tendencias indeseables, patrones de conducta y defectos en mi cuerpo, mente y espíritu. Sáname, Señor, de todos estos trastornos.

Con tu ayuda perdono sinceramente a cada uno de ellos, miembros vivos y muertos de mi árbol genealógico, quienes me han ofendido a mí o a mis
seres queridos de cualquier manera, o cuyos pecados han dado como resultado nuestros sufrimientos y trastornos presentes. En el nombre de tu divino Hijo Jesús, y en el poder de tu Espíritu Santo, te pido Padre que me liberes a mí y a todos los miembros de mi árbol genealógico de la influencia del maligno.

Libera de ser de cualquier manera esclavos del diablo a todos los miembros vivos y muertos de mi árbol genealógico, incluyendo a aquellos que han sido adoptados y aquellos relacionados a la familia extendida.
Por tu amorosa preocupación por nosotros, Padre celestial, y por la sangre derramada de tu precioso Hijo Jesús, te ruego que extiendas tu bendición sobre mí y sobre todos mis parientes vivos y muertos. Sana
cada efecto negativo transmitido a través de todas las generaciones pasadas y prevén de tales efectos negativos a las futuras generaciones de mi árbol genealógico.

Simbólicamente coloco la cruz de Jesús sobre la cabeza de cada persona en mi árbol genealógico y entre cada generación; te pido que dejes que
la sangre limpiadora de Jesús purifique las líneas sucesorias de mi linaje familiar. Envía a tus ángeles protectores a que permanezcan a nuestro alrededor. Dales poder especial para proteger, guiar y animar a
cada uno de nosotros en nuestras necesidades. Deja que tu poder sanador sea liberado en este mismo instante y que continúe mientras tu soberanía
lo permita.
Señor, reemplaza en nuestro árbol genealógico toda esclavitud por una integración santa de amor familiar. Que haya siempre una unidad más profunda contigo, Señor, a través de tu Espíritu Santo, hacia tu Hijo
Jesús. Permite que la familia de la Santísima Trinidad inunde nuestra familia con su tierna, cálida y amorosa presencia, para que así en nuestra propia familia podamos reconocer y manifestarnos ese amor
mutuamente. Todas nuestras necesidades que nos son desconocidas también las incluimos en esta petición que hacemos en el precioso nombre de
Jesús. Amén.

(autor desconocido)

 

EL PADRE FERNANDO SUAREZ, DE LA ORDEN  COMPAÑEROS DE LA CRUZ.  Es uno de los enviados por el Señor y uno de los profetas de estos tiempos con grandes dones de sanación.  He aqui una poderosa oración de sanación:
''Señor, mírame con ojos de misericordia, Que tu espíritu sanador se pose sobre mí. Puesto que tu me creaste de la nada tu puedes ciertamente volverme a recostruir. Lléname con el poder sanador de tu espíritu. Que tu poder vivificador, de dar la vida, fluya sobre mi dentro de cada célula de mi cuerpo y en lo mas profundo de mi alma. Restaura, repara lo que haya que reparar que este roto. Hecha fuera de mi cualquier cosa que no deba estar en mí. Reconstruye todo lo que haya que construir nuevamente. Restablece mi fuerza para el servicio de tu Reino.
Toca mi alma con tu compasión por los demas, Toca mi corazón con tu valor e infinito amor por todo. Toca mi mente con tu sabiduría y que mi boca pueda siempre proclamar tus alabanzas.  Enseñame para alcanzar de ti todas mis necesidades y ayudar a otros a llegar a ti con mi ejemplo. Amado Corazón de Jesús, dame la salud en mi cuerpo y espíritu, para que yo pueda servirte con todas mis fuerzas. Amen.''

To Jesus, through Mary,
Fr. FERNANDO SUAREZ, CC.
(Te sugerimos imprimirlas para orarlas y meditarlas segun tus necesidades)
 
 

 
Papa Francisco en Domingo de Ramos: No os dejéis robar la esperanza de Jesús:
           

Papa Francisco en Domingo de Ramos. Foto: News.va
 
 
PAPA FRANCISCO EN DOMINGO DE RAMOS:
 
VATICANO, 24 Mar. 13 / 10:21 am (ACI/EWTN Noticias).- En su homilía al celebrar su primera Misa de Domingo de Ramos como Obispo de Roma, ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco pidió a los fieles a mantener siempre la alegría, y los exhortó a no dejarse robar la esperanza “que nos da Jesús”.

El Santo Padre recordó que al ingresar a Jerusalén, Jesús fue recibido por la muchedumbre de discípulos que “lo acompañan festivamente, se extienden los mantos ante él, se habla de los prodigios que ha hecho, se eleva un grito de alabanza: ‘¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor! Paz en el
cielo y gloria en lo alto’”.

“Se respira un clima de alegría. Jesús ha despertado en el corazón tantas esperanzas, sobre todo entre la gente humilde, simple, pobre, olvidada, esa que no cuenta a los ojos del mundo”.

Jesús, indicó el Santo Padre, “ha sabido comprender las miserias humanas, ha mostrado el rostro de misericordia de Dios y se ha inclinado para curar el cuerpo y el alma”.

La escena del ingreso a Jerusalén, dijo el Papa, es una bella escena, llena de luz –la luz del amor de Jesús, de su corazón–, de alegría, de fiesta”.

Señalando la participación con alegría de los fieles esta mañana, en la que acogieron al Señor como “faro luminoso de nuestra
vida”, así como “nuestro amigo, nuestro hermano”, el Papa exhortó a que no seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo”.

“Nunca os dejéis vencer por el desánimo. Nuestra alegría no es algo que nace de tener tantas cosas, sino de haber encontrado a una persona, Jesús; que está entre nosotros”.

El Papa señaló que “en este momento viene el enemigo, viene el diablo, tantas veces disfrazado de ángel, e insidiosamente nos dice su palabra. No le escuchéis”. “Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar en este mundo nuestro”.

“Y, por favor, ¡no os dejéis robar la esperanza!, ¡no dejéis robar la esperanza! Esa que nos da Jesús”, pidió el Santo Padre.

El Santo Padre recordó que “Jesús no entra en la Ciudad Santa para recibir los honores reservados a los reyes de la tierra, a quien tiene poder, a quien domina; entra para ser azotado, insultado y ultrajado, como anuncia Isaías”.

“Jesús entra en Jerusalén para morir en la
cruz. Y es precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios: su trono regio es el madero de la cruz”.

El Papa recordó que
Benedicto XVI dijo a los Cardenales que “sois príncipes, pero de un rey crucificado. Ese es trono de Jesús”.

“Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, el de todos nosotros, y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios”.

“Miremos a nuestro alrededor: ¡cuántas heridas inflige el mal a la humanidad! Guerras, violencias, conflictos económicos que se abaten sobre los más débiles, la sed de dinero, que nadie puede llevárselo consigo, lo debe dejar”.

Estos pecados incluyen, señaló el Papa, el “amor al dinero, al poder, la corrupción, las divisiones, los crímenes contra la vida humana y contra la creación. Y también –cada uno lo sabe y lo conoce– nuestros pecados personales: las faltas de amor y de respeto a Dios, al prójimo y a toda la creación”.

“Y Jesús en la cruz siente todo el peso del mal, y con la fuerza del amor de Dios lo vence, lo derrota en su resurrección”.

Por ello la cruz de Cristo, señaló el Papa, “nunca conduce a la tristeza, sino a la alegría, a la alegría de ser salvados y de hacer un poquito eso que ha hecho Él, aquel día de su muerte”.

El Papa también se dirigió a la multitud de jóvenes que asistieron a la Misa en la Plaza de San Pedro, a quienes dijo que “os he visto en la procesión cuando entraba; os imagino haciendo fiesta en torno a Jesús, agitando ramos de olivo; os imagino mientras aclamáis su nombre y expresáis la alegría de estar con Él”.

“Vosotros tenéis una parte importante en la celebración de la fe. Nos traéis la alegría de la fe y nos decís que tenemos que vivir la fe con un corazón joven, siempre: un corazón joven incluso a los setenta, ochenta años”.

Este corazón, aseguró Francisco, con Cristo “nunca envejece”.

“Pero todos sabemos, y vosotros lo sabéis bien, que el Rey a quien seguimos y nos acompaña es un Rey muy especial: es un Rey que ama hasta la cruz y que nos enseña a servir, a amar. Y vosotros no os avergonzáis de su cruz”.

Los jóvenes, dijo, “lleváis la cruz peregrina a través de todos los continentes, por las vías del mundo. La lleváis respondiendo a la invitación de Jesús: ‘Id y haced discípulos de todos los pueblos’, que es el tema de la Jornada Mundial de la Juventud de este año”.

El Papa Francisco aseguró a los jóvenes que “también yo me pongo en camino con vosotros, desde hoy, sobre las huellas del beato
Juan Pablo II y Benedicto XVI”.

“Aguardo con alegría el próximo mes de julio, en Río de Janeiro. Os doy cita en aquella gran ciudad de Brasil”.

Francisco aseguró que “los jóvenes deben decir al mundo: Es bueno seguir a Jesús; es bueno ir con Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia, para llevar a Jesús”.

“Pidamos la intercesión de la Virgen María. Ella nos enseña el gozo del encuentro con Cristo, el amor con el que debemos mirarlo al pie de la cruz, el entusiasmo del corazón joven con el que hemos de seguirlo en esta
Semana Santa y durante toda nuestra vida. Que así sea”, concluyó.

     

Encuentro histórico: Papa Francisco visitó a Benedicto XVI en Castel Gandolfo:

 
        
 
 
VATICANO, 23 Mar. 13 / 05:03 pm (ACI/EWTN Noticias).-

Alrededor del mediodía de hoy, el Papa Francisco visitó al Obispo emérito de Roma Benedicto XVI en la residencia pontificia de Castel Gandolfo, una reunión calificada por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P. Federico Lombardi, como un “encuentro histórico”.

Según explicó el P. Lombardi, en cuanto el Santo Padre llegó a Castel Gandolfo, Benedicto XVI “se le acercó y se produjo un abrazo conmovedor entre los dos”.

Tras un recorrido en automóvil desde el helipuerto de Castel Gandolfo hasta la residencia pontificia, señaló Lombardi, en cuanto los dos protagonistas del encuentro llegaron “inmediatamente fueron a la capilla para un momento de oración”.

En la capilla, Benedicto XVI le ofreció el lugar de honor al Papa Francisco, pero este respondió “somos hermanos”, y quiso que ambos se arrodillaran juntos en el mismo reclinatorio.

Luego de la oración, ambos se dirigieron a la biblioteca de la residencia pontificia, donde alrededor de las 12:30 p.m. (hora de Roma), comenzó la reunión privada.

Ahí, el Papa Francisco le entregó a Benedicto XVI un bello ícono de Nuestra Señora de la Humildad, como un regalo por su gran humildad.

La conversación "totalmente privada" entre ambos culminó alrededor de la 1:15 p.m., a lo que siguió el almuerzo.

El P. Lombardi también explicó detalles en la vestimenta del Papa Francisco y Benedicto XVI. Este último, señaló, “usa una sencilla sotana blanca, sin fajín y sin capa. Estos son los dos detalles que distinguen su vestimenta de la del Papa Francisco, quien usa una capa y un fajín”.

El portavoz del Vaticano recordó que esta es “el primer encuentre cara a cara” de ambos desde que Francisco fue elegido Papa, pero el Santo Padre “ha dirigido muchas veces su pensamiento al Obispo emérito, durante su primera aparición en la Loggia central, y luego en dos llamadas personales: la noche de su elección y el día de San José”.

Por ello, señaló Lombardi, el diálogo entre el Papa Francisco y Benedicto XVI “ya había comenzado, incluso a pesar de que el encuentro físico y personal no había tenido lugar aún”.

El P. Lombardi también recordó que Benedicto XVI “ya había expresado su respeto y obediencia a su sucesor, en su reunión de despedida con los
Cardenales, el 28 de febrero”.

El portavoz vaticano aseguró que en la reunión de esta mañana, que fue “un momento de profunda y elevada comunión”, Benedicto XVI tuvo la oportunidad de “renovar este acto de respeto y obediencia a su sucesor, y seguramente el Papa Francisco renovó su gratitud y la de toda la
Iglesia, por el ministerio de Benedicto durante su pontificado”.


Marcha por la Vida le dice no a acción demoniaca del aborto, asegura Cardenal Cipriani:


               

Marcha por la Vida le dice no a acción demoniaca del aborto, asegura Cardenal Cipriani
 
 
LIMA, 23 Mar. 13 / 05:01 pm (ACI).-

Al dirigirse a los más de 100 mil participantes de la Gran Marcha por la Vida 2013, el Arzobispo de Lima (Perú), Cardenal Juan Luis Cipriani, aseguró que “estamos aquí unidos a Dios para decirle ¡no! a ese asesinato, a esa acción demoniaca del aborto, ¡no al aborto!”.

El Cardenal Cipriani aseguró que quienes marcharon esta mañana, durante tres horas, colmando 10 cuadras de la avenida Salaverry, una de las más importantes de la capital peruana, “estamos todos aquí para decirle sí a la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural”.

“El Estado debe defender la vida, protegerla y de dejar de lado un lenguaje falso en el que ‘diciendo que protegen la salud’, buscan la manera de eliminar las vidas”, demandó.

El Arzobispo peruano pidió a los asistentes decir “¡no! a ese lenguaje que tantas veces tiene trampa, protejamos la
familia y la vida con claridad”.

El Cardenal Cipriani también expresó su crítica al Tribunal Constitucional peruano, pues este “de una manera lamentable ha querido dejar desprotegidos a la juventud, al despenalizar esas relaciones de los mayores con los jóvenes, una aberración muy profunda que no debemos permitir ni debemos dejar así”.

“Hay que modificar esa decisión”, exigió.

El Arzobispo de Lima también agradeció a los miles de participantes en las marchas que pertenecen a otros credos y que se sumaron a la Gran Marcha por la Vida.

“Hoy en el mundo entero se da una batalla para defender la vida, para defender el
matrimonio cristiano, para defender la familia, ¡son valores no negociables!”, remarcó.

El Cardenal manifestó el agradecimiento de los manifestantes “a nuestros padres y abuelos, que tuvieron la generosidad de colaborar con Dios en la procreación de cada uno de nosotros”.

“Desde aquí decimos con toda humildad que en Latinoamérica se defiende la vida”, afirmó.

El Prelado aseguró además que los católicos “tenemos en el Papa Francisco a un defensor de la vida”.

“Es una alegría y gran responsabilidad el que la
Iglesia hoy tenga a un Santo Padre de este continente, eso significa que debemos vivir una vida coherente con nuestros principios”, subrayó.

La Marcha por la Vida es un evento que se realiza cada año, y que en esta ocasión fue organizada por el Arzobispado de Lima, con el apoyo de empresas y de diversas organizaciones católicas.

La fecha guarda relación con el Día del Niño por Nacer, que se celebra en Perú el 25 de marzo, fecha instituida en 2002, tras la aprobación de la ley 27654, y sustentada en el derecho constitucional a la vida desde la concepción.


Etiquetas: Aborto, Perú, Defensa de la vida, Pro-vida, Marcha por la Vida


 

SABIAS QUE...

Los santos no nacieron santos; llegaron a la santidad después de una larga continuidad de vencimientos propio.
Santa Micaela del Santísimo Sacramento.




Sabías que...

La celebración del "Domingo de la Misericordia" para el segundo domingo de Pascua la inició el Papa Juan Pablo II en 1995. La devoción nace de los escritos de Santa Faustina Kowalska, una religiosa polaca canonizada por el Santo Padre el 30 de abril de 2000.


ESTE VIERNES SANTO COMIENZA LA NOVENA DE LA DIVINA MISERICORDIA:


  



La Novena a la Divina Misericordia comienza el Viernes Santo y culmina el Domingo de la Misericordia (Domingo posterior al de Pascua).

El 22 de febrero de 1931, santa Faustina recibió la primera revelación de la Misericordia de Dios, ella lo anota así en su diario: “En la noche cuando estaba en mi celda, vi al Señor Jesús vestido de blanco. Una mano estaba levantada en ademán de bendecir y, con la otra mano, se tocaba el vestido, que aparecía un poco abierto en el pecho, brillaban dos rayos largos: uno era rojo y, el otro blanco. Yo me quedé en silencio contemplando al Señor. Mi alma estaba llena de miedo pero también rebosante de felicidad…

Después de un rato, Jesús me dijo:


Pinta una imagen Mía, según la visión que ves, con la Inscripción : “¡Jesús, yo confío en Ti!.” Yo deseo que esta Imagen sea venerada, primero en tu capilla y después en el mundo entero. Yo prometo que el alma que honrare esta imagen, no perecerá. También le prometo victoria sobre sus enemigos aquí en la tierra, pero especialmente a la hora de su muerte. Yo el Señor la defenderé como a Mi propia Gloria.

Cuando contó esto en confesión, el padre le dijo que seguramente Jesús deseaba pintar esta imagen en su corazón pero ella sentía que Jesús le decía:

“Mi Imagen ya está en tu corazón. Yo deseo que se establezca una fiesta de la Misericordia y que esta imagen sea venerada por todo el mundo. Esta fiesta será el primer domingo después de Pascua. Deseo que los sacerdotes proclamen esta gran misericordia Mía a los pecadores.”

Por orden de su confesor Santa Faustina le preguntó al Señor el significado de los rayos que aparecen en la imagen emanando del corazón y el Señor le respondió:

“Los dos rayos significan Sangre y Agua- el rayo pálido representa el Agua que justifica a las almas; el rayo rojo simboliza la Sangre, que es la vida de las almas-. Ambos rayos brotaron de las entrañas mas profundas de Mi misericordia cuando mi corazón agonizado fué abierto por una lanza en la Cruz… Bienaventurado aquel que se refugie en ellos, porque la justa mano de Dios no le seguirá hasta allí”.

El Señor manifiesta su Corazón, y el agua y la sangre que de el brotaron como manantial de reconciliación para todos los hombres.

Esta revelación es una continuación de la misericordia divina que Jesús nos ofrece en la cruz y que se reveló también a Santa Margarita María.

LA CORONILLA DE LA MISERICORDIA:

El viernes 13 de septiembre de 1935, el Señor le reveló a santa Faustina un poderoso medio para obtener la misericordia de Dios para el mundo. Ella lo escribe así:


“Padre Eterno, yo te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo por nuestros pecados y los pecados del mundo entero. Por su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.”


A la mañana siguiente, cuando entraba en la capilla, escuché estas palabras interiormente: “Cada vez que entres en la capilla, inmediatamente recita la oración que te enseñé ayer”. Cuando había recitado la oración, escuché estas palabras dentro de mi alma:
Esta oración sirve para aplacar la ira de Dios. La rezarás por nueve días en tu rosario ordinario de la siguiente manera: al principio rezarás un Padre Nuestro, una Ave María y un Credo. Después rezarás en las cuentas grandes:


 “Padre Eterno yo te ofrezco el cuerpo, la sangre, el alma y la divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo para implorar el perdón de nuestros pecados y de los del mundo entero”

En los granos pequeños:

“Por Su dolorosa pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”.

Al final rezarás tres veces:

 “Santo Dios, Santo Omnipotente, Santo Inmortal, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero”(474_476).

Esta es la corona que Jesús le pidió a santa Faustina introducir a su comunidad y al mundo entero. En 1936, el Padre Miguel Sopocko hizo imprimir esta corona (en la Editorial Cebolski en Cracovia) en el reverso de la estampa con la imagen de la Divina Misericordia que Eugenio Kasimierwsko pintó.

El Señor ha prometido que las almas que recen esta corona serán abrazadas con Su Misericordia durante su vida y especialmente en la hora de su muerte:

“Yo prometo al alma que venere ésta imagen que no perecerá … Protegeré durante toda su vida, cual madre a su hijo, a las almas que propagaren el culto a Mi Misericordia; en la hora de la muerte no seré para ellos Juez sino Salvador…”.


Promesa hecha durante Sus apariciones (1931-1938) a Santa Faustina Kowalska en Plock, Polonia.


FORMA DE REZAR LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA.

Se utiliza un rosario común de cinco decenas.

1. Comenzar con Padre Nuestro, Avemaría, y Credo.

2. Al comenzar cada decena (cuentas grandes del Padre Nuestro) decir:

“Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero.”

3. En las cuentas pequeñas del Ave María:

“Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero”

4. Al finalizar las cinco decenas de la coronilla se repite tres veces:

“Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.”

5. Jaculatoria final.

“Oh Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío”.

Según el diario de Santa María Faustina Kowalska :

“Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado… Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes la recomendaran a los pecadores como su último refugio de salvación. Aun si el pecador mas empedernido hubiese recitado esta Coronilla al menos una vez, recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Deseo conceder gracias inimaginables a aquellos que confían en Mi Misericordia.”

“Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador.”

NOVENA A LA DIVINA MISERICORDIA

PRIMER DÍA.


Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.

Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu Compasivísimo Corazón y nunca los dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.

Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el Compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa Pasión muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia:

SEGUNDO DÍA

Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelas en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.

Jesús Misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el Cielo.

Padre Eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia

TERCER DÍA:

Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.
Jesús Misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedas a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu Compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre Celestial.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa Pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia:


CUARTO DÍA:

Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo consoló mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.
Jesús Compasivísimo, que eres la Luz del mundo entero, acoge en la morada de tu Piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no te conocen. Que los rayos de tu gracia las iluminen para que también ellas, unidas a nosotros, ensalcen tu misericordia admirable y no las dejes salir de la morada de tu Compasivísimo Corazón.
Padre Eterno, vuelve tu mirada misericordiosa sobre las almas de aquellos que no creen en ti y de los que todavía no te conocen, pero que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
Coronilla de la Divina Misericordia.

QUINTO DÍA:

Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Durante mi amarga Pasión, desgarraron mi Cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi Pasión.
Jesús Misericordiosísimo, que eres la Bondad Misma, tú no niegas la luz a quienes te la piden. Acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes escapar de la morada de tu Compasivísimo Corazón, sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de tu Hijo y su amarga Pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia.

SEXTO DÍA:

Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a las almas humildes.
Jesús Misericordiosísimo, tú mismo has dicho: “Aprended de mí que soy manso y humilde de Corazón”. Acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre Celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu Compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que te proporcionan, bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia,

SÉPTIMO DÍA:

Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron mi Pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu. Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con una luz especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
Jesús Misericordiosísimo, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas a ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Esta almas no serán juzgadas severamente, sino que tu misericordia las envolverá en la hora de la muerte.
Padre Eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran tu mayor atributo, es decir, tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a ti, oh Altísimo, un canto de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo que: “a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, yo Mismo las defenderé como mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia,

OCTAVO DÍA:
Hoy, tráeme a las almas que están detenidas en el purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi Sangre refresquen el ardor del Purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi Justicia. Está en tu poder llevarles el alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi Justicia.
Jesús Misericordiosísimo, tú mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí que yo llevo a la morada de tu Compasivísimo Corazón a las almas del Purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adecuada a tu Justicia. Que los torrentes de Sangre y Agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del Purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el Purgatorio y que están encerradas en el Compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa Pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su Sacratísima Alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadísimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.

Coronilla de la Divina Misericordia,

NOVENO DÍA:

Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mí este Cáliz, si es tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.
Jesús Misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu Piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh Jesús Compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el Piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la Misericordia, te suplico por la amarga Pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén.


DIVERSAS ANOTACIONES DE SANTA FAUSTINA EN TORNO A LA NOVENA Y A LA CORONILLA:

El Señor me dijo rezar esta coronilla durante nueve días antes de la Fiesta de la Misericordia.

Debe iniciarse el Viernes Santo.

  Durante este novenario concederé a las almas toda clase de gracias. (Diario, 796).

28 de diciembre de 1936. 

Hoy he iniciado la Novena a la Divina Misericordia

Es decir, en espíritu me traslado delante de la imagen y rezo la coronilla que me enseñó el Señor. 

El segundo día de la Novena vi esta Imagen como si estuviera viva, rodeada de innumerables agradecimientos y veía una gran multitud de personas que acudían y vi que muchas de ellas eran felices.  Oh Jesús, con que alegría latió mi corazón.  … (Diario, 851).

Jesús me ordena hacer una Novena antes de la Fiesta de la Misericordia y debo emplearla hoy por la conversión del mundo entero y para que se conozca la Divina Misericordia.

  Para que cada alma exalte Mi Bondad.  Deseo la confianza de Mis criaturas, invita a las almas a una gran confianza en Mi Misericordia insondable.  Que no tema acercarse a Mí el alma débil, pecadora y aunque tuviera más pecados que granos de arena hay en la tierra, todo se hundiría en el abismo de Mi Misericordia. (Diario, 1059).

“…Reza incesantemente esta Coronilla que te he enseñado.

Quienquiera que la rece recibirá gran Misericordia a la hora de la muerte. Los sacerdotes se la recomendarán a los pecadores como la ultima tabla de salvación. Hasta el pecador mas empedernido, si reza esta Coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi Misericordia Infinita. Deseo que el mundo entero conozca Mi Misericordia; deseo conceder gracias inimaginables a las almas que confían en Mi Misericordia.” (Diario, 687).

“Hija Mía, anima a las almas a rezar la Coronilla que te he dado. A quienes recen esta Coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan. Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz. Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi Misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima. Estas almas tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi Misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi Misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi Bondad. Escribe: cuando recen esta Coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador Misericordioso.” (Diario, 1541)

 OS DAMOS GRACIAS POR SER PARTE DE ESTA MISION EVANGELIZADORA Y ROGAMOS A DIOS PADRE OMNIPONTENTE Y MISERICORDIOSO QUE EN ELLA ENCUENTRES LAS BENDICIONES QUE NECESITAS, QUE JESUS DE LA DIVINA MISERICORDIA NOS LLEVE SIEMPRE DE LA MANO DE SAN JOSÉ , LA SANTISIMA VIRGEN MARIA POR EL CAMINO DE LA VERDAD, DEL AMOR, TRANSITANDO HACIA EL PADRE PARA LA GLORIA DE SU HIJO JESUS NUESTRO SEÑOR. AMEN.